El Faro de Alejandría: ¡Muy mal si has llorado al ver el final de Casablanca y quieres ocultar tus lágrimas!

- en Firmas

Eres una persona que está creada como todo ser humano por un infinito cúmulo de sentimientos y emociones, que junto a nuestro cuerpo nos dan humanidad. ¿Te emocionas y te caen las lágrimas en una escena importante de una película?

¿Sabes que las personas casi siempre tienen vergüenza de mostrar sus emociones, incluso con la pareja con la que están visionando una película? En realidad, hablando en la intimidad (entre tú y yo), esto que te estoy diciendo no te sorprende para nada, ¿verdad? Porque te ha ocurrido no una…sino en cantidad de ocasiones. Pero una cosa es cuando estás solo/a viendo la escena, pero otra muy distinta es cuando estás acompañado de los tuyos, sea familia y/o amigos.

Pero veamos el porqué de esta actitud, especialmente cuando tienes esa tendencia natural a no mostrar cierto tipo de emociones. Y fíjate que estoy matizando al decir “cierto tipo de emociones”, porque si estás viendo un partido de fútbol y tu equipo marca un gol casi definitivo, no escatimas en nada para mostrar tu alegría. Es natural.

En cambio, cuando la emoción es de otro tipo, porque la escena en ese momento representada por dos o más magníficos actores, puede implicar tanto tristeza, como arrepentimiento, firmeza como sentido de justicia, o una inconmensurable solidaridad ejemplar como grandeza, etc. La gama de emociones y sentimientos es casi inacabable, se retroalimenta con los años, porque nuestro paso por esta vida es en sí misma un aprendizaje, no solo de conocimiento, sino de nuestra más importante característica frente a todas las especies vivas: la capacidad de sentir y de expresar los sentimientos, con palabras, con gestos, con acciones y por supuesto, con lágrimas.

¿No me digas que no te emociona cuando escuchas el discurso que da el presidente de Estados Unidos, interpretado por Jeff Bridges? Si no has visto “Candidata al poder” te la recomiendo.

¿No me hagas creer que no te emocionas cuando ves la escena final de “Casablanca? Cuando Humphrey Bogart le dice a Ingrid Bergman, que se vaya en ese avión, que no puede quedarse, que no se imagina lo que puede sucederle si los detienen a los dos. Entonces Bogart dice “siempre tendremos Paris, no lo teníamos… lo habíamos perdido hasta que viniste a Casablanca, pero lo recuperamos anoche”.

¿Es que vas a hacer culpable a Bogart en Casablanca, o a Liam Neeson en “La lista de Schindler”? En parte sí tienen la culpa de tener la virtud de saber interpretar un personaje que es creíble, que, sumado a una buena dirección de actores, te ha puesto no como espectador, sino como un integrante más de la escena. Esta percepción tiene dos explicaciones: por un lado, el arte de contar una historia a través de la imagen, de ahí que al cine se le conoce como “el séptimo arte”; por el otro, la sensibilidad que has demostrado tener cuando te pones en el lugar de otra persona, o que crees eres tú mismo/a la que está en esa situación, lo que significa empatía.

Te digo rotundamente que de ninguna manera debes considerar ese momento en que aflojas y te caen las lágrimas como un signo de debilidad. ¡Para nada! Más bien se convierte en una señal clara de humanidad, que eres comprensivo tanto con el sufrimiento ajeno como la injusticia. Por ello, no tiene ningún sentido que lo ocultes a los tuyos. Es un claro indicador de fortaleza, evidencia de inteligencia emocional.

Pongámonos en situación

Estás en el sofá con tu pareja. Quieres desconectar de un día largo y estresante. No hay mejor remedio que una buena película (hay quiénes nos gusta también un buen libro casi siempre acompañado por buena música). Pero el libro lo lees de manera individual y la película siempre (o casi siempre) la terminas compartiendo.

Hay historias que cuenta el cine que son absolutamente fantásticas, pero no por ello dejan de cautivarte. Otras están basadas en hechos reales que se dieron en determinada época. Pero en ambos géneros, cuando esa narración (el arte de narrar del cine) está bien realizado, que hace a dicho relato muy potente, que te impresiona, sea ficción o autobiográfico, está influyéndote directamente en tu área emocional y sentimental de tu ser.

Se ha producido una transferencia de las emociones de la gran pantalla a tu persona. Y esto sí que tampoco es ficción, sino la necesaria manera de demostrar que somos humanos, que aún hay esperanza de que mejoremos la convivencia de nuestra especie, que nos preocupemos más por el otro, que nos conmuevan las catástrofes y las guerras, justamente para prepararnos para las primeras especialmente en aquellos países del planeta que son vulnerables por su falta de recursos además de por su geografía; en cuanto a las segundas, para comprender que jamás resuelven los problemas de los países, más bien los agudizan.

La empatía es un signo de fortaleza.

Por tanto, tienes que tener muy claro que la empatía es un componente clave de la inteligencia emocional. Y que, gracias a ésta, las personas tenemos la capacidad de identificar y regular las propias emociones, así como de comprender y gestionar las emociones de los demás.

Llorar en respuesta a una película revela una gran empatía, conciencia social y conexión

Lo vengo diciendo en los últimos años en mis artículos sobre liderazgo e inteligencia emocional, que está más que probado por muchas investigaciones que se han llevado a cabo en materia de psicología organizacional, que una alta inteligencia emocional está asociada con un liderazgo eficaz, éxito profesional y logros académicos.

Especialmente es importante en cuanto a la mejora en las relaciones interpersonales, tanto en los ambientes laborales como en el plano personal. Ayuda a que tengamos una mejor salud tanto física como mental. Es la que nos proveerá de ese bienestar psicológico (ese sentirse bien que le he dedicado más de un Faro de Alejandría).

Una cosa importante: la buena gestión de nuestras emociones es como abrir una barrera defensiva para estar capacitado para afrontar mejor cualquier conflicto, especialmente para saber conducirnos en la vida con un equilibrio razonable entre nuestros deseos y nuestros logros, entre lo que soportamos porque no nos agrada y lo que sí nos produce alegría, etc. Porque las personas estamos todo el día y todos los días, aunque no lo hagamos conscientemente, equilibrando entre lo positivo y lo negativo, y cuando lo segundo prevalece, cuando vemos que no somos capaces de salir de ese bucle, nos produce angustia y nos estresamos.

Una mayor inteligencia emocional nos evita una cantidad de malos ratos, también de errores de interpretación que nos generan aquellos conflictos. Por ello, cuando lloramos en la escena de esa película que nos tiene atrapados, lo que revela de nosotros es que nuestra respuesta a esa impresión es que gozamos de una gran empatía, conciencia social y conexión, todos ellos aspectos de la inteligencia emocional. Como tal, insistimos una vez más, es un indicador de fortaleza personal más que de debilidad.

Llorar no es un signo de debilidad

Una de las razones por las que llorar en las películas se ha visto como un signo de debilidad emocional es que llorar, especialmente llorar en respuesta al dolor de los demás, se considera un comportamiento estereotipadamente femenino.

Pero de ninguna manera hay nada de debilidad en demostrar tu inteligencia emocional. El llanto emocional es un comportamiento exclusivamente humano. Y ten en cuenta una cosa: las buenas películas, las que han sido hechas con un gran esmero por el director, basándose en un guion que refleja acabadamente la historia original de un libro, sea novela pura y dura, o novela tipo autobiográfica, lo que la estructura de cómo se han ido rodando los diversos planos es como si te llevara dentro de los mismos personajes, viviendo su historia como si fuera tuya. Este es el mérito de los grandes realizadores cinematográficos. Entonces, una simple secuencia puede sumergirnos en ese otro mundo que están viviendo los actores, recreando esa historia que la estás viviendo también de manera simultánea, lo que te provoca emociones muy fuertes, que están alterando en el buen sentido, nuestras sensaciones a través de procesos biológicos en nuestro cerebro.

Cerebro y corazón al unísono hablan el mismo lenguaje

En este caso te hace estremecer en el sofá, ni mirar a tu costado porque no quieres que los que comparten ese momento contigo, se introduzcan ya en ese espacio totalmente íntimo que son los sentimientos provocados por una escena que te deslumbra, que te hace recordar cosas de tu infancia, o que te motiva para otras cuestiones que tienes pensado hacer en el futuro. O si no ocurre nada de esto, me refiero a que no te retrotrae al pasado ni te lleva a un futuro, sí te está pesando éste presente en el que no piensas en nada, porque lo único que te está importando en ese instante es cómo se derivará la historia, qué pasará con ese romance, o si saldrán bien parados de la situación de peligro que están atravesando en ese momento los personajes.

Pero la emoción se termina traspasando a ti en ese momento (te aseguro que a mí me ocurre lo mismo), ya que tiene que ver con la transportación de tus emociones a otro lugar que no conoces, que nos has estado nunca, pero que en ese momento estás ahí, sufriendo o sintiendo gozo por lo que sucede en la pantalla.

Es indudable que el lenguaje de las lágrimas explica que tenemos emociones, que no debemos esconderlas, que no son exclusivas de las mujeres, sino que cualquier persona y género, tiene tanto la capacidad como el derecho a la expresión de sus emociones sin limitaciones. Otra cosa, es que por eso de creer que quedaremos mal con nuestra pareja o con los amigos que estás visionando esta película, te contienes…incluso, disimulas, tratas de que no se note no solo tus lágrimas, sino tu actitud, tu postura en el sillón y ese lenguaje corporal que te hace estremecer…porque te aflora en la piel y también haces movimientos con las manos, los brazos y las piernas que no eres consciente de que los estás haciendo. Es la emoción que lo mueve todo. Y esto también forma parte de tu lenguaje que transmites a los demás.

Es por ello que debes sentirte orgulloso de tu inteligencia emocional

Termina siendo una estupidez que quieras ocultarlo. Porque lo que esas lágrimas representan es la empatía hacia situaciones en las que, como personas, tenemos que entender, tanto si se manifiestan a través de una actitud compasiva, como de odio, si se ha actuado en defensa propia, como cuando se ha demostrado la heroicidad del personaje o la fraternidad y camaradería de un grupo, entre otras tantas emociones que las diversas historias cinematográficas puedan ponernos delante. Mejor dicho: puedan transportarnos a cualquiera de estas situaciones.

Autor

Vicepresidente del FORO Ecofin y director de www.ecofin.es , CEO de www.demuestra.com, Presidente del Instituto Ecofin de Liderazgo, coordinador académico de la Red e Latam del grupo Media-TICS. Puedes enviarme comentarios y consultas a jzunni@telefonica.net