Soy pobre.
Aunque tenga dinero en mi cuenta corriente, aunque no haya estado en números rojos, …
Miro los precios cuando voy al supermercado, intento ahorrar (por motivos ecológicos también) en la factura de la luz, del agua y del gas.
Soy pobre porque, como leí en IG a alguien, oigo mear al vecino todas las noches.
Soy pobre porque me quejo de que los hijos de mis vecinos de arriba no tiene consideración y gritan, como si no hubiera un mañana, a las tantas de la noche porque están jugando en línea.
Soy pobre porque quiero mejorar mi vivienda, pero pienso que es mejor esperar un año más o dos para poder cambiar la cocina y los muebles, aunque tengan más de 20 años, no vaya a ser que venga una derrama gorda de la comunidad y no pueda pagarla o se presente un imprevisto que me haga tirar de ahorros.
Rezo para que mi coche, que ya tiene 20 años, no me dé más sustos y aguante un poco más los viajes, de ocio y por trabajo, que me quedan por hacer.
Prefiero quitarme caprichos de alimentación, e incluso dejar de comprar libros, para ayudar a mi hija en sus estudios o pagarle la consulta privada de un especialista.
Prefiero ser coherente con mis principios y mis ideas, antes que venderme.
Prefiero vivir en el Trastormes, antes que aparentar algo que no soy y vivir más cerca del centro.
Quiero irme de vacaciones, viajar, pero busco una casa rural económica donde yo me lo guise y yo me lo coma, antes que pagar un hotel y tirarme todo un año pagando un préstamo que no tenía que haber pedido.
Soy descendiente de la escuela pública y a mucha honra. He salido mejor que personas que se han “educado” en la privada.
Soy pobre porque gracias a las becas públicas mi hija ha podido estudiar y tener libros de textos con los que ir a clase.
Por mucho que nos quieran “vender la moto” de lo mal que va el mundo, que se están cargando la clase media, que el comunismo, la migración, la violencia, etc. No te dejes engañar, nunca ha existido clase media. El bien común, luchar por la justicia social hará que tú, individualmente, también vivas mejor.
Es mejor trabajar codo con codo, que de forma unilateral.
Nos quieren separadas, porque saben que si nos juntamos somos más fuertes.
Soy pobre. ¿Y qué?
Recomendación literaria: Hijas del hormigón de Aída Dos Santos.