Akinsola y Edile: emigración y fútbol africano en Salamanca

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Akinsola Edile Futbol Africano

Kabiru Akinsola y Matthew Orongoya Edile llegaron a Salamanca en enero de 2009. Los dos jóvenes, incorporados en el último día del mercado de invierno, consiguieron el transfer para sumase a la Unión Deportiva Salamanca tras muchas dificultades administrativas que, una vez en España, se mantuvieron ya que no tuvieron el permiso para poder jugar hasta finales del mes de marzo.

Los dos jugadores nigerianos, campeones del mundo sub-17 con Nigeria tras derrotar la Alemania de Toni Kroos en semifinales y a la selección española en la final en la que había jugadores como Bojan, Illarramendi, Nacho o De Gea,  llegaron como una apuesta decidida del club y del director deportivo Balta.  El fichaje pretendía, si todo salía bien, reflotar la economía del club mediante la revalorización de Akinsola y Edile para un futuro traspaso algo que, a lo largo de la década, se había ido instalando como política deportiva en muchos clubes europeos a lo largo de la década.

El poder político en el fútbol africano

Los aspectos políticos en el fútbol africano son mucho más evidentes que en el europeo. Para comenzar, la influencia política en el fútbol está muy conectada con el poder político en muchas sociedades africanas, en ellas el poder es ejercido atendiendo más a individuos particulares que como el ejercicio de una serie de tareas o responsabilidades. En este contexto, por tanto, el poder utiliza numerosas estrategias para garantizarse la lealtad de sus seguidores. El fútbol y los futbolistas se convierten, de este modo, en una herramienta para poner en marcha estas estrategias. Lo vemos en los grandes partidos o competiciones en las que veos grandes delegaciones de políticos, a presidentes del gobierno inaugurando o presentando torneos, selecciones nacionales volando en vuelos chárter o recibidas en el palacio presidencial además de ofrecérseles generosas primas o regalos. Por ejemplo, las vacaciones nacionales son declaradas en el calendario haciéndolas coincidir con grandes eventos futbolísticos para garantizarse el apoyo de los aficionados. En todos estos ejemplos vemos la importancia del poder simbólico de la política en los que los componentes rituales son muy importantes.

Los políticos africanos suelen ignorar la separación de poderes. Ellos están acostumbrados a presionar a las federaciones nacionales y los seleccionadores.  Le guste o no a la FIFA, as federaciones africanas no son independientes del poder del estado.  Las continuas luchas del poder político sn muchas veces las causas de los cambios en los dirigentes de las federaciones y de los cambios de seleccionador. Muchos entrenadores son contratados a pocas fechas del inicio de una gran competición con la exigencia de lograr buenos resultados, no en el largo plazo, sino ahora. Bajo estas circunstancias un desempeño y progreso a largo plazo se torna más complicado.

En los estados autoritarios, la influencia política es mucho más notoria: las autoridades gubernamentales intentas controlar a la sociedad civil mediante el control de los medios de comunicación, acuerdos de negocios y a través de todo tipo de organizaciones.  La falta de pluralismo político provoca una curiosa paradoja: hechos “no políticos” como el fútbol acaban convirtiéndose en toda una cuestión de Estado.  Los mandatarios de países autoritarios intentan controlar e instrumentalizar el fútbol, convirtiendo el desempeño del equipo nacional o el equipo local como el símil de su propio desempeño y capacidad. Muchas personas son muy conscientes de este hecho.

Los estadios de fútbol también son lugares en los que se puede exhibir descontento con las autoridades de estos gobiernos autoritarios. Una derrota en el campo de juego puede ser vista como una derrota del gobierno. Los estadios en áfrica son, por tanto, un lugar de poder y resistencia política mucho mayor que otros espacios de oposición o de lucha de poder. El fútbol es un medio para poner en práctica el poder o de enfrentarse al mismo.

