El fútbol de ayer

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En realidad pasan los años y casi nada avanza. Si nos fijamos en la moda, cada ‘x’ tiempo se vuelven a poner de moda los pantalones de pata ancha, los tops por debajo del pecho, las chaquetitas ‘toreras’, el pantalón ajustado, el cuero, los tejanos, …

Algo así pasa en el deporte. Cada ‘x’ tiempo aparece alguien que ‘añora’ el fútbol de antes. Es un tema que he discutido mucho con mucha gente. Mi opinión es que lo que añoramos no es el fútbol de antes, sino quiénes éramos antes y con quién practicábamos ese fútbol o ese baloncesto o lo que fuera.

Siempre os conté que mis amigos, que jugaban en federado, se volvían locos con la sola posibilidad de jugar en algo que se pareciera a la hierba, hartos de caídas en tierra, de barro, de rozaduras que se manifestaban en heridas. Era como estrenar prendas. Bueno, en esta época de la que hablo, las prendas se heredaban de unos equipos a otros. Si estaban rotas, se remendaban y que pase el siguiente. De hecho, los jugadores sabían hasta de quién eran los que heredaban. Eran otros tiempos y, aunque el fútbol era once contra once, era también otro fútbol. Pero para nada comparto que fuera mejor. Simplemente los que lo vivimos éramos más jóvenes, teníamos el entusiasmo de empezar a jugar al fútbol, no había tanta oferta deportiva y la mitad de la vida la hacíamos en la calle pues la mayoría de hogares no podían soportar ni guarderías, ni clases particulares, ni un montón de historias que los jóvenes de hoy tienen al alcance de la mano. En esa situación, el fútbol era un lugar de socialización. Era como una familia. Los recuerdos de entonces continúan aunque sea una vez al año, cuando nos juntamos esos (cada vez menos) nostálgicos que coincidimos algún día y fijamos una cita, ya no en torno al balón, sino en torno a un chuletón y una ensalada.

Hoy en día las cosas han cambiado y vaya si lo han hecho. Si en aquella época los futbolistas no tenían que aportar ninguna cantidad económica, ahora hay cantidades que se pueden considerar elevadas. Mucha gente lo utiliza como una crítica, pero yo entiendo que todo el mundo que participa en la educación de nuestros hijos, que tiene una preparación y que le dedica muchas horas al día para que los entrenamientos tengan la mayor calidad, tienen derecho a recibir una compensación, la merecen sin duda y pequeña me parece en la mayoría de los casos. Estamos en una época que hablamos de derechos humanos, de derechos laborales, pero parece que sólo nosotros tenemos derechos a ellos, que el resto de la sociedad tiene que girar en torno a nosotros y que hay determinadas ocupaciones que tienen que hacerse de forma gratuita. ¿Por qué? Quizá porque ‘yo lo valgo’ que decía el anuncio.

Considero que se ha avanzado mucho en este terreno, pero que hay que seguir avanzando. Creo que la organización es fundamental y la organización necesita un apoyo estructural y una estructura debe tener una dotación económica.

Se ha avanzado también a nivel mediático y lo que voy a decir lo digo con todo el respeto del mundo hacia un mundo, el del marketing, muy relacionado con la profesión periodística, aunque no creo que ese esfuerzo por visualizar, por muchas ‘moderneces’ y redes sociales que haya, tenga mayor resultado que antes. Antes eran los hechos los que te daban a conocer. Antes todo el mundo conocía al Sporting Garrido, al Metabos, al Cristo Rey, a la Peña Galleguillos, etc… No necesitaban nada más que el ‘hacer’. De hecho, hoy en día, el rendimiento ‘marketiniano’ no alcanza al tradicional ‘boca a boca’ de aquella época. Hasta los jugadores eran conocidos y lo eran por su juego y por sus características. Veremos hacia donde avanza todo, pero pienso que a veces es mejor no comparar y darle a cada uno el mérito que le corresponda. A los de antes por todo lo que hicieron sin medios y a los de ahora por el conocimiento y la ilusión de llegar a todos los rincones.

Autor

Periodista y comunicador. Licenciado por la Universidad Pontificia de Salamanca.