La prostitución en España y los 4 modelos de acercamiento

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Con cada nueva ley aprobada que afecta a las mujeres, se vuelve al debate de la prostitución. ¿Por qué? Porque España no tiene un modelo definido, además de haber mantenido una política de “mal menor” desde la finalización de la dictadura. Sin embargo, esto no es así en todas las comunidades.

Cataluña y Valencia han derivado en un modelo más regulacionista, en las que permiten la prostitución en locales, bajo unas condiciones, mientras que Madrid, por ejemplo, sigue un modelo más abolicionista. Pero ¿qué son estos modelos?

1. Modelo Prohibicionista

Este modelo tiene como objetivo central la erradicación total de la prostitución. Se entiende que es denigrante y que va en contra de los Derechos Humanos. Este modelo defiende que la prostitución se ejerce bajo coacción, y que en ningún caso puede ser voluntaria. De este modo, lucha a favor de su desaparición y erradicación total, puesto que es un mal para la sociedad. Se considera cualquier acto relacionado con la prostitución como un delito, consiguientemente, le confiere a las personas involucradas en este entorno la categoría de delincuentes. ¿Qué significa? Que tanto proxenetas, como clientes, como mujeres prostituidas son considerados delincuentes.

Se adopta un sistema represor en el que se persigue a todas las partes involucradas y a las que les imponen sanciones judiciales, suprimiendo también los establecimientos dedicados a su ejercicio. Al ver a la prostituta como una delincuente, este modelo no ofrece alternativas a estas mujeres con respecto al ejercicio que realizan, sino que intenta eliminar su presencia en la sociedad, especialmente en las calles.

En algunas regiones de España se ha contemplado este modelo, amparado por la “Ley mordaza”, que permitía sanciones tanto para los clientes como para las mujeres.

En 2021, el Tribunal Constitucional, sin embargo, declaró inconstitucionales varios artículos de esta ley, entre ellos, las sanciones a mujeres prostituidas, considerando que vulneraban sus derechos fundamentales.

Este modelo actúa de forma disuasoria para los clientes, lo que podría significar un menor tráfico de personas, al rebajar la demanda. Sin embargo, también significa que las mujeres que sigan ejerciendo se exponen a mayores peligros que vienen con la clandestinidad, además de no poder acceder a los servicios de salud, que tendrían que reportar la situación. Reinsertarse en la sociedad tras este ejercicio, además, sería aun más complicado para estas mujeres.

Algunos países que tienen este sistema, como Estados Unidos, Irán o Corea del norte, de hecho, han visto como las cifras de prostitución encubierta y tráfico de personas ha subido desde la implantación de medidas más restrictivas. En estos países la prostitución es tabú, por lo que tampoco hay cifras concretas ni se sabe prácticamente nada sobre la situación en la que viven estas mujeres.

2. Modelo Regulacionista

Este modelo considera la prostitución como un mal menor e inevitable. Se piensa que es una utopía pensar que el ejercicio sexual pueda eliminarse completamente. Aunque también mantienen que la prostitución es un mal de la sociedad, al no contemplar su eliminación por ningún medio, opta por la regulación. Al principio se planteó este modelo poniendo el acento de las “problemáticas derivadas” en las mujeres prostituidas, eran ellas quienes debían someterse a extensas pruebas médicas para que los clientes y sus mujeres pudieran estar tranquilos. De esta manera, este sistema tendía a una clara culpabilización de la mujer prostituida como la única responsable de este ejercicio, eliminando la variante del cliente.

En estos momentos, se contempla la prostitución como una actividad tolerable, siempre que se realice según unas normas, en unos lugares públicos o privados específicos y con unos horarios. Además, las mujeres deben estar registradas para su identificación y someterse a revisiones y controles periódicos.

Este modelo protege más a las mujeres prostituidas y les da acceso seguro a servicios de salud, además de mejorar las condiciones en las que la prostitución es “tradicionalmente” ejercida.

El problema de este sistema es que no previene de la violencia, principalmente por parte de clientes, a los que las mujeres están expuestas. Además, este sistema podría usarse por parte de los proxenetas, y especialmente con mujeres de bajos recursos o inmigrantes, como pantalla para la trata de personas, contando además con el beneplácito de las autoridades.

Algunos países que han adoptado el modelo regulacionista de la prostitución son Australia, Suiza y algunos estados de EE.UU. En Australia, según el Informe de Trata de Personas 2020 del Departamento de Estado de EE. UU., el país es tanto un lugar de destino como de origen para las víctimas de la trata de personas. Si bien se desconoce el número exacto de víctimas de la trata, se estima que el número de personas afectadas está aumentando. Además, el informe señala que la industria del sexo en Australia sigue siendo vulnerable a la trata de personas.

