Hoy entrevistamos al compositor y artista sonoro Alberto Bernal.
¿Qué vínculo tienes con Salamanca?
Fue allí donde inicié mis Estudios Superiores de Música. Después me trasladé a Alemania donde estudié la carrera completa de Composición, pero fue en Salamanca donde comencé todo. También es importante que fue en esta ciudad donde descubrí que realmente me quería dedicar a la creación musical.
¿Siempre tuviste claro que querías dedicarte a la música?
Hay dos elementos dentro de mi dedicación a la música: la decisión de dedicarme a esta y, dentro de este campo, la de elegir la composición musical, que es con lo que me defino más plenamente desde hace ya muchos años. La decisión de dedicarme a la música vino con mi madurez, a los 15 o 16 años, cuando finalicé el instituto, quise apostar todo por la música e inicié esos Estudios Superiores en Salamanca. Fue allí cuando decidí que el campo donde yo me sentía más realizado era la composición musical.
¿Qué es lo que pretendes transmitir con tus obras musicales?
Es una pregunta completamente apropiada pero difícil de responder, porque la respuesta está en mi música. Si supiera verbalizar lo que quiero transmitir con mi música, probablemente me dedicaría a otro tipo de creación, algo que utilizase la palabra. Una de las razones por las que me siento a gusto haciendo música es porque con ella puedo llegar más allá de las limitaciones, de los sitios a los que solo puedo acceder con la palabra.
Sí que pretendo también relacionarme con un contexto social, es decir, con lo que puedan sentir las personas que me escuchan. Suelo crear dentro del punto de inflexión entre la creación artística y la reflexión sociopolítica. Pienso que el arte es una manera de tomar conciencia sobre todo tipo de problemas que nos acucian día a día. Mi música no afirma ninguna idea, sino que invita al que la escucha a reflexionar.
¿Cómo definirías tu estilo musical?
Es muy variado, incluso desde el punto de vista de los formatos. Hay obras que están un poco al borde de lo que podría considerarse como otras disciplinas como el arte sonoro o la instalación sonora. Es complicado hablar de un estilo. Yo provengo de la música clásica, pero he tenido influencias muy grandes de otras músicas como la improvisación libre, la performance… Me gusta definir lo que hago como «antidisciplina», es una música que transita entre diferentes disciplinas. Trato de no estar limitado por determinado tipo de patrones o estilos.
¿Consideras que tienes influencia de otros artistas?