El Salamanca UDS enfila el camino recto hacia la nada

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Sería un tanto ventajista decir ahora que ya se veía venir, que ya se sabía, que si tal y que si cual, pero como decimos siempre, el Salamanca UDS si es algo es imprevisible. Cuando parecía que había cogido la velocidad de crucero va y encalla. Y no lo hace ante el Astorga y la Arandina, precisamente sus dos próximos rivales, sino ante dos de los equipos de la parte media (Mirandés) y baja de la tabla (Numancia B). Un empate ante los sorianos y una clara derrota ante los burgaleses que deberían sonrojar a cualquiera. Entre otras cosas, porque son partidos que se deberían ganar, aunque sólo fuera por la inercia que llevaba el equipo de cuatro victorias seguidas, aunque sólo fuera por el nombre, aunque sólo fuera por la diferencia de presupuestos. Y lo malo no es no ganar, es que uno te supera futbolísticamente y el otro, al menos en cuento a resultado (3-0), te da un baño. Luego ya podemos entrar en las valoraciones que se quieran hacer, que si un gol lo metieron con el culo, que si el otro estaba en fuera de juego, que si fallamos doscientas ocasiones. Como se suele decir, hechos y no palabras y 3-0, a mí me enseñaron que era goleada y cuando te golean, a callar y a agachar la cabeza y a partir del lunes a apretar el culo para revertir la situación.

Porque como digo siempre, lo bueno de esto es que cada semana es una nueva oportunidad, pero parece que este Salamanca UDS ha tomado la autopista hacia la nada. Nada en el campo, nada en el resultado, nada en lo estructural, nada de nada. A veces pienso qué sería del equipo si no fuera por el escudo y por el estadio. Pero eso sería otra realidad. La realidad es la que es y este equipo porta el escudo y juega en el Helmántico y esa es una historia difícil de separar de la ciudad y, sobre todo, difícil de separar de los corazones de los mil y pico abonados que, además, acuden una semana sí y otra también al estadio. En realidad, acuden con la ilusión de disfrutar. En realidad, salen descorazonados, incluso cuando el equipo gana. Pocos partidos han ganado este año con la solvencia suficiente. En el Helmántico, la trayectoria es mejor que temporadas pasadas, en las que jugar en casa se convertía en una pesada losa que arrastraba el equipo. Se van sacando partidos, pero con un sufrimiento que la afición no merece. Con un juego la mayoría de partidos bastante simple y ramplón. Ya lo explicamos un día, que había gente que hablaba de equipo sin alma. A mí, como dije entonces, no me gusta lo de sin alma, porque estoy convencido que los jugadores ponen de su parte mucho para que las cosas salgan mejor, pero la sensación del equipo, las numerosas carencias, descorazonan al más pintado.

Pero, como digo siempre, luego llegarán, se meterán como que no quiere la cosa en el ‘play-off’ y allí, a río revuelto ganancia de pescadores. Ojalá le salgan las cosas, pero el camino que están recorriendo es hacia la nada. En realidad, es, si no fuera por la amplia ventaja, para no meterse en la fase de ascenso. Sería un nuevo fracaso, pero también un ridículo y, como digo siempre, odio utilizar esas palabras, pero las expectativas de este club siempre son máximas y así se transmite cada pretemporada. Luego está claro que la Liga acaba poniéndoles en otro sitio muy distinto al que parecía que debían ocupar.

Esto es como lo de la botella. Se puede ver medio llena o medio vacía. Tras el varapalo del sábado, hasta el más optimista la ve medio vacía, pero a medida que avanza la semana va llegando el “y si”, que no es el jugador del Rayo Vallecano, sino el interrogativo “¿y si sí?”. Habrá que ver y confiar y esperemos que el equipo tire de orgullo, aunque sólo sea por esos valientes que se meten una ‘jupa’ de kilómetros para verlos y animarlos, que ya estuvieron en Miranda y que volverán a estar en Astorga el fin de semana. Ellos van a estar ahí siempre, porque son portadores de un sentimiento, pero por eso precisamente merecen ensalzarlo con orgullo y alegría. Merecen un camino de vuelta festivo y no de tristeza. Que ese viaje, que ese camino, deje de ser hacia la nada para convertirse en un camino hacia el buen fútbol y los resultados positivos.

Autor

Periodista y comunicador. Licenciado por la Universidad Pontificia de Salamanca.