• ¿De dónde viene el nombre La Orquesta Mondragón? ¿Es cierto que está inspirado en un hospital?
JAVIER: Bueno, pues viene de un hospital psiquiátrico, en la ciudad la Villa de Mondragón, también se llamaba Arrasate. Cuando empezamos nos decían “estáis como locos, estáis disparatados”, ¡mira qué bueno, locos! Nos acordamos de Mondragón y le pusimos el nombre Mondragón. Viene de ahí, de un centro donde incluso ilustres personas han estado ahí internadas, poetas, artistas. Es un sitio muy curioso y estuvimos actuando una vez allí, fuimos a visitar. El caso es que de ahí viene. De Mondragón viene el homenaje que hacemos a la locura ¿no?
Desde el año 76 que se creó la banda, háblanos un poquito del sonido, en cuanto a la evolución del primer disco al último. ¿Qué es lo que has ido buscando?
Bueno, la evolución…los primeros discos están producidos, grabados, de una manera más austera, con menos medios y eso se nota. Suena más antiguo, nunca mejor dicho y con el tiempo se ha ido avanzando mucho en la tecnología. Pero bueno, te he de decir que eso es en el aspecto poco formal. Pero en cuanto a las canciones, siempre han tenido ese ingrediente de mezclar el humor con el blues, con el rock and roll, con alguna balada…en fin. Hemos sido en ese sentido muy ochenteros, muy setenteros si quieres, de ese tipo de canciones. Nos gustaban desde Rod Stewart, hasta Elton John, por supuesto los Rolling, Elvis, todo nos parecía maravilloso y hemos hecho canciones alrededor de ese mundo y son ya cuarenta y tantos años de andadura. Así veo yo la evolución de más de una docena de discos y el paso del tiempo nos ha ido marcando muchas cosas, ¿no?
Contando con quince álbumes de estudio más los directos, por supuesto da para mucho. La Orquesta Mondragón se caracteriza por ser pionera en mezclar el pop con el teatro.
Sí, fuimos bastante pioneros. Nos maquillábamos cuando nadie se maquillaba, nos poníamos como en el cabaret, como en las películas de Fellini, como los Hermanos Marx. También a la gente le gustaba. Era otra forma de mostrar las canciones. Y así empezó un poco la aventura en San Sebastián. Grabamos nuestro primer disco en el año 79. Y como te decía antes han sido un montón de discos. Ahora se han espaciado más porque se vende cada vez menos. Ahora hay otros vehículos para poder escuchar la música y hacer un disco cada vez cuesta más, ¿no? Y bueno, también será porque pasan los años. Pero generalmente yo creo que es estructural, en la profesión se está reestructurando todo y es difícil vender salvo que estés en un momento muy álgido o que haya mucha promoción. Es difícil, en estos tiempos. Pero han sido años y discos, yo creo, que muy interesantes.
N: Sí, bueno, el material tangible efectivamente está sufriendo un cambio hacia todo lo digital y esto en la industria discográfica también se nota, por supuesto.
Sí, sí, así es.
N: Pero ha sido una cosa que ha ido marcando también las portadas de los discos, etc. Ha ido marcando lo que ha sido La Orquesta Mondragón. El ambiente, la energía y el humor…La influencia de los Monty Python, la gente no sabe quiénes son, ni quienes han sido.
Los Monty Paython, sin quererlo o queriéndolo, coinciden un poquito en el tiempo con nuestro planteamiento también. Ellos lo hacen más en plan de comedia. Son insuperables, maravillosos. Sus películas, su forma de entender el humor ha tenido bastante que ver también con ese lado un poco corrosivo que ha tenido la Mondragón, ¿no? Animo a la gente a que vea las películas de Monthy Python y las canciones también, porque cantan. Y luego el genio de Terry Gillian haciendo sus películas en solitario. Yo creo que es interesante televisar todo esto y a nosotros nos ha podido también no influir tanto, pero sí hemos coincidido con éste tipo de planteamientos en escena, como también nos gustaba mucho The Tuss, el repertorio de Frank Zappa o las mismas películas de Fellini. Ese cocktel va influenciando en unos jóvenes que están en la Orquesta Mondragón en ebullición, creando y a ver qué vamos a hacer y bueno, todo eso te influencia.
