Integridad. Veracidad. Confianza. Estos son algunos de los objetivos que busca la obligación que existe en España para algunas empresas de tener que presentar una auditoría obligatoria anual contable y fiscal. Un análisis que, además, debe ser realizado por auditores independientes.
Según explican desde la empresa Legalnet, considerada como de los mejores auditores para empresas, que sea independiente quiere decir que el prestador del servicio no tiene ninguna relación con la empresa auditada que pueda afectar a su juicio imparcial. “Para ello los auditores debemos tener las calificaciones necesarias y estar registrados con las autoridades reguladoras competentes”, detallan desde esta firma.
Este análisis de carácter anual se ha convertido en mecanismo que funciona para garantizar la integridad económica, o no, de una compañía, velando en todo momento por la autenticidad de las cifras presentadas. En España, hay un perfil de empresas que están obligadas a someterse a una auditoría contable anual, algo que está recogido en diferentes regulaciones que son supervisadas por leyes y organismos reguladores como la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), entre otros.
La obligación de auditar cuentas, explican desde Legalnet, “se realiza con el propósito de proporcionar una confianza razonable a los distintos interesados de la organización – accionistas, inversores, instituciones financieras, proveedores, empleados y el público en general – de que sus estados financieros presentan una imagen fiel de su rendimiento y posición financiera”.
Asimismo, hay situaciones que obligan a las empresas a presentar una auditoría contable. En concreto, cualquier firma tendrá que auditar sus cuentas si durante dos ejercicios continuados cumple dos de estos tres requisitos:
- Cuando el importe neto de la cifra de negocio supere los 5.700.000 euros.
- Cuando el total de sus activos superen los 2.850.000 euros.
- Cuando el número medio de trabajadores durante el ejercicio sea superior a 50.
Otro de los requisitos necesarios a la hora de exigir una auditoría obligatoria para empresas se produce cuando una empresa recibe ayudas de las administraciones públicas. En este caso y con independencia del tamaño de la sociedad, las interesadas deberán presentarla cuando hayan recibido subvenciones o ayudas con cargo a los presupuestos de las Administraciones Públicas o a fondos de la Unión Europea por un importe total acumulado superior a 600.000 euros.
También relacionada con las administraciones públicas, las que hayan trabajado por un importe acumulado superior a los 600.000 euros para éstas y este importe represente más del 50% del importe neto de su facturación también tendrán que hacer una auditoría anual de sus cuentas.
En cuanto al tipo de actividad, las cooperativas de crédito, las compañías emisoras de valores o de obligaciones de oferta pública, así como las entidades cuya actividad sea la intermediación financiera tendrán que hacer una auditoría anual según la normativa actual. En el sector de la construcción, las cooperativas de viviendas con una promoción con más de 50 viviendas o locales también tendrán que someterse a un análisis de estas características, además de en otros supuestos.
El objetivo de la auditoría obligatoria, como hemos visto, es garantizar que las empresas cumplan con las normas contables y financieras, y que sus estados financieros sean precisos y confiables. Para conseguirlo, según explican desde Legalnet, estas auditorías tratan de corroborar aspectos como que los estados financieros de la empresa se han preparado de acuerdo con los principios contables generalmente aceptados, al tiempo que confirman la eficacia de los controles internos de la organización.
Con esta obligación de auditar las cuentas, prosiguen desde esta empresa referente en el sector, “ayudamos a identificar y prevenir el fraude o el lavado de dinero, por ejemplo, lo que crea un entorno más seguro para las inversiones y los préstamos, lo que estimula el crecimiento económico”.
Una opción al alcance de cualquier empresa
El hecho de no estar obligados a hacer una auditoría anual no quiere decir que no sea interesante para el sector empresarial. De hecho, son muchos los responsables que deciden hacer este seguimiento de forma periódica con el objetivo de tener más seguridad sobre el estado real de la compañía y, al mismo tiempo, transmitir al exterior una imagen de transparencia con la que captar la atención, tanto de posibles clientes como de inversores.
“Una empresa con las cuentas transparentes puede atraer de una forma fácil la atención de inversionistas”, señalan desde Legalnet, al tiempo que también ponen en valor que este tipo de documentación es muy valorada por las entidades financieras a la hora de facilitar créditos y financiación.
Debido a las ventajas, este tipo de auditorías ya no son solo procesos a los que se someten las empresas que están obligadas. Son cada vez más el número de compañías que crean una imagen de confianza con este tipo de análisis, haciéndolos transparentes para sus públicos objetivos y, de este modo, sentar las bases para su crecimiento y desarrollo.