Estamos en mayo de 2025 y seguimos tan miserables (algunas personas) como hace cinco años o más.
Hemos pasado por una pandemia, un volcán, una DANA, un apagón y, fuera de nuestras fronteras, sufrimos las consecuencias de guerras cercanas (y lejanas).
A pesar de todo esto, las mentiras siguen campando a sus anchas; el desprestigio es una labor que desarrollan bien unos cuantos grupos de personas que hacen mucho más ruido que las “hormiguitas” que trabajan sin descanso; la manipulación es el noble arte del titiritero más ruin y cruel; y el señor feudal ha vuelto a aparecer oculto bajo la capa del pequeño y pobre empresario.
Hay personas que son capaces de jugar con el tiempo ajeno, sin importar las consecuencias que puedan acarrear.
Son capaces de amusgar sus ojos con el firme propósito de hacernos creer que están intentando enfocar la vista para una perspectiva mejor. Cuando, en realidad, todo es un paripé para tratar de hacer pasar desapercibidas sus auténticas intenciones.
Hay quienes se creen dueños del tiempo y juegan con él ansiando desestabilizar a la adversaria que juega limpio y que busca apoyo real en su entