Los silencios del Helmántico

- en Deportes
Antonio Calderon Helmantico

Escribo este artículo recién llegado del Estadio Helmántico de ver el Salamanca UDS frente al Leganés B. Empate a un gol en un partido extraño. Poca gente, muy poca gente, algo que, por desgracia, se ha convertido en costumbre en el vetusto ‘templo’ charro. Euforia desatada con el 1-0 en inferioridad y un empate raro que hace que el conjunto blanquinegro siga hundido en la parte baja de la tabla clasificatoria de Segunda RFEF, o lo que es lo mismo, si sigue este camino, rumbo a una Tercera RFEF más de carácter Regional que Nacional.

La verdad es que sólo pensar en esa posibilidad, a un servidor le entran ‘sarpullidos’ después de haber visto muy de cerca como se volvía a levantar el fútbol desde menos que la nada, con ilusión y con trabajo. La gente se pregunta qué está pasando y pocos, o nadie, tienen explicación. Al menos uno no es capaz de entenderlo. Pero duele ver la situación, con un estadio maltrecho, un equipo a la deriva y una estructura que no llega, nunca llega. También aparecen deudas, algún que otro asunto en los juzgados, un propietario que, al final, acaba perdiendo dinero y que no vende porque considera que nadie le ofrece lo que él quiere. Al menos, esto es lo que trasciende al público, al menos es lo que llega para los que estamos fuera, al menos es lo que inquieta a la cada vez más menguada y menguante parroquia charra que si bien cada siete días se blinda para soñar con las victorias, también cada siete días encaja un directo a su corazón blanquinegro.

Pero no, desconocemos demasiados detalles para ponernos a elucubrar. Desde este foro hemos defendido siempre a Antonio Calderón, porque le conocemos y sabemos tanto de su capacidad (de sobra demostrada) como de su ambición por llevar al club al lugar que merece, aunque muchos lo duden (y abro paraguas). Sin embargo, hay que reconocer que, a día de hoy, los resultados no le aguantan ni a él ni a nadie, como él bien reconocía el otro día en rueda de prensa.

Servidor podría pensar que los jugadores que tiene Antonio Calderón quizá no sean las páginas adecuadas para su librillo, pero no tenemos elementos de juicio para afirmar absolutamente nada así que si sigue confiamos en que saque la nave adelante, y si no sigue estamos seguros que el futuro le deparará cosas buenas a él y confiamos que a este Salamanca también. Claro que él es el máximo responsable deportivo, pero es obvio que lo es dentro de unos baremos que le marca el club.

Sería fácil buscar culpables, pero entendemos que no queda otra que buscar soluciones.

Sin embargo, lo que más me extraña del partido de esta tarde son dos cosas y las dos son contrapuestas. Una, la de una parte de la afición pidiendo la dimisión de Calderón. Sorprende que las tintas carguen hacia él y nadie se acuerde de los propietarios, cuya gestión no parece la adecuada o acertada las últimas temporadas. Es algo, cuanto menos significativo. La otra es la del silencio de la afición. Sobre todo, en la segunda mitad. Un servidor, que ha asistido ya a numerosos velatorios, ha estado en velatorios mucho más ‘alegres’ y ‘bulliciosos’ que lo que se ha vivido esta tarde en el Helmántico. Silencio sepulcral. Tal cual.

De hecho, cuando empata el Leganés B, apenas hubo gestos de disgusto. La gente, en silencio, asumió el empate como si lo estuviera esperando, como si fuese una consecuencia lógica de algo. Un silencio que dejaba helado al Helmántico. La gente habla de que lo peor que hay en estos casos es la indiferencia. No sé yo si esto sería indiferencia, pero el silencio que se ha hecho en el Helmántico, apenas lo recuerdo nunca. He escuchado dictar sentencias, he escuchado levantar a un equipo o hundirlo, levantar a un jugador o recriminarle, pero ese silencio tan frío, tan duro, tan seco, no lo recuerdo en mis partidos en el Helmántico, y, lo peor de todo es que no soy capaz de identificarlo ni de entenderlo, de conocer su significado o de atisbar sus consecuencias.

Sólo sé que fue un silencio doloroso y preocupante. Ojalá sólo sea el paso atrás para coger impulso. Ojalá sea el comienzo de algo bueno, pero, ojalá no vuelva nunca a repetirse, porque todavía dura su eco. Sí. El eco del silencio que hoy atronó el Helmántico.

Autor

Periodista y comunicador. Licenciado por la Universidad Pontificia de Salamanca.