¿Mola o no mola?

- en Firmas
ojos color verdes

Los seres humanos a veces somos inconformistas.

Con lo que tenemos o con lo que nos ha tocado tener.

Si la naturaleza te ha hecho muy alta, a veces desearías ser un poco más bajita. No mola nada escuchar siempre eso de: “Ponte la última de la fila que me tapas en la foto…” O “Tía no te quejes, que con mi metro cincuenta, voy oliendo los sobacos a “to quisqui”…

Aunque llegar sin problema a los estantes más altos del super o ver un concierto sin que nadie se ponga delante, sí que mola.

Si tienes los ojos claros, a veces desearías tenerlos oscuros. “Arrugar” los ojos con el mínimo atisbo de claridad en la calle, es una desesperación absoluta.

Sobre todo cuando rebuscando en el bolso, te das cuenta que te has dejado las gafas de sol encima de la mesa del salón.

Y las visualizas junto al cargador del móvil en tu mente, porque en ese momento no ves tres en un burro…

Te llevas la mano a la frente y aparte de acentuar las arrugas de la cara en general y de las patas de gallo en particular, ¡¡pones un careto de tonta!!, porque claro, no ves…

La claridad hace que el color de los ojos cambie y en vez de ser azules, es de un color verde agua muy chulo. Y eso mola

Si naciste con el pelo rizado, fuiste la envidia de tu colegio por tener unos bucles maravillosos adornando tu cabeza, aunque a veces desearías tenerlo liso como una tabla.

Pero con cuerpo, que un pelo liso y sin volumen es lo más parecido a tener una fregona en la cabeza.

De repente un día pasas por delante de un escaparate y te paras durante un momento. Sonríes porque te ves monísima con el moño que te has hecho en dos segundos con un boli Bic quedándote de lujo.

Y todo gracias a tu bonito y “agradecido” pelo rizado. Y eso mola.

Si toda tu vida has sido un maniático del orden y no soportas que absolutamente nada esté fuera de su sitio, a veces y solo a veces, desearías ser igual de desordenada que tu hermana. Ella dice que es ordenada dentro de su desorden.

¿DESORDEN? ¡¡¡Pero si en su casa reina el caos más absoluto!!

O eso te parece a ti, porque cuando vas a su casa, objetivamente no está tan mal.

Pero tú lo tendrías todo mucho más ordenado. Reconoces que es casi enfermizo y haces el esfuerzo de cerrar los ojos y oye… ojos que no ven, corazón que no siente.

Lo bueno es que tú siempre encuentras todo a la primera. Tenerlo todo etiquetado, encarpetado y encajonado ayuda. Y eso mola.

Si vives en una casa grande, desearías vivir en una más pequeña.

Cuando vienen amigos o te juntas con la familia en Navidad, mola mucho. ¿Pero… y luego para limpiarla y dejarla como una patena? Ahhh amigo… eso ya no mola tanto ¿eh?. Se acumulan pelusas y polvo en todos y cada uno de los rincones de la casa.

Y mientras barres con una escoba de cuatro pelos, apuntas mentalmente en tu lista de pendientes, sacar tiempo para husmear por internet las ofertas del “rumba” o “conga” o como coños se llame el dichoso aparatito.

Ese sí que mola…

Si viajas mucho por trabajo y duermes en hoteles super chulos y desayunas en bufetes de hoteles super chulos, a veces desearías tener un trabajo con horario de oficina. O mejor aún, de funcionario.

Y así poder tener libres los fines de semana para hacer cosas…o para no hacer nada.

¿Algún día se pondrá de moda eso de “si no hago nada, no pasa nada”?

Pero conocer a gente diferente todos los días, probar comida de otros lugares y que cada día sea distinto al anterior, mola.

Cuando somos alguna de estas personas inconformistas con lo que tenemos o con lo que nos ha tocado tener, hacemos que nuestra vida sea mucho más complicada de lo que es. Y eso no mola.

Siempre va a haber alguien que desee lo que nosotros tenemos. Así que deberíamos de ser conscientes de la suerte que nos rodea.

¡¡Y eso sí que mola!!

Autor

Escritora, creativa y disfrutona. Me gusta la gente, la buena música y viajar en moto. Mi primera novela publicada “Mi reino en tus ojos” Ed. Libros.com.