No

- en Firmas
hojas de colores

No. No puedo soportar leer o escuchar las noticias y conocer un nuevo asesinato de una mujer a manos de su pareja o ex pareja.

Se me saltan las lágrimas y me hierve la sangre cuando una menor es asesinada, me da igual que sea la madre o el padre quien cometa esa atrocidad. Me da lo mismo, porque mi cabeza no lo concibe y mi corazón tampoco. Porque yo amo a mi hija, aunque me saque de quicio, porque no se me ocurre hacer daño a alguien a quien quise utilizando como un objeto a un ser humano.

Me sube la rabia hasta la boca del estómago cuando escucho o leo determinados discursos cargados de odio auténtico, aparte de ignorancia y desconocimiento, amparado en una bandera y un patriotismo que no es tal.

Mi cabeza explota cuando conoce la última agresión homófoba o cuando se agrede de cualquier forma violenta a quien piensa, actúa o habla de forma diferente a la tuya. ¡Con lo enriquecedora que es la diferencia!

Como dice Marwan en una de sus canciones: «el amor es el único juego en el que hay que empatar«.

No hay que pensar igual, pero sí respetar los pensamientos diferentes para crecer como persona.

No hay que imponer, porque lo que estamos generando es miedo, terror y eso no tiene nada que ver con el respeto.

No se pueden usar a las personas como monedas de cambio, como meros objetos manipulables como marionetas bajo las cuerdas de un titiritero.

No sólo hay que hablar de empatía, también hay que llevarla a cabo.

No hay que hacer las cosas únicamente por propio beneficio, porque al final generas un individualismo que provoca la construcción de pequeñas burbujas que no se tocan en un mundo donde cada vez hay más personas.

Me duele cada mujer asesinada en cada lugar del mundo, cada mujer que tiene que migrar por miedo, por inseguridad o que se escapa de una muerte en vida. Me duelen las injusticias, la vulneración de derechos en cada parte del planeta, pero en mi país, donde vivo, más.

Me rasgan las entrañas aquellos padres y madres que juegan a la pelota con sus hijas e hijos porque no tienen las herramientas adecuadas para gestionar el fin de una relación y no saben aceptar que del fracaso se aprende mucho más que de las victorias. Y que una victoria, pese a todo, es tener a una criatura a la que acompañar en el camino del aprendizaje de vida.

Me corta la respiración y no puedo mirar esos vídeos virales donde se muestra la violencia más pura y dura, ya sea un ataque o la defensa tras un ataque.

Yo tiendo la mano a toda aquella persona que necesite ayuda y me la pida. Siempre que esté en mi mano hacerlo y sin perjudicar mi salud mental.

No soy una superheroína. Hace mucho tiempo que decidí quitarme la capa de Wonder Woman porque conozco mis limitaciones, aunque me cueste admitirlo.

No soy de piedra. Compruebo día a día que no tengo una coraza para que, con el paso de los años, las cosas dejen de afectarme o me afecten menos. Me afectan igual, sólo que unos días lo gestiono mejor que otros.

Las piedras son las que lanzan aquellos que tratan de ocultar sus pecados señalando lo que hacen otras personas porque consideran que son diferentes como algo negativo.

Recomendación: unos minutos de reflexión y de cuestionamiento.

Autor

Doctora en Derecho y Ciencias Sociales por la UNED, Licenciada en Derecho por la USAL, Máster en Derechos Humanos y Máster en Malos Tratos y Violencia de Género por la UNED. Técnica de proyectos en prevención y sensibilización en materia de igualdad, violencia de género y sexual.