Devaluar la cultura

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Se cree el ladrón, que todos son de la misma condición.

Cuando un “nini”, véase en este contexto como un político cuyo oficio es decir sandeces y cometer diversas meteduras de pata como consecuencia de su más absoluta ignorancia, más allá de los “principios” de su amado y venerado partido político.

Retomo.

Cuando un “nini” que se lleva calentitos los euros simplemente por ocupar un puesto que no tiene funciones asignadas, más allá de hacerse fotos, caldear el ambiente con sus payasadas y con hacer el ridículo ante una sociedad anestesiada y que se mueve, en su mayoría, de forma robótica; cuando un “nini” se atreve a llamar “señoritos” a aquellos que se dedican al noble séptimo arte. ¡Ah! Porque las señoritas deben ser otra cosa y no se ocupan en ciertos menesteres culturales para el regocijo de la sociedad que se encuentra en uno de los escalones más bajos de esta sociedad. Porque a la farándula se dedican sólo los hombres, y si hay mujeres, entiendo que él piensa que son unas mujeres de una clase social mucho más baja, unas frescas, aquellas que se dedican a la “vida alegre” y que no merecen ni consideración ni mención. La mujer no existe más allá de un mero adorno.

En unas pocas palabras siguió retratando su incultura y desprestigiando este arte que, no sólo, nos divierte, sino que también nos ayuda a conocer otras culturas, tradiciones, lugares fuera y dentro de nuestras fronteras, nos incita a reflexionar, a cuestionar, a valorar, a removernos y abandonar la comodidad de nuestro sofá o de la butaca del cine o del teatro y salir a la calle a reclamar por nuestros derechos con educación y respeto.

Es un “nini” capitalista, machista, homófobo, clasista, racista, xenófobo, inculto e ignorante que tiene un discurso sencillo que compran aquellas personas que están tan hastiadas y sin tiempo para pararse a pensar con tranquilidad y comprobar o cuestionarse si lo que dice es verdad.

Da la información a medias, o se calla aquello que no le interesa que se conozca, porque si alguien presta euros a otro alguien que se dedica al cine, por ejemplo, este último es capaz de devolverlo con creces y, aún, generar puestos de trabajo de forma indirecta y directa. Se trata de apoyar para salir adelante y lograr que se genere más que lo prestado. Porque se necesita esa ayuda para lograr los objetivos propuestos. ¿O él está ahí sin el apoyo de nadie?

La información es poder. No lo olvidemos nunca. Y hay una parte pequeña de esta sociedad que nos quiere como borregos que se dejan guiar por su “pastor”.

¡Viva la cultura! ¡Viva el arte en todas sus expresiones!

Autor

Doctora en Derecho y Ciencias Sociales por la UNED, Licenciada en Derecho por la USAL, Máster en Derechos Humanos y Máster en Malos Tratos y Violencia de Género por la UNED. Técnica de proyectos en prevención y sensibilización en materia de igualdad, violencia de género y sexual.