3. Modelo abolicionista

En este modelo se despenaliza el ejercicio de la prostitución, pero la responsabilidad recae en lo qu rodea a la práctica, es decir, proxeneta y cliente. Se ve a la mujer prostituida como víctima y se ofrecen alternativas para salir de ese entorno. En este sistema se considera a la prostitución como una vulneración de los Derechos Humanos y una forma de dominación por parte del hombre a la mujer, propia de la sociedad patriarcal, que lleva a la desigualdad y a la violencia de género.

Este modelo busca la desaparición de la prostitución, no distingue entre la prostitución forzada o voluntaria, puesto que se supone que cualquier acto sexual a cambio de dinero se realiza bajo condiciones de abuso y explotación, lo que deja a la mujer en una situación vulnerable,a sin tener en cuenta el consentimiento, que no puede manifestar desde una posición de pobreza y vulnerabilidad, por lo que no hay voluntariedad. Este sistema relaciona la prostitución con el tráfico y la trata de personas con fines de explotación sexual, lo que conlleva criminalidad y delincuencia.

Este sistema protege a las personas prostituidas, reduce la estigmatización para salir de la situación y reduce la explotación sexual. La problemática viene de la práctica en la clandestinidad a la que serían sometidas, para que los clientes no fueran sancionados.

Este es el modelo de países como Francia, Islandia o Suecia, que si que ha visto como la demanda ha bajado desde su implantación en 1999 hasta 2014, según el estudio «The Swedish Sex Purchase Act: Where Does It Stand?». Fue llevado a cabo por la Asociación Internacional para la Investigación sobre la Prostitución y la Trata de Personas (IARRP, por sus siglas en inglés) y fue publicado en la revista científica «Women’s Studies International Forum». Aunque no hay cifras claras sobre el número de personas víctimas de trata.

4. Modelo Legalizador

Este modelo distingue entre prostitución forzada y voluntaria, siendo esta última considerada un trabajo, con sus derechos y obligaciones laborales para todas las personas que se encuentren dentro de la industria. Se entiende por lo tanto, que la prostitución voluntaria es un trabajo como cualquier otro. Su legalización implica un cambio en las denominaciones típicas de la prostitución. Las mujeres prostituidas pasan a ser trabajadoras sexuales y los proxenetas empresarios del sexo. Se legalizarían los clubes y los espacios públicos o privados designados para la práctica. La prostitución forzada se considera delito, por lo tanto es penado por la ley.

Este sistema busca mejorar las condiciones laborales de las mujeres que se dediquen voluntariamente a ello. Mantiene que es una forma de llegar a la igualdad, la trabajadora sexual rompe con los modelos tradicionales y toma autonomía y autodeterminación de su sexo.

En este sistema, las mujeres que ejercen voluntariamente están bastante protegidas, tienen acceso a servicios de salud y las condiciones de trabajo son mejores. Esto no significa que no estén expuestas a violencia por parte de clientes, además de la posibilidad, así como en el modelo reglamentarista, de que se usase la legislación a modo de fraude para obligar a otras mujeres en riesgo de exclusión a ejercer.

Este es el sistema que mantienen Países Bajos, Alemania o Nueva Zelanda. Hasta el momento no se ha apreciado que el sistema ayude a disminuir la trata de personas, pero si al incremento de la demanda.

Como se ha comentado previamente, España no sigue un modelo concreto, puesto que aunque las directrices salen del gobierno central, cada comunidad puede hacer cambios en la legislación hacia un modelo u otro. Aunque sí se sabe que España es uno de los países “puente” (países por los que mueven a las mujeres víctimas de trata para perder el rastro) además de un país de destino cada vez más asentado, y el primer destino de prostitución de Europa, seguida por Alemania y Holanda.

Algo en común que tienen estos modelos (excepto el prohibicionista) en común, es que requieren de una inversión mucho más importante que en el cambio de legislación rodeando la problemática, y es en el cambio de legislación sobre educación y violencia transversal que sufren las mujeres, puesto que son las principales víctimas de prostitución (en 2019 alrededor de 13000 personas estaban en situación de prostitución, siendo el 95% de ellas mujeres, según “Trata de seres humanos con fines de explotación sexual. Análisis de la situación en España (2015-2016)” publicado por el Ministerio de Interior de España en 2019).

Cómo se percibe a las mujeres, y concretamente los derechos y ayudas que se dan a las mujeres víctimas de violencia o trata, además del estigma de haber sido partícipes del mundo de la prostitución, incluso cuando ha sido de manera forzada.

La problemática de la prostitución pasa por un cambio en la mentalidad y en el sistema patriarcal en el que se basa.

Para más información

Santoyo_Salgado_Sofia.pdf (uib.es)

BOE-A-1999-9744 Ley Orgánica 11/1999, de 30 de abril, de modificación del Título VIII del Libro II del Código Penal, aprobado por Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre.

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