Experiencias maravillosas se han abierto camino en el 2023, enriqueciéndome en distintos ámbitos.
He conocido personas que me han abierto las puertas de su casa profesional y que, gracias a ellas, he podido abrir otras puertas y ventanas.
Tímidamente me he asomado a la TV, aunque nunca se es profeta en su tierra.
Nuevos retos se han ido abriendo camino y radiofónicamente los vamos salvando al grito de “las que faltaban”.
Una historia se empieza a formar a vuelapluma donde el Guerrero del Norte y la Bruja Sabia son los protagonistas de algo que comienza a fraguarse lentamente a golpe de teclado.
Brujas migrantes que habitan diferentes bosques y que quieren contar su versión de una historia que se han empeñado en escribir otros, dando una versión que, según la perspectiva, se aleja de la realidad.
Aprender, a pesar de los años, a gestionar la ansiedad y el estrés que provocan las cosas no bien hechas.
Comprender que es mejor llevarlo a tu terreno para hacerlo lo mejor posible. Crear un equipo en el terreno que haga las cosas más llevaderas y que sirvan de oasis en el desierto.
Seguir aprendiendo que la maternidad viene sin libro de instrucciones por etapas y que tienes que tratar de ir por delante o dejarte llevar por esa marabunta de hormonas, sensaciones, emociones y sentimientos.
Darte cuenta, de nuevo, que no puedes llegar a todo y que hay que dejar fluir, a veces, sin empujar a algo que no saldrá bien, si no quieres que la vida te arrolle.
Seguir sintiendo que, en aquel grupo histórico, donde tú eres la nota discordante que trata de estar derecha, aunque le puede ir contracorriente y hacia la izquierda, te acoge y sigue contando contigo.
Ser consciente que la distancia no es nada, si se ponen ganas; que la amistad no entiende de kilómetros y que sólo un “hola” ya llega dentro y se siente cerca cuando no se está todo lo bien que se quisiera.
Desgraciadamente, hay veces que se quieren hacer las cosas bien y no salen.
En ocasiones, ante unas palabras, piensas que es mejor el silencio porque no encuentras lo que quieres decir y, en realidad, ese silencio separa e incomoda más. Pero no existe maldad.
A veces, la pluma encuentra las palabras precisas que la voz no encuentra y, el temor a una mala respuesta, hace que se oculten.
Hay ocasiones en las que una situación se escapa de las manos y ya no sabes o no puedes encauzar ese río que se ha desbordado.
Llega el 31 de diciembre y te viene a la mente una, dos o tres canciones que serían tu banda sonora.
Llega el 31 de diciembre y miras hacia atrás con nostalgia, pensando que determinadas cosas las deberías de haber hecho de otra manera, pero, quizás, si hubiera sido así, no habrías aprendido la lección.
Llega el 31 de diciembre y añoras a quienes faltan, pero elevas la mirada al cielo y les lanzas un beso para que sepan que aún los guardas en el corazón.
Llega el 31 de diciembre y te propones seguir siendo fiel a tus principios; escuchar con atención tus sentimientos, ponerles nombre y acompañarles en el proceso; buscar una estabilidad que te ayude a lograr todo aquello que flota a tu alrededor y que ha ido quedando en un segundo plano.
Cuando hacemos balance, tendemos a dar más peso a lo negativo. Nos deja una huella más marcada y olvidamos lo bueno que hemos hecho o conseguido.
Aquello que nos duele por dentro suele estar relacionado con las personas que nos importan mucho y nos provoca una desazón que no nos deja estar bien.
Ojalá tener polvos flu o tener el don del teletransporte para viajar sin perder tiempo en el desplazamiento y poder aprovechar cada minuto, cada segundo, conociendo lugares y atesorando momentos sola o en compañía.
En el 2024, vamos a seguir sumando experiencias en un año que nos regala un día más.
Que la magia nos acompañe siempre.
Recomendación musical: “Puedes contar conmigo” de La Oreja de Van Gogh
