La noche de aquel verano

- en Firmas
noche de verano

Al abrir la caja de galletas, de latón y oxidada, a su mente llega el recuerdo del olor y del sabor de lo que un día hubo dentro. Al mirar comienza a dar forma al recuerdo al que siempre vuelve esa noche exacta.

De entre todas la polariods que llenan la caja hay una que saca todos los años mínimo esa noche.

Con sus dedos arrugados por ese paso del tiempo inexorable la coge con fuerza y cierra los ojos.

El olor a churros y el sonido de la música hacen aparición en sus recuerdos.

Los ojos verdes que aparecen de pronto le aceleran el corazón.

Nota el calor de aquella noche, el gusto a sangría y oye su propio nombre en aquella voz nueva.

Las presentaciones fueron rápidas, y más rápido pasaron las horas.

Bailaron, se contaron media vida, fueron y vinieron a los mismos sitios una y otra vez.

Rieron a carcajadas y hablaron a veces a voces y a veces en susurros.

La noche dio paso al día y con el día hicieron la foto.

Los brazos entrelazados por detrás solo saben como estaban quien sujeta la foto y a quien nunca volvió a ver.

A quien siempre quiso besar y descubrir a que sabían sus labios.

A quien por muchos años pasen extrañará en esa fecha.

A quien por lo menos contempla ese rato con los ojos cerrados y la mente en pausa.

Guarda la foto, cierra la caja, la coloca en su sitio y vuelve a su vida completa y absolutamente feliz.

Sabe que esa tarde estará llena de churros, de música que entiende poco, de gritos y risas infantiles, de charlas con quien no está a menudo, de alguna que otra foto que no irá a la caja y de besos que siempre recuerda que si no los das cuando sabes que es el momento, ya no habrá momento de darlos.

Autor

Amante de las letras en todas sus vertientes. Cree firmemente en el poder de la enseñanza. Leer le parece imprescindible y siempre tiene mil proyectos en mente.