Menos mal que nos queda Portugal… (o nos quedaba)

- en Firmas
juan carlos hernandez portugal

El martes pasado, después de haber escrito el artículo, pude y no me digáis cómo, salir a correr una hora por caminos de los alrededores. Vamos, una tirada larga de las que me gustan y me motivan con sus buenos repechos para sudar y volver como nuevo, o siendo realistas usado pero con las pilas cargadas.

Me pude organizar, encajaron las piezas como si de un Tetris se tratara (me encantaba ese videojuego) y encontré una hora y poco para cambiarme, correr, ducharme y seguir con la tarea. Además llegué más contento sí cabe porque por fin el tobillo parece que me deja de molestar y espero que esta vez no le vuelva a poner en apuros en mucho tiempo inscribiéndome a alguna carrera rompe piernas. Ya no quise cambiar el artículo y reenviarlo porque lo he hecho algunas veces e imagino la faena que le debe suponer al editor, eso sí, esta vez pude estrenar la camiseta de InmoClip que me había regalado para correr.

El jueves lo que no pude fue quedar con los compañeros de iniciación a la carrera. Tenía mucho trabajo pendiente de cara a la final de atletismo del próximo domingo con el tema de listados, etc. y además por fin acabé de organizar las inscripciones para el primer Duatlón de Juegos Escolares al que acudiremos el próximo día 13.

Siempre me pasa, llegando estas fechas el trabajo se acumula y más cada cuatro años debido a las elecciones y a la tarea que me toca que es la notificación de mesas electorales. Así que hace dos semanas que decidí que se había acabado la temporada de piscina. Me toca ir deprisa, volver, retomar las tareas pendientes y estar corriendo para terminarlas el resto del día y para colmo hace también unas semanas que la afluencia ha subido y no nado de forma cómoda porque cada uno se mete en la calle que quiere y no hay un poco de organización por niveles, que sería lo suyo y modestia aparte un poco sé de ello de mis tiempos en la piscina climatizada de Alba de Tormes. Una vez distribuyes a las personas por niveles se puede nadar bien, pero si en cada calle, además de ser estrecha, dejas que se meta una persona mayor que va a nadar de espalda todo el tiempo, quien va a nadar normal no va a poder hacerlo. Se lo hubiera dicho al monitor (nuevo), pero hice un comentario sobre la afluencia y me contestó que me metiera en la calle que me diera la gana y ya vi que no estaba por la labor. Así que entre unas cosas y otras y a pesar de quedarme baños sin gastar, doy por acabada la temporada hasta que en verano intente nadar en Alba, que esa será otra historia.

El anterior artículo hablaba de relajarse y eso es lo que hemos hecho este fin de semana largo. Así que rumbo a Portugal en un viaje que teníamos previsto desde antes de la pandemia y que entre unas cosas y otras hemos tenido que ir retrasando. Pero ahora sí, desde hace algo más de un mes todo organizado para pasar unos días en el país vecino. El sábado por la mañana en Aveiro y después a Costa Nova en donde comimos en un chiringuito de la playa. Después a Esmoriz para conocer sus famosas pasarelas de barrinha, una ruta circular por las marismas caminando por sus pasarelas de madera.

Después hasta Oporto, donde íbamos a pasar el resto de los días. Nos acomodamos en la casa que habíamos reservado en Gaia, la primera vez que hemos usado esa forma de alojamiento y hay que decir que nos ha gustado. Como había reservado con mucha antelación he de decir que pude escoger muy bien y en un sitio tranquilo desde donde después nos podíamos mover perfectamente por Gaia y Oporto usando el metro. Porque lo primero que hay que decir es que siempre se habla de Oporto como un todo, pero a un lado del Duero es Oporto y al otro Gaia, que son dos municipios independientes y el segundo, si bien es más nuevo, es tan grande o más que el primero. Y a patear y conocer el lugar nos dedicamos esa tarde noche y los dos días restantes. Un palizón, es cierto, pero que hicimos gustosamente y parando siempre que se nos antojaba para avituallarnos convenientemente, que no todo va a ser andar.

Y el título del artículo es porque Aveiro no tanto aunque había mucha gente, pero Oporto estaba hasta arriba de turistas. Riadas humanas por toda la zona centro y la ribera. No pensé que iba a estar así, lo reconozco, pero había momentos en que nos sentíamos como en los carnavales de Cádiz y a falta de chirigotas teníamos muchísimos grupos, artistas y hasta tunas tocando por las calles. Todavía recuerdo la última vez que había estado allí, hace unos 14 años y podías llegar en coche hasta la misma zona de la ribera y aparcar en cualquier sitio. Hablando con la dueña del alojamiento nos comentaba que desde unos años para acá (exceptuando la pandemia, claro) el turismo ha aumentado muchísimo y que el problema para ellos es que los precios se están poniendo a nivel turismo (nos han llegado a cobrar en un sitio 5 euros por una cerveza) y ellos siguen teniendo salarios medios de unos 750 euros. Vamos, lo que está ocurriendo en todas las zonas turísticas sean de donde sean.

Y para acabar, lo dejo en último lugar, pero no puedo estar más orgulloso. Estas semanas de atrás se han cumplido 6 años desde que empecé a escribir estos artículos. Solo he fallado tres semanas durante este tiempo y ya iremos viendo hasta donde llego. Así que a mí mismo me doy la enhorabuena y con ello me ánimo a continuar.

Autor

Corredor, ciclista y nadador aficionado. Técnico de la Escuela de Atletismo de Alba de Tormes, impulsor del grupo de iniciación a la carrera promovido por el ayuntamiento de Alba de Tormes y monitor de gimnasia para mayores. Entrenador auxiliar de natación, socorrista acuático y monitor de gimnasia en el agua. Formación como monitor de socorros y emergencias por Cruz Roja. Miembro desde sus orígenes del club Alba Running, del Club Ciclista de Alba de Tormes y desde hace un año del Club Deportivo Cádiz Costa de la Luz.