Un ejemplo de este hecho sucedió en la Copa de África de 2021 en Angola, cuando el grupo rebelde Frente para a Libertacao do Enclave de Cabinda (FLEC) llamó la atención del mundo tras un ataque al autobús que transportaba a la selección de Togo, provocando tres fallecidos. Este hecho llevó al presidente angoleño José Eduardo Santos a imponer mano dura contra los disidentes y, aprovechando la distracción de la población con el torneo, abolir el voto popular para la elección del presidente y prorrogar así su mandato hasta este 2022.

Fútbol y cultura de izquierdas en África

En áfrica clasificar a un político o partido como de izquierdas o de derechas, especialmente en el África subsahariana, de manera continua es muy complicado. ¿Existe una izquierda política organizada en África? Los partidos representan más a regiones o individuos que a programas políticos tal y como los entendemos en Europa. Lo mismo sucede con los equipos de fútbol, estos representan una zona concreta, un barrio o un grupo social, por lo que las ideas de los jugadores importan muy poco. Sí es más frecuente que los clubes se definan por cuestiones socioeconómicas: el club de los ricos o el equipo del pueblo. Hay ejemplos destacados de estas rivalidades como son los duelos en Argelia entre Jeunesse Sportive de Kabulie (rocos) y la Union Sportive de la Medina d’Alger (clase obrera), o en Costa de Marfil con la rivalidad entre ASEC Mimosas (equipo de los comerciantes ricos) y Stella Club d’Adjamé (pobres). En otras ocasiones entran en juego cuestiones étnicas y e identidad regional como ocurre en Tanzania donde el club Samaba es visto como el equipo de los africanos y árabes educados, mientras que el Yanga (Young Africans FC) es el equipo de la gente humilde de la costa. Pero hablar de una corriente de izquierdas en el fútbol africano es ir demasiado lejos. Lo único cierto es que sí hay equipos que derivan, como ocurre en otros países, de equipos formados por trabajadores de una u otra actividad como os trabajadores del ferrocarril, de los funcionarios o de las fuerzas de seguridad o del propio ejército.

Ha habido estados socialistas en África en el que el fútbol tuvo un papel muy importante. Ahmed Sekou Touré, antiguo presidente de Guinea, era un apasionado del fútbol y durante su gobierno varios clubs del país fueron muy fuertes, especialmente en la década de los 70. En esos tiempos los partidos de fútbol eran lo más importante de todo, hasta tal punto que los judares eran asignados a equipos específicos y tenían prohibido realizar cualquier tipo de contacto con clubs extranjeros. Las escuelas y  fábricas cerraban los días de los partidos importantes para asegurarse el apoyo de sus aficionados. El equipo favorito de Touré, Hafia Conakry, dominó por entonces la liga nacional y llegó a ser capeón en tres ocasiones de la Copa de Campeones de Africa. El otro club, Haroya de Conkry también logró ser campeón de África en otra ocasión. Touré disfrutaba presentando los trofeos a sus aficionados y recibiendo con asiduidad a los jugadores en el palacio presidencial. En 1976, cuando el equipo de Haifa Conakry perdió la final de la Copa de África ante el MC Algers los jugadores fueron acusados públicamente de “traicionar la revolución”, “deshonrar la educación recibida” y “provocar la vergüenza nacional”.

Los encuentros entre la selecciones de Guinea que abanderada de la victoria de la revolución socialista y Costa de Marfil vinculada al capitalismo reaccionario o frente a Senegal que representaba el poder colonial francés fueron, en su momento, vistos como duelos entre distintos sistemas políticos. Del mismo modo los partidos entre Costa de Marfil y Ghana o entre Congo y Zaire eran vistos como duelos de los poderes políticos. Todos tenían algo en común, tanto los gobiernos de izquierdas y derechas en Africa, han utilizado el fútbol como una vía de ejercicio de poder de una forma muy parecida.

Fútbol e inmigración africana: la esclavitud de un sueño

Hay un tópico extendido en la última década acerca de la conexión entre el fútbol africano y las malas condiciones con las que muchos jugadores africanos juegan en Europa y los métodos de reclutamiento empleados. Hablar de comercio de esclavos o algo semejante en comparación con los futbolistas africanos es muy exagerado y una comparación muy peligrosa. Esto no excluye negar la existencia de algunos problemas vinculados a la emigración de quienes persiguen el sueño de ser futbolistas profesionales en Europa..

