El Santa Marta, las barbas del vecino y el Salamanca UDS

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salamanca uds 2022 23

Dicen que cuando uno no sabe, lo que tiene que hacer es estudiar. Después del derbi del sábado podía haber expresado mi opinión al respecto, pero, en esta ocasión, he preferido esperar. Escuchar, leer, escrutar. He esperado, incluso, a los partidos de España, a la reacción de Luis Enrique, a su forma de gestionar la presión, y a la respuesta de los medios y de la sociedad para comparar.

Lo cierto es que la relación de la selección de Luis Enrique con una parte de la afición y con un grupo importante de medios de comunicación da para hacer un tratado. Me parece increíble que haya gente que, incluso, quiere que pierda la selección mientras esté el asturiano en el banquillo y, lo que es peor, lo expresan sin pudor, reflejo de una sociedad en la que parece que todo vale. Pero lo peor de todo ello no es que lo expresen los aficionados de forma pública, o a través de redes, sino que en distintos medios y diferentes periodistas lo hacen ‘sin cortarse un pelo’, sin un ápice de esa objetividad a la que deberían aspirar, aunque todos sepamos que es imposible de alcanzar (pero sí taparse un poco, leñe). Me recuerda a la época de Javier Clemente, con un ambiente bélico en las concentraciones. Al final, antes de los grandes acontecimientos llegará el falso pacto: “por el bien de España”, que es mentira, porque algunos ya tienen interiorizado el odio o el anti-selección. Eso sí, si gana, saltarán como los que más y dirán que quieren que gane España, que lo suyo va contra Luis Enrique.

Mientras, Luis Enrique a lo suyo, a blindar a sus jugadores, a renovar de verdad una selección que llega de una época de vacas gordas, pero que había empezado a decaer, y a hacerlo asumiendo su responsabilidad. Jugadores con una juventud ‘insultante’, con calidad, entregados a la causa y dispuestos a asumir las decisiones del técnico (cuál es su obligación). Y el equipo, al final, te puede gustar o no, pueden ir los mejores o no (eso siempre va a pasar que cada uno tenga su lista) pero vaya por delante o por detrás, mantiene la presión arriba, busca siempre la portería contraria. Es decir, es identificable, por mucho que muchos (valga la redundancia) se empeñen en desprestigiarlo y decir que no sabe a qué juega. Si hay una selección identificable a mi juicio es esta.

El tema es que alguno debe pensar que el fútbol es algo sencillo y que si algunos equipos no se imponen siempre con goles de diferencia y posesiones de escándalo es que no juegan bien. Como dijo alguien en alguna ocasión: “Qué daño le ha hecho Guardiola al fútbol”, aunque servidor opina que ¡maravilloso daño!, pero ha subido el nivel de exigencia de una forma enorme.

Curioso cuando la vara de medir es distinta dependiendo del equipo que sea. Si es el Madrid da igual que no toque el balón en ochenta minutos. Basta con que en los diez últimos de un arreón y gane el partido. Es el equipo del “ADN”, del “corazón”, de la “épica”, es el equipo “campeón”. Si es el Barça es que “pierde identidad”, es que ellos “son los que han vendido lo de ADN Barça y nada más les vale”. He escuchado ‘tropecientos mil’ debates con esos argumentos.

Al final el fútbol, debería ser un término medio. Pero si lo fuera, de qué viviría parte del entorno. Tendría que buscar nuevos puntos de fricción para meter el destonillador.

Si intentamos ser objetivos y, centrándonos sólo en Europa, podemos encontrar un ramillete importante de selecciones que se pueden plantar cara entre sí: Alemania, Inglaterra, Italia, Francia, Portugal, Suiza, Bélgica, Países Bajos, Dinamarca, … y España, sí, España. España es uno de esos equipos que puede competir de igual a igual con cualquiera de ellos (y no olviden que Francia sólo es campeón del Mundo y de Europa). Y ese es el mérito de Luis Enrique y el combinado de ‘niños’ que está elaborando. Que saben que pueden competir y lo hacen. Unas veces juegan de forma más vistosa y otras menos, pero siempre compiten. Nada que ver con la España de antaño en la que sólo competía en determinadas ocasiones y más a base de otras cosas quizá que de fútbol. De hecho, le llegaron a poner el sobrenombre de ‘Furia’.

Pues si hacemos un paralelismo, el Salamanca UDS sería un equipo con la exigencia por las nubes. Por eso, cualquier paso atrás es observado con lupa y desata hordas de críticas, incluso de algunos de sus aficionados que no sólo exigen que gane, quieren que lo haga goleando y con continuas combinaciones, sin pensar que lo importante, ahora mismo, es que el equipo compita, porque los rivales también juegan. Por eso me extraña que más que darle mérito al Santa Marta, que puso contra las cuerdas a los blanquinegros y a punto estuvo de pelarle las barbas, se busque meter el destornillador en las grietas del Salamanca UDS. Pero si para algo debe servir el partido del sábado es para que la gente se dé cuenta de que aquí nadie va a regalar nada. Y eso que yo comparto lo que el otro día asumían en La Cofradía Acebo y Álvaro Cope, que el Salamanca UDS debe ganar, a priori, noventa de noventa puntos (por cierto, creo que fue clarificador cuando los tertulianos compararon la plantilla de la 2017-18 con la actual. Una cosa también. Muchos jugadores que mencionaron llegaron en el mercado invernal). Pero eso no quiere decir que no ganar un partido tenga que desatar siempre una tormenta, porque aquí nadie es cojo y cualquier equipo te la lía. Que el equipo cometió errores, seguro, que tiene que seguir adaptándose, seguro también, que María hizo un ‘Luis Enrique’ en parte de la rueda de prensa post-partido, también, pero creo que estar buscando siempre explicaciones de por qué alinea a uno sí y a otro no, es una pregunta con doble sentido, porque seguro que haciendo cambios en el once no busca sólo una cosa, sino varias y no creo que las ruedas de prensa deban convertirse en un extenso debate futbolístico Para eso está la semana, el análisis de los especialistas y, también lo veo más apropiado para la previa siguiente que para la rueda de prensa posterior al choque.

Entiendo, en mi buenismo, que María es lo que pretendía transmitir al final, que no tiene problemas en dar explicaciones de todo, pero que es absurdo analizar todos los cambios o buscar siempre en las novedades las causas de los resultados. Es él el que debe de analizar si sus decisiones fueron buenas o malas y no duden que lo hizo desde el pitido inicial y que lo sigue haciendo. Y no duden que, a buen seguro, las decisiones que toma son porque entienden que son lo mejor para el colectivo, o sea el club. Que se equivocó en algunas, no lo duden. Él será el primero en asumirlo. Que el nivel de exigencia es enorme, también lo asume. Que la afición debe ser exigente, también, pero la realidad es que, en ningún momento debe perderse el norte, porque esto es una carrera de fondo, con esprints cada siete días, sí, pero de fondo, al fin y al cabo.

Autor

Periodista y comunicador. Licenciado por la Universidad Pontificia de Salamanca.