El órdago de Unionistas

- en Deportes
Ayuntamiento Salamanca Unionistas

Tengo que reconocer que cuando el pasado viernes leí la noticia de que Unionistas estaba en riesgo de disolución, no le di excesiva importancia. Pensé que era un envite y miré para otro lado. Ni siquiera cuando empecé a ver cómo muchos medios locales y nacionales enfocaban la noticia. Era un proceso que yo ya conocía y una forma de actuar repetida por periodistas afines al club charro. Es más, a pesar de que algunas personas de dentro o bien relacionadas con la entidad lo anunciaban, tampoco le di una gran trascendencia.

Sin embargo, después de darle muchas vueltas, lo que en un principio me había parecido un simple envite, lo empecé a ver como un verdadero órdago, que es lo que realmente ha lanzado el club. De hecho, durante estos días y a pesar de que el primer equipo ganaba en Madrid y se coloca a tiro de piedra del ‘play-off’ y de que varios equipos de cantera han cosechado ascensos, desde el seno de la entidad se ha seguido advirtiendo de la posible desaparición. Han anunciado incluso que paralizaban cualquier acción a futuro. Y esto es algo muy serio. Y lo es, también, porque no parece haber más alternativas. Pienso que hasta el sábado tendrán opciones de ‘negociar’ con el Ayuntamiento, pero en caso de que desde el Consistorio no accedan a la opción que le plantean, la única salida creíble es que la directiva dimita en bloque e inicien el proceso de disolución. Cualquier otra cosa daría que pensar y podría jugar en contra de un club que trata de abrirse paso en el mundo futbolístico poniendo siempre las cartas boca arriba. Podría debilitar la confianza de muchos de sus aficionados y ‘caparía’ en parte su posible crecimiento. Sin duda, redundaría en la credibilidad de los gestores y, lo que es peor, del proyecto iniciado hace ya casi una década que ha ido creciendo con el paso de las temporadas y los éxitos deportivos. Han hecho muchas cosas y muy bien y eso les ha llevado ahora mismo a estar en una situación deportiva envidiable.

Como bien saben no soy ni socio ni propietario (de hecho, mis aficiones, como bien conocen, caminan por otros derroteros muy lejanos a Unionistas). Desconozco muchas cosas del club blanquinegro. Ni conozco su funcionamiento ni su presupuesto ni si, como dicen, hay gente que sea profesional dentro del club (bueno, al menos los futbolistas y técnicos del primer equipo me consta que lo son), pero como salmantino, me gusta seguir la actualidad y creo que todo lo que pueda tirar de la economía de la ciudad debe hacerlo, viendo el deporte como un motor y un escaparate. De Unionistas conozco lo que ellos quieren que se conozca, aunque me creo solo lo que considero que es cierto. Desde que saltó la noticia, el entorno del club ha cerrado el círculo con el Ayuntamiento en la diana. No sé si será la mejor estrategia. Pienso que se debería mirar con algo de perspectiva y ver que desde la Plaza Mayor siempre se ha sido sensible con las necesidades de la entidad. No con todas, por supuesto, pero sí con las más importantes. Desde la Sindical, donde otros clubes tuvieron que adaptarse a su llegada, muchos de ellos con importantes perjuicios, hasta la adaptación a Las Pistas o la remodelación del Reina Sofía, un campo coqueto y parecía que suficiente (de momento, todavía no ha registrado ningún lleno) con el que se ha querido dotar a la ciudad de una instalación municipal que desde el seno de Unionistas reclamaban, no para ellos, sino para toda la propia ciudad.

Pero tengo también claro que deben jugar en la categoría que se han ganado en el campo, y esa es, de momento, la Primera RFEF. Ahora me pregunto si ese caminar debe ir aparejado con el hecho de que el Ayuntamiento tenga que asumir decisiones que, a lo mejor, no sean ni siquiera propias. Estamos hablando de gestión pública y eso es un tema muy serio, porque si bien es cierto que los argumentos que esgrime Unionistas son de peso, también lo es que el Ayuntamiento, después de una gran inversión, busca el interés general y es que ese campo lo utilicen el mayor número de salmantinos. Ahora han cambiado las reglas del juego, pero no ha sido el Consistorio el que las ha cambiado, por lo que entiendo que a quien deberían mirar desde Unionistas no es al Ayuntamiento sino que, en primer lugar, a quien deben apuntar es a la Federación. Debe ser ésta la que debe tomar la decisión que puede pasar, tal vez, por dar una moratoria al equipo, por una negociación a tres bandas. No lo sé. Lo desconozco. El hecho de que sea Unionistas quien asume el coste del cambio de césped, no creo que sea ni siquiera relevante cuando de gestión pública se habla. Si el año que viene la Federación vuelve a cambiar las reglas de la competición, ¿debe de nuevo el Ayuntamiento asumirlas o asumir las consecuencias? Y así, ¿hasta cuándo? Si mañana a otro club de otra categoría o de otro deporte le cambian las reglas de juego, ¿se puede hacer? Porque tendrían el mismo derecho. Si en vez de estar sólo Unionistas, hubiera seis equipos en la misma situación, ¿qué habría que hacer? Si mañana al Perfumerías Avenida, que creo que es un modelo de gestión, le obligan a tomar ciertas normas y no hay otra forma de solucionarlo, ¿se debe hacer otro pabellón más? Si la siguiente temporada todos los rivales del equipo son Canarios, ¿debe el Ayuntamiento asumir el coste de los vuelos o construir un aeropuerto? De hecho, cuando eso sucede, la Federación colabora económicamente con los equipos que tienen que desplazarse a Canarias. ¿Por qué no lo hace aquí? No son cuestiones para tomar a la ligera. Tal vez sea el momento de que Salamanca haga una reflexión, pero no comparto los viejos argumentos que atacan a la mala gestión en instalaciones deportivas, en cuya dotación se ha crecido mucho en los últimos años. No puede ser que lo que sirve para atacar a unos sirva para defender a otros. Reivindicamos para nosotros criticando que se haya dotado a la ciudad en otros deportes. No dejan de ser argumentos populistas alejados de la reflexión y de los hechos verdaderos.

La solución que se ha puesto en la mesa a Unionistas de jugar en las pistas puede parecer un paso atrás en el crecimiento del club, pero a lo mejor el camino al triunfo no siempre es el más sencillo. No debería desalentarles ni haber situado la desaparición como una posición. Pero hablo desde la distancia.

Tal vez es un buen momento para plantearse si sería viable en Salamanca un proyecto futbolístico único, en torno a lo que un día unió a todos los aficionados al fútbol charro. Estoy convencido que hay gente que apoya a ambos clubes y más gente todavía que estaría a favor. Es una vía a explorar antes o después. Parece imposible, pero quién sabe. Recuerdo antes del primer derbi de Tercera, con motivo de un reportaje, conversar con el capitán de Unionistas y con uno de los canteranos de la UDS del Salamanca. Yo le comentaba que veía inviable que Salamanca tuviera capacidad para albergar dos proyectos de futuro, opinión que ellos no compartían. De hecho, ascendieron ambos a Segunda B y, al menos la siguiente temporada, tuvieron un importante crecimiento. Cierto es que un club ha ido hacia arriba y otro ha decaído. Pero ahora, observando la división existente me da que o cambian mucho las cosas o tanto uno como otro tendrán más complicado de lo normal tener un crecimiento que les permite mantenerte en lo más alto. Ni siquiera con una gestión modélica sería suficiente para alcanzar la élite. Al final tiene que ser una mezcla de esa gestión eficaz con una inversión económica importante, teniendo en cuenta, como se ve en esta ocasión, que puede haber un vuelco en cualquier momento que te descuadre. Es decir, que el organizador de la competición cambie las normas y eso te afecte sobremanera. Por eso considero que, en este momento, hacia donde deberían dirigirse las miradas de Unionistas es hacia la Federación, no hacia el Ayuntamiento. También hay que entender que el Ayuntamiento gobernar dirigido por agentes externos. Las decisiones las deben tomar desde dentro, ajustadas a derecho y mirando por el interés general que no siempre pasa por estar en todo lo alto. Es la eterna discusión entre la base y la élite, una dicotomía existente desde que tengo uso de razón.

Creo que es un tema tan importante, que no se debería frivolizar con él, sino negociar y adaptarse a las posibilidades existentes en este momento. Los insultos, la presión que se está trasladando al Ayuntamiento y, ¡ojo!, al propio proyecto, no caben en este asunto. Sólo encontrar una vía de acuerdo asumible por ambas partes y de las que todo el mundo salga beneficiado. Todo lo contrario sería poner una losa grande tanto en la credibilidad de un proyecto deportivo que, hasta la fecha, ha sido garante de importantes resultados deportivos, como en el propio deporte salmantino en general. Espero que todo termine con una solución que beneficie a todos, pero no todos los órdagos se aceptan o se ganan.

*En el momento de la publicación de este artículo, ambas partes se encuentran reunidas en busca de una solución. Habrá que ver si unos dan marcha atrás en el órdago o si otros se pliegan ante la presión ‘popular’. Esperamos acontecimientos.

Autor

Periodista y comunicador. Licenciado por la Universidad Pontificia de Salamanca.