Durante dos años desde que en 2011 José Bretón asesinó a sus dos hijos, hasta que un juez lo condenó en 2013 vimos con cierta frecuencia a este asesino en los telediarios. En aquellos años todos nos estremecimos con su mirada espeluznante, sus reacciones frías, sus mentiras, su odio. Doce años después la editorial Anagrama y el escritor Luisgé Martín quieren que nos leamos un libro que habla de ese odio que ya todos vimos entonces, que ya todos tenemos muy visto. Porque José Bretón no es el primer hombre que mató a sus hijos para dañar a su mujer. Demasiados antes y después que él también lo han hecho. No hay nada novedoso ni interesante en el odio de José Bretón.
Estos días estamos escuchando las opiniones del escritor, de la editorial y de las voces que los sustentan defendiendo la publicación del odio de José Bretón, clamando por la libertad de expresión y de creación literaria, con rasgamiento de vestiduras y voz engolada de cura en sermón de iglesia. Yo no voy a hablar de si la libertad de expresión ampara publicar en forma de libro el odio del asesino José Bretón. Sobre eso ya se pronunciará un juez. De lo que sí voy a hablar es de literatura, de la libertad de creación literaria.
La literatura existe porque el mundo es oscuro. Porque el mundo está lleno de monstruos, de dificultades, de dolor. Desde que el mundo es mundo la literatura profundiza en esa oscuridad, en ese dolor tan hondo por una sola razón. Para dar consuelo, para prestar ayuda, para dar fuerza, para encontrar un camino en la oscuridad y tratar de vencer a los monstruos. Para sobrellevar el dolor de vivir. Para resistir.
Un libro que da voz a un asesino y desoye al mismo tiempo las voces de las victimas, la voz de esa madre que está clamando estos días ayuda no es, no puede ser, literatura. La nueva política editorial de Anagrama consiste en decir que literatura es recoger el odio machista de un asesino, analizarlo, manosearlo, estudiarlo como si no supiéramos ya todos que en odios como el de José Bretón anida lo peor del patriarcado y lo peor del ser humano. La nueva política editorial de Anagrama —¡con lo que ha sido Anagrama!— consiste en decir que hay literatura en el machismo criminal de un monstruo que asesina a dos niños, sus niños, para dañar a su mujer, ¡suya! Suya su mujer, suyos sus niños, objetos todos de los que José Bretón se siente tan dueño como de su coche, sus zapatos o la botella de vino blanco que compró en el súper.
José Bretón asesina a los niños para hacer daño a la madre, a su mujer a la que odia profundamente porque resulta que ella no es el objeto que él creyó. Ella tiene vida propia y quiso vivirla lejos de él. Este es todo el misterio. Y ya lo explicaron en su momento los policías que le dieron caza y el juez que lo condenó. Bretón asesino a los niños para maltratar de la peor forma, de la manera más espantosa a su expareja. Es la historia de siempre sólo que estirada hasta el horror espantoso del asesinato.
Por mucho que Anagrama se empeñe —¡con lo que ha sido siempre Anagrama!— no hay ni un gramo de literatura en José Bretón. La literatura está justo en el otro lado. En el lado de los niños que ya no pudieron jugar al sol nunca más, en el lado de la madre de los niños, en su valentía, en su resiliencia, en el lado de los buenos, de los policías que cazaron al monstruo y supieron desentrañar la espantosa verdad entre los montones de mentiras que contaba Bretón.
Desde aquí les digo a Anagrama y al autor del libro ¡dejad de engañarnos! Dejad de invocar a la literatura en vuestro negocio. ¿Cuánto cobra José Bretón por contar su crimen? ¿Cuánto le ha pagado Anagrama para que hable? ¿Cuánto del dinero de la gente que caiga en esta estafa literaria y compre el libro irá a la cuenta corriente del asesino José Bretón?
Si al final la voz oscura del asesino machista José Bretón sale a la venta en librerías, de nosotros los lectores dependerá el éxito o el fracaso de esta complicidad editorial con un asesino, que sigue desde la cárcel martirizando a su exmujer. La última palabra es nuestra.
¿Sabremos como lectores enseñarle a una editorial qué es literatura? Ojala como sociedad sepamos decir con contundencia que la literatura está en el lado luminoso de la vida, en el lado de la bondad, de la verdad, de la belleza.
Un libro que da voz a un asesino pero no escucha la voz de la victima ni sus peticiones podrá ser muchas cosas pero no desde luego literatura, lo escriba Luisgé Martín, Truman Capote o hasta el mismísimo Miguel de Cervantes, si volviera a la vida olvidando que la literatura está en el alma del caballero andante, el que va por el mundo desfaciendo entuertos y no creándolos y haciendo más daño a víctimas de un delito espantoso.