En estos días que vivimos resulta imposible no tener el corazón en la Comunidad Valenciana, en sus gentes, sus calles, en miles de rostros desolados, creo que toda España y el mundo entero siente dolor en su pecho al ver las noticias.
Una naturaleza traicionera, que desafortunadamente carece de compasión, un desastre lleno de horror, muertes que ya no se pueden evitar, por eso está de más pensar si se hubieran podido paliar o no unos hechos tan devastadores y crueles. Todos juntos podemos encauzar una catástrofe natural de tan grandes dimensiones como esta, que la verdad parece sacada de una película de terror.
Supongo o espero que todos los españoles estemos ayudando, aportando cada uno nuestro granito de arena, pero desde aquí aprovecho para deciros, que no dejemos de hacerlo aunque pasen unos meses, porque en una o dos semanas no se soluciona un desastre de tal magnitud. Estos días se leen muchas cosas que de verdad carecen de importancia, y aunque nos duela el alma, no nos van a devolver a los cientos y miles de personas que desgraciadamente han perdido su vida.
Yo, como todos los españoles y resto del mundo solo puedo ayudar mandando alimentos, agua, utensilios de trabajo etc. algo que espero que sigamos haciendo cuando todo se haya calmado, porque es muy necesario.
Humanidad es la palabra correcta, desde este humilde artículo quiero transmitir un ápice de esperanza a toda la Comunidad Valenciana, sé que unas simples letras enlazas no solucionan nada, pero también tenemos que arropar a los valencianos con nuestros hechos, que sientan como todo el pueblo español está a su lado, volcado en ayudarles a que recuperen el bienestar mental, y físico que obligados por la madre naturaleza han perdido.
Tengo amigos en Valencia que me comentan, Almudena ¡qué horror! Hemos podido salvar a algunas personas, pero a otras no. Porque si soltaban a quienes estaban ayudando, no hubieran podido rescatar a nadie, estos hechos van a quedar impregnados en sus corazones para siempre y en los nuestros, así que ensalcemos la solidaridad hasta el máximo nivel y que estás personas, nuestra gente, poco a poco recuperen la estabilidad de su vida.
Hay momentos en la vida en que todos somos uno, dejando de lado muchas cosas, es aquí donde demostramos que un pueblo unido es capaz de reconstruir con su cariño, multitud de corazones que seguramente están rotos por la situación actual.
Una mirada silenciosa es capaz de transmitir sentimientos que nuestras entrañas ocultan, la unión de muchas miradas juntas son capaces de calmar sollozos, llantos y lamentos. Esta ausencia de palabras que un abrazo transmite, será capaz de ayudar a la Comunidad Valenciana a respirar.
Tengo el corazón encogido, como todos los españoles. En multitud de hogares las lágrimas resbalan por nuestro rostro, pero como llorar no soluciona los problemas, tenemos que secarlas y luchar todos juntos por Valencia. Y aunque es un dicho popular, «la unión hace la fuerza».
En esta ocasión no tengo palabras suficientes para describir lo que todos los españoles sentimos, así que simplemente «ÁNIMO y CORAJE» Comunidad Valenciana.