Hoy entrevistamos a la creadora, intérprete y docente María Escobar.
¿Qué vínculo tienes con Salamanca?
Nací y crecí en Salamanca. Estudié la carrera de Sociología allí y fue cuando empecé a hacer teatro. Por entonces había una Escuela de Artes Escénicas en Salamanca y me formé allí. Ya cuando terminé, me vine a Madrid, y desde el 2000 ya resido aquí.
¿Cómo definirías el tipo de teatro haces y qué es lo que pretendes transmitir?
La sociología ha influido mucho. Mis obras siempre tienen un tratamiento más filosófico que puramente narrativo. El carácter sociológico y filosófico en cuanto a las cuestiones del ser humano. Trabajo mucho desde el momento actual en el que habito, desde nuestro contexto social e histórico.
¿De qué manera consigues representar estas cuestiones a través del teatro?
A través del cuerpo y del movimiento. En el trabajo de danza, me baso en otros lenguajes más libres, y siempre es el cuerpo el que expresa. Me interesa ese lenguaje más abstracto, en el que yo propongo y dibujo un paisaje, y es el espectador el que termina completándolo con esa información que yo le ofrezco a partir del texto, el movimiento, la puesta en escena…
¿Dirías que tienes influencia de otros artistas?
Antonin Artaud, Eugenio Barba, Pina Bausch, Bill Viola, Peter Brook, Romeo Castellucci, Elena Córdoba, Pablo D´Ors, Jan Fabre, Rodrigo García, Jerzy Grotowski, Michael Haneke, Herman Hesse, Frida Kahlo, Naomi Kawase, Guillermo Kuitca, Left Hand Rotation, Ángelica Liddell, Carlos Marquerie, Juanfra Rodríguez, Marta Schinca, Mónica Valenciano y Wolf Vostell… son algunos de los que han marcado mi camino.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
Que puedo llegar a comprenderme mucho mejor, y a comprender a los otros. Es una forma de introspección, y una forma de habitar, de decidir en qué lugar has decidido estar. Es un camino más comprometido, un camino que eliges y que te define, a diferencia de otros intérpretes, que pueden ser más volubles en otras propuestas. Cuando trabajas en una línea como creadora y como directora, al final estás escogiendo una búsqueda de lenguaje propio.
¿Y lo que menos?
La gestión: ese tema tan necesario y que muchas veces, en compañías pequeñas hay que establecer muchos roles. El tema de la autogestión es difícil, pero también a la vez, es la libertad. Todo tiene su parte de luz y su parte de sombra.
¿Cuál es tu obra o proyecto del que más te enorgulleces?
‘Tempo’, mi último trabajo. Se estrenó en 2021, y ahora en enero lo llevaré a León. Fue un trabajo muy especial. Se cocinó en pandemia porque iba a presentar un trabajo de hace diez años, la primera pieza de la trilogía, y, no me pareció que fuera el momento, por la temática que trataba. Entonces me puse a trabajar en un proyecto nuevo y surgió ‘Tempo’, que venía a explicar todo lo que estábamos viviendo y todo lo que supuso ese tiempo de contemplación y esa búsqueda interior. Creo que ha quedado un trabajo muy bonito y que ha tenido muy buena acogida. Muy profundo.
¿Algún proyecto actual o próximo que podamos visitar?
El de ‘Tempo’, en enero en León. Además estoy trabajando en otro proyecto para otra compañía, y después retomaré el trabajo con mi compañía.
¿Qué consejo le darías a alguien que se está iniciando en el mundo del teatro?
Que se comprometa y que busque la honestidad. Ahora mismo priman más las audiencias y los seguidores… características más cuantitativas que cualitativas. La honestidad de la propia persona, el saber lo que uno quiere o dónde se mueve mejor es importante.