La emigración, como sabemos, toma muchas formas. Hay jugadores que viajan con sus propios medios hacia Europa, en ocasiones de forma ilegal, usando el dinero ahorrado por ellos y su familia para sufragar los costes del viaje usando las líneas habituales de migración. Otros, llegan al continente europeo de la mano de representantes y agentes para darse a conocer en períodos de prueba en diferentes clubes, en ocasiones, bajo falsas promesas de conseguir un contrato seguro. En estos casos siempre hay mucho dinero de por medio. Algunos jugadores sí conseguirán un contrato pero, la gran mayoría, se encuentran, de pronto, abandonados por esos agentes teniéndose qu buscar la vida por sí mismos en un país extranjero. Muchos se niegan a volver a sus países de origen y a sus casas para no ser catalogados como perdedores por su comunidad y optan por prolongar su estancia de manera ilegal. Hay miles de futbolistas africanos, normalmente muy jóvenes, que no alcanzaron su sueño viviendo en Europa de forma ilegal. Si finalmente alcanzan un contrato, lo más habitual es que lo consigan para ligas menores y a cambio de un salario muy bajo que no les permite salir adelante sólo con esa retribución al competir en ligas no profesionales.

El problema de estos jugadores africanos que consiguen, al menos, hacerse un hueco en las ligas no profesionales es el gran nivel de dependencia de sus clubs al carecer de cualquier otra red de protección y re apoyo social. Con todo, es complicado que deseen regresar a sus países de origen ya que las perspectivas económicas en el mismo no son mejores y, aun teniendo estudios superiores, estos no les garantiza el progreso social como sí lo pueden alcanzar a través del fútbol. Por ello, emprendieron el viaje y por eso, aun en unas condiciones de gran dificultad, optan por alargarlo  el máximo tiempo posible.

Es tal la visión de que le fútbol es un motor para el ascenso social en África que, desde inicios de los años noventa, se vivió una gran proliferación de academias de fútbol en todo el continente. Academias que tienen acuerdos con clubes por toda Europa que esperan conseguir a precio de saldo futbolistas de gran talento: Akinsola y Edile llegaron a Salamanca procedentes de una de esas academias de la que también llegó a España, concretamente al Numancia de Soria, Lago Junior. Así, estas academias habitualmente con recursos en organización e infraestructuras deficitarias, cada vez, reclutan jugadores cada vez más jóvenes descuidando en muchos momentos su educación académica que pueda servirles de colchón para el futuro centrando la apuesta de cada chaval en un único talento: su habilidad para el fútbol.

Volviendo a Kabiru Akinsola y Edile hagamos un repaso a sus carreras para conocer si pudieron ganarse la vida como profesionales del fútbol. El delantero, Akinsola, ha logrado hacer del fútol su profesión ya que jugó con el primer equipo de la Unión Deportiva Salamanca, Zamora, Cádiz, Cartagena, Mérida, Hospitalet y, por último en el Tomares. Junto a estos quipos también jugó en la liga de Chipre en las filas de Doxa Katokopias, en Rumanía enrolaldo en el club CSMS Iasi y en Al-Talaba Sc de Egipto así como en el Sunshine Stars de su país natal.

Por su parte, Mathew Orogoya Edile no llegó a disputar ningún partido con el primer equipo de la Unión Deportiva Salamanca ya que sólo jugó con el filial el año de su llegada.Al finalizar la campaña, pese a que había marcado un pnealti decisivo en la tanda de penaltis de la final de la Copa del Mund sub17 ante España, los técnicos consideraron que no tenía nivel para el primer equipoy, consumado el descenso del filial a categorías regionales, el lateral puso rumbo a Cataluña donde firmó por el Olot y en donde ha seguido jugando en diferentes equipos. Actualmente lo hace en las filas del Club Atletic Castellserá.

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Quise ganar y me quedé sólo con las ganas de hacerlo. Voy a ver a Unionistas y allí, en la grada, no sólo hablamos de fútbol.