Pedro Sánchez y el pudor

- en Firmas
Pedro Sanchez

Imagino que donde yo pongo el nombre de Pedro Sánchez ustedes pueden utilizar o pensar en cualquier otro de dirigente político y de cualquier otro signo, pero es que a mí el que me chocó el otro día y el que me hizo reflexionar fue precisamente Pedro Sánchez y es que el socialista madrileño es, precisamente, el más alto cargo de nuestro país, así que debe serlo tanto para utilizar el ‘Falcon’ a su antojo como para encajar las críticas, aunque me parece a mí que esto último, a juzgar por lo que parece una ausencia de pudor inmenso, se la trae un poco (bastante) al pairo. Y puede que esté totalmente equivocado, pero es lo que me transmite y me gustaría saber si es algo personal o también compartís esa opinión.

Y es que lo vi tan pancho, en una entrevista en La 1 de TVE que me pareció un hombre sin pudor, sin la más mínima empatía por sus gobernados. Dirán que el objeto de la entrevista o de su aparición en la tele pública era la situación en Ucrania, pero ¿ni un guiño a su país? ¿Ni una pregunta relativa a lo que sucede en España para una vez que lo tienes delante? Me sorprende la facilidad con la que los responsables de algunas cadenas tienen en éstos últimos años acceso tanto a él como a algunos de sus ministros. Parece ir paralelo a las subvenciones, directas o encubiertas. Sí. Esa ingente cantidad de dinero público que algunas cadenas reciben para luego repetir por enésima vez el capítulo 523 de First Dates, para reponer por milésima vez La que se avecina (al menos con esta serie te echas unas risas) o para repetir de nuevo el episodio de turno de Tu casa es la mía o Mi casa es la tuya o En tu casa o en la mía. Ahora mismo no recuerdo el título exacto del programa en el que Bertín Osborne se pega una buena cena y risas con sus amigos en casoplones varios.

Pero no se preocupen. De este tema de subvenciones (directas o encubiertas), de despidos y readmisiones de Ángelas Rodicios y demás, de marchas de Marías Casados y posteriores regresos a través de productoras externas, ya hablaremos en otro artículo con detenimiento.

En éste vamos a hablar de Pedro Sánchez y el pudor, o mejor dicho, Pedro Sánchez y su falta total de pudor y empatía. Y me da igual si ustedes, donde pone Pedro Sánchez deciden poner otro nombre como les dije al principio, y me da igual si lo de Pedro Sánchez es de un cinismo sin igual y ustedes entienden que la actitud de otros presidentes es más obscena todavía. Se lo compro, pero la actitud que yo vi al presidente el otro día en la tele me hizo sentir rabia, impotencia y bochorno y por eso aludo a ella. La falta de empatía hacia los españoles me parece enorme. Tan enorme como el interés que parecía otorgarse como adalid de distintas alianzas a las que pertenece España para conseguir la paz. Y todo ello a pesar de que un día decía “A” y al siguiente hacía “B”. Y todo ello a pesar de la contradicción existente entre los miembros/socios del Gobierno. Es como si los españoles fuéramos de hierro y no necesitáramos soluciones a nuestros problemas. Como si de un plumazo hubieran desaparecido todos nuestros problemas por el hecho de que en otro sitio están peor. Me sentí como el hijo pequeño al que sólo se le sirve un huevo frito por cuestión de edad. Como la otra en una fiesta donde el amante aparece cogido del brazo de su mujer oficial. Esa sensación de no existir, de no importar nada a quién deberías importarle todo. Un gesto, sólo un gesto, un decir que, a pesar de la gravedad de la situación en Ucrania estamos pendientes de todo lo sucede en España, del resto de cosas y vamos a hacer lo que sea por mejorar la situación. Algo así, que hay gente que no sólo no lo está pasando bien en nuestro país, sino que cada día lo pasa aún peor como si no importara.

Sí. Tal cual, porque me parece fenomenal que Pedro Sánchez tenga una visión global de su labor y que, en este momento, quiera demostrar ser un profundo conocedor de asuntos exteriores, de Ucrania (que soy el primero en rezar para que acabe cuanto antes la invasión rusa y haya un acuerdo de paz que satisfaga a todas las partes), alabo que cada vez hable mejor en inglés y ya no quede tanto en evidencia como hacía unos años atrás. Ojalá sea él el que consiga que llegue la paz a Ucrania y se pueda dar golpes en el pecho por los siglos de los siglos. Pero ese asumir que la situación de Ucrania o cualquier otra situación internacional nos va a perjudicar y no podemos hacer nada, que tenemos que asistir con pasividad al aumento de los impuestos y de los precios, me mosquea… y bastante.

Y no admito su pasividad a la hora de tratar los asuntos que están condenando a los españoles a la mayor de las pobrezas. A ese letargo silencioso que cada vez tiene más víctimas, más empobrecimiento, que provoca más problemas mentales, más delincuencia, más no saber qué hacer, más mal humor. Ese mirar hacia otro lado sin el más mínimo pudor. Parece como si no pasara nada, pero sí pasa. Llámenlo si quieren rabieta de niño chico. Porque da la sensación que no ha vuelto a trasladarnos inquietud por políticas internas desde que un tal Fernando Simón daba un parte diario del Coronavirus.

Les seré breve y les resumiré lo que es una familia tipo ahora mismo en España (no la única, pero sí bastante corriente) y seguro que no tienen más que mirar a su alrededor para descubrir miles de ellas ante las que la falta de soluciones es tremenda por parte de un gobierno cuya función debería ser, precisamente, esa. Y ya sé que, según algunos, los datos me quitarán la razón, pero la realidad es tozuda. Basta salir a la calle para observarla.

Bueno, a lo que vamos. Supongo que les sonará una familia cimentada en un matrimonio con un hijo (algunas con más), propietarios de una casa a medias de pagar que se compraron cuando podían pagarla con relativa comodidad y un garaje, todo ello adquirido antes de superar dos duras crisis. Llevan al niño a un colegio concertado (o público) y no acaban de encontrar la estabilidad laboral que tuvieron antaño. Ahora, ambos teletrabajan, aunque un par de días semanales se desplazan para encarrilar la labor semanal. Es decir, entre 200 y 300 euros de combustible al mes (pero agradecidos y afortunados). A ello añaden los 500 euros que suman la hipoteca y un pequeño préstamo personal, los 280 euros de gas que llegan cada dos meses por un consumo necesario (es o utilizarlo o morirse de frío), los 80 de luz, los 90 de comunidad, etc, etc. Hablo de los gastos de viviendas humildes, no vayan a pensar ustedes que hablo de aquellos que invirtieron en chalets, donde los gastos son todavía mayores.

Sólo en esas cifras se pueden sumar más de 1.200 euros, de los cuales 1000, al menos, son mensuales. Obviamente, en esa cifra no están incluidos ni el agua, ni el seguro del hogar, ni los seguros de vida, ni las comisiones bancarias, ni la tarjeta de El Corte Inglés, ni los gastos del hijo, ni la comida, ni la ropa, ni la amortización del vehículo, ni los seguros del coche, ni la ITV, ni la revisión, ni el ahorro, (jajajaja, el ahorro ‘dice’). Hombre. Si al menos ambos fueran más que mileuristas… Pero se pueden imaginar la cantidad de formas contractuales que existen y ni todo el mundo llega a esas cifras ni tienen la suerte de trabajar los dos.

Pero el problema ya no es sólo ese. Es que cada vez que van a echar gasolina en los últimos meses, de un día a otro, el litro de combustible le cuesta diez céntimos más y no se deja de oír en la televisión todos los días que la luz alcanza mañana el máximo histórico y… De hecho, hasta yo he vuelto a echar gasolina por cantidades, como cuando éramos adolescentes y echábamos “cien duros”. Incluso “doscientas pesetas” llegamos a echar ante la falta de ‘cash’. Y todo ello con un Gobierno y una sociedad que parecen mirar para otro lado cuando, en realidad, hablamos de situaciones gravísimas. Tanto que han arrasado con la clase media que parece estar asistiendo a una muerte lenta y dolorosa y que está haciendo un daño estructural y personal a miles de familias que, en términos ciclistas, ‘hacen la goma’ entre el sobrevivir y el hundirse económicamente de forma definitiva.

Sigan ustedes escribiendo. Reflexionen y, como dice la canción de La Fuga “¿de dónde sacará las pelas la luna pa salir todas las noches?”. Pues eso, “¿de dónde sacará las pelas el español pa pagar todas las letras?”.

Y mientras, en TVE, Pedro Sánchez dando lecciones de historia sobre Ucrania y Rusia. Entiendo que es un tema capital, pero que no sirva para distraernos de una realidad que nos está llevando de ser auténticos números a ser verdaderos ‘números rojos’. Y tome medidas ya de una vez con la gasolina y la luz y todos esos impuestos que están empobreciendo cada día más al contribuyente. Al menos… tenga algo de pudor y empatía. Usted y el resto de la clase política. Si tanto les importamos a la hora de votar… ¡Que parezca que les importamos durante la legislatura, por favor! Aunque solo lo parezca.

Autor

Periodista y comunicador. Licenciado por la Universidad Pontificia de Salamanca.