Y nos dice adiós,
quitándose el sombrero.
Mes que se puso un poco al sol,
y muchos días a la sombra.
Insulso al inicio de doce.
Esperando de ti que has sido el primero,
el mejor comienzo.
Dicen que todo tú eres una cuesta,
la cuesta de enero.
Has rociado de lluvia el campo helado.
Nos has dejado impasibles tal como entramos.
Agradezco no tener sobresaltos,
pero hubiera deseado algún que otro regalo.
Los días han pasado rápidos y desaliñados,
melancólicos y deseosos.
Las aves se quedaron mudas,
solo observé posar una urraca y una grulla.
Ojalá llegue pronto el vuelo de la mariposa,
el cortejo de los pájaros,
y el plumaje azul del inicio de la primavera.
Ahora aguardo con ansias la cigüeña por San Blas,
que con gargantilla y llegando febrero,
¡esa ya la verás!.