Y llegó un fin de semana distinto en lo deportivo esta temporada. Coincidían en dos días la carrera nocturna de Alba y la de Coca y tenía previsto participar en las dos aún a sabiendas de que iba a ser un esfuerzo extra. En la de Alba porque evidentemente es la carrera de mi localidad y en la de Coca por varios motivos, porque hay vínculos con nuestro grupo de iniciación y porque además es una carrera con una organización que se sale de lo normal y merece la pena el esfuerzo de correr dos días seguidos.
El sábado tuve que bajar pronto a montar el sonido en la plaza de toros (pasábamos por ella dos veces y sonaban pasodobles de la banda de Alba de Tormes) y en plaza mayor porque aunque tocaba correr también había que trabajar aunque fuera poco. Después a esperar por allí hasta que comenzaron las carreras infantiles en las que participaban algunos atletas de la escuela de atletismo. No hubo mucha participación, todo hay que decirlo, pero fueron bonitas las carreras con buenos atletas participando en ellas. Todavía quedaba tiempo hasta que llegara la hora de la carrera de mayores así que a charlar con unos y otros y saludar a corredores y compañeros del club ciclista que iban a acompañar en la carrera y con los que no coincidía desde hacía tiempo.
Sin nervios ninguno en la salida porque mi plan era sencillo, ir tranquilo durante todo el recorrido que a la mañana siguiente había que volver a correr. Y el que pensara en ir tranquilo no significa que no sudara la gota gorda porque hacía bastante calor y las dos subidas desde la puerta del río al castillo se las traen.
Menudos dos sofocones aderezados después con las dos subidas a la calle de la judería antes de llegar a la plaza mayor. En mi segundo paso por la ribera del Tormes pensaba que me hace falta un descanso y estar un tiempo sin hacer tanta actividad física, pero claro, pensar eso y saber que al día siguiente vas a hacer otra carrera y que tampoco es de las fáciles no sé si tiene mucho sentido.
Pero bueno, acabé, recuperé bien y a esperar para aplaudir a los compañeros que fueron subiendo al podio (Marta, Carmina, Marisa y Diego) en sus distintas categorías. Para colofón nos llamaron como equipo más numeroso y subimos los que estábamos por allí al podio.
Sobre lo que ocurrió al bajar del podio solo voy a decir que me arrepiento de mi comportamiento porque no estuve educado, pero no entiendo que me fueran a reclamar a mí los de otro equipo diciendo que ellos eran más. Lo que tuvieran que reclamar lo tenían que haber hecho a la organización y no conmigo, de ahí el cabreo que me cogí y las voces que les di. La organización nos pidió repartir el premio para zanjar la polémica porque seguían insistiendo, así hicimos porque yo no quería más problemas ni dar más la nota y por mi parte me fui a disfrutar del ágape que nos había preparado el ayuntamiento para corredores y voluntarios y que era lo importante en ese momento.
Llegué a casa tarde y me costó dormir bastante, entre otras cosas porque estaba avergonzado de mi reacción, así que lo primero que hice fue buscar el número de teléfono de un componente de ese equipo y pedirle disculpas a él y a sus compañeros por las voces que les di.
Por cierto, no eran más tal y como decían, al final resulta que éramos los mismos en la clasificación oficial y en nuestro caso además no se contó a dos compañeros que no pusieron bien el nombre del equipo al hacer la inscripción, es lo que tiene el que sean novatos en estas cosas. Pero lo que le dije a uno de ellos por whatsapp, aun teniendo razón la perdí con mi comportamiento.
Cómo me dormí tardísimo me entraron dudas de si ir a correr al día siguiente, pero me desperté pronto y bien, así que a dar un paseo, relajar un poco las piernas y aprovechar para dejar todo preparado en la piscina y recoger el sonido de la plaza de toros. Mandé un mensaje a Marisa porque también iba a correr en Coca y para allá nos fuimos con Ana y Tobi.
Carrera a las 9:30 de la mañana por caminos, la mitad tendiendo hacia arriba y la otra mitad para abajo. Hay que reconocer que es durilla pero que organizan tan bien que merecía la pena el esfuerzo extra.
Me encontré mejor de lo que esperaba aunque otro sofocón para el cuerpo del que me recuperé bien con unos vasos de cerveza con limón a la llegada. Después vimos las carreras infantiles y disfrutamos de un abundante avituallamiento mientras entregaban los premios. Para casa ya comidos y solo faltaba el postre, así que compré unos helados y toda la tarde a descansar tumbado en el sofá. Me dio por mirar los resultados del año anterior en las dos carreras que además fueron también en el mismo fin de semana y resulta que prácticamente clavados hasta en los segundos. Ni me lo creo.
A ver si en el próximo artículo os puedo hablar del estreno que os anuncié y que entre unas cosas y otras tengo aparcado.
