Salamanca UDS, la pena y la gloria

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El Salamanca UDS lograba ayer el objetivo de pasar de eliminatoria y da un paso más hacia el ascenso tras eliminar al Real Ávila cumpliendo los pronósticos. Parece una tontería, pero todo cuenta y fíjense la importancia de aquella victoria en la última jornada que le permitía quedar por delante de los abulenses. Se libraron de una tanda de penaltis que podría haber cambiado las cosas. Por lo demás, felicitar a los blanquinegros y, sobre todo, a sus incondicionales. Aquí lo hemos defendido desde siempre, hay un grupo fiel que no se va a bajar nunca del barco, por muy mala que sea la gestión, por muy mal que lo haga el equipo. La prueba es que han tenido oportunidades de sobra para hacerlo y no lo han hecho. Esperemos que esto haga abrir los ojos a los propietarios del club cara al futuro para darse cuenta de lo importante que tiene que ser caminar de mano de la afición y obrar algunas veces en consecuencia de lo que se escucha.

Dicho esto, hay una frase habitual en el deporte, la de “ganó con más pena que gloria”. A lo mejor alguno puede pensar que la estoy aplicando al Salamanca UDS. Sí, pero no. No de forma literal, sí alternando los vocablos. Es decir, ha sido una eliminatoria en la que el Salamanca UDS pagó cara sus penurias en la ida, pero que supo purgar sus penas en la vuelta. Hizo lo que tenía que hacer para alcanzar la gloria. Dominar las dos áreas, pero también dominar cuando tocaba y como corresponde al equipo. No olviden tampoco que la eliminatoria estuvo en un paradón en el último suspiro de Jon Villanueva. O lo que es lo mismo, esos detalles de los que tantas veces se habla. Probablemente otros detalles impidieron al equipo charro haber remontado antes del 90 la eliminatoria, pero en este caso queda el último susto y fue de infarto.

Pero hablamos de una eliminatoria y eso, en realidad, poco o nada importa, porque esto es como lo de la película aquella: “sólo puede quedar uno”. Y aquí quedó el Salamanca UDS. Por lo demás, podríamos estar hablando horas y horas, escribir líneas y líneas, que es accesorio. Que tiene mala suerte el Salamanca UDS con el tema del agua, pues seguro, pero no es la primera vez que sucede y no es excusa para señalar que el club tiene que hacer un esfuerzo en el mantenimiento del estadio. Ese campo, esté como esté, es patrimonio de Salamanca y del fútbol nacional y es obligado que los propietarios hagan un esfuerzo.

Que si la afición esto o lo otro, pues también. Ambas aficiones han mantenido siempre una relación de cariño y vecindad que no debe verse empañada por la cizaña que muchos quieren verter ahora. Acabó el partido y punto. Todos tienen su razón, pero el apoyo que los seguidores de uno y otro equipo han dado a sus respectivos equipos es de alabar. El pique, la rivalidad, deben quedarse en el terreno de juego.

En cuanto a la blanquinegra, poco cabe decir que no se haya dicho ya. Es como una caja de sorpresas en cuanto al apoyo al Salamanca UDS. Cuanto más difícil se lo ponen, más fieles son. Lo son hasta que se terminan las palabras. Lo son a pesar de que les cobren las entradas, lo son pese a ocupar un lugar secundario a veces. Y no, no es que sigan al equipo, es que encima lo llevan en volandas. Con esa afición, los jugadores deberían rendir no al cien por cien, al ciento cincuenta. Deberían tener ese plus de físico que hace falta cuando las piernas fallas y deberían tener ese plus mental cuando todo se viene abajo.

Ahora llega el Astorga. Habrá que ver por qué camino se desarrolla la eliminatoria, pero el Salamanca UDS, con ese apoyo, no debe tener miedo a nada ni a nadie.

Y, lo que decíamos, si en Ávila penaron, justo es que ahora disfruten de la gloria. Si entonces les criticamos, ahora es el momento de alabarlos sin restarle el más mínimo de los méritos.

Autor

Periodista y comunicador. Licenciado por la Universidad Pontificia de Salamanca.