Mantener el nivel de diversión y energía en vuestros conciertos, denominador común, Javier, en todos, cuéntanos ¿son todo sketch preparados o dejáis lugar a la improvisación?
Los sketches los hacíamos más al principio. Hemos ido desarrollando más el repertorio musical. Son más conciertos de canciones. En el caso de estos días, vamos a estar en Salamanca, luego vamos a Badajoz. Son dos más teatrales. Hablo yo más. Es un viejo profesor de habla de historias de terror, historias extraordinarias. Y con ese pretexto, contamos, cantamos las canciones, pero eso está más o menos pautado y hay bastante margen a la improvisación. Siempre me ha gustado improvisar bastante.
Claro, ¡es la genialidad!
Bueno, hay gente que también lo hace muy bien, pero al pie de la letra. Entonces no les muevas mucho el repertorio.
Se pierden.
A mí siempre me ha gustado improvisar. Es más fresco ¿no? Lo encuentro más fresco.
Sí, quizás un poquito más dinámico.
¡Y me divierto más!
¡Claro!
Porque depende del público que haya, que entran ciertas situaciones o ciertos comentarios, de una manera o de otra. Con eso también juegas. Eso es lo bueno que tiene el directo, el poder jugar. Ves la temperatura de la gente. También a la hora de colocar las canciones, aunque tenemos un guión más o menos, pero a veces una balada, de repente, cuando la gente, notas que está muy vibrante, muy rockera, pues no pega ni con cola y cambias y metes rock. El vivo tiene eso. El concierto en directo, en vivo tiene eso.
Sí, vas llevando al público un poco por donde consideras.
Sí.
Tenéis muchos momentos verdaderamente surrealistas. Anécdotas, se recuerdan algunas como cuando en Bilbao se estropeó el bajo y el bajista tomó una escoba para continuar con la actuación…Llevabais escasos años actuando.
Primera noticia de esa anécdota. No tenía ni idea (risas). ¿Tú sabes que a veces se inventan muchas falsas leyendas? y ésta de la escoba no la conocía yo…Yo siempre he tenido una suerte para tener bajistas…No digo que el de la escoba no sea profesional (risas). Pero bueno o se lo toma muy en serio y si no funciona hasta que no se arregla el enchufe, pues no seguimos, ¿no? Pero bueno, son cuarenta y ocho años de Orquesta Mondragón, yo que recuerde no…Lo de la escoba me parece muy gracioso, pero yo que recuerde no me acuerdo…(risas)
Bueno, se puede considerar una falsa historia que llaman ahora…
Un lapsus por mi parte o que la gente inventa mucho también, ¿no?
Puede ser…forma parte de la leyenda igual, ¿no?
Lo de la escoba, ¡qué gracia! (risas…). La escoba no suena como un bajo…(risas)
Me parece bastante curioso esto (risas). Bueno, ¿alguna anécdota que te haya marcado especialmente?
Una anécdota que menos mal que terminó bien, pero yo animé a la gente a que se subiese al escenario. Pensaba que era un escenario contundente, fijo, fuerte. Subieron como cuarenta personas. El caso es que en el “Viaje con nosotros”, les decía suban, arriba, venga…Subió tanta gente que el escenario se hundió. Menos mal que estábamos a metro y medio del nivel del suelo, que si hubiésemos estado a más altura, hubiese sido más. Bueno, pues se hundió el escenario. Eso sí que fue de “Una noche en la ópera” de los Hermanos Marx. Esa anécdota fue en un pueblo de Castilla La Mancha, Ciudad Real o por ahí y no me olvidaré del susto que nos pegamos. Lo surrealista que era también que un montón de personas que desaparecen y se las traga la tierra.
Parece preparado, pero no está preparado verdaderamente
No, no, con este tipo de bromas hay que andar con un cuidado…Yo siempre me asusto mucho cuando llueve o está mojado, me da un poco de miedo el actuar con los micros, los calambres y ese tipo de movidas.
Eso ya es delicado, bastante delicado, por supuesto.
SÍ.
Y ya casi para finalizar, Javier, la actual gira “Historias Extraordinarias” basada en todo vuestro repertorio, está plagado de sketches de la obra de Edgar Allan Poe. Tenemos un cuervo, un gato…y muchas más cosas que veremos mañana.
Allan Poe me gusta mucho. En el fondo ha sido, es un homenaje, pero ha sido un pretexto también, para en ese saco de sorpresas que son las historias de Poe, ir desgranando la relación que tenemos, esa deuda que tenemos grande, en muchas canciones tienen mucho de ese humor negro y hemos querido reivindicarlo en canciones como “Por favor, pon un muerto en tu motor” o “Ponte la peluca”. Muchas canciones tienen mucho que ver con el mundo fantástico de Allan Poe. “Champú rojo”, la que habla de un cráneo fracturado y un brazo arrancado, se le han caído los ojos…Esa especie de literatura que tienen esas canciones, pues de alguna manera se lo debemos un poco todos al gran maestro Edgar Allan Poe. Leo de vez en cuando a Poe y me gusta mucho, aparte de que hay algunas historias, muchos ensayos, que son difíciles de leer, pero es maravilloso. También fue muy sorpresivo que muriera con cuarenta años tan solo y bueno pues es una especie de agradecimiento y al mismo tiempo nos permite también jugar con el blanco, el negro, los distintos colores que tiene el mundo fantástico de Poe y que tiene también La Orquesta Mondragón.
Tiene cierta similitud.
En algunas cositas sí.
¿hasta cuándo, Javier, quieres seguir haciendo giras?
Se cortó la llamada. Retomamos.
¿Qué ha pasado? ¿Qué pasó? ¿Se cortó?
¡Eso ha sido el director! ¡Ha colgado!
Igual ha sido el espíritu de Edgar Allan Poe. Sí…dirá ¿qué cosas dicen esos hombres? ¡Fuera, corten! Ese chico y una chica diciendo tonterías sobre mi memoria…
¿Hasta cuándo quieres seguir haciendo giras?. ¿Cómo te ves?
Ahora pararemos un poquito, las navidades y poco más. Tenemos canciones, preparar unos detalles de esas próximas canciones que queremos que vayan en nuestro próximo disco. Hay una canción que ha salido hace ya unos meses, que es “No dispares más”, sobre las guerras, es una canción a favor de la paz en Ucrania y en tantos sitios donde hay guerras, en Gaza y en tantos sitios y “No dispares más” es lo más novedoso de nuestro repertorio. Pues seguir haciendo cosas, seguir estando vivo, moviéndote de un lado para otro, interpretando, jugando, riéndote. Eso no es fichar en un banco, no es tener una oficina. Es estar hasta que el cuerpo aguante, como dice la canción.
El día a día, claro.
Salvando las distancias, por ejemplo Charles Aznavour, los Rolling Stones que son ya octogenarios, pero Charles Aznavour murió haciendo una gira, entre un concierto y otro, no se encontraba bien. Tenía noventa y cuatro años. Siguió cantando, haciendo giras. No se para uno mientras tenga la condición, la voz…no puedes dejarlo. Yo empecé muy crio, de chaval con doce años y llevo más de cincuenta y pico años encima de un escenario.
Estupendo. Es una forma de vida.
Así es.
Muchas gracias, Javier.
Historias extraordinarias y a pasar una noche extraordinaria. A ver si nos vemos. ¿Cómo es tu nombre?
Noelia
¡Como la canción! Suena como a cuento de Allan Poe. Nombres como Noelia…cuento de terror romántico (risas)
Gracias y buenas noches (risas)
Gracias por todo y buenas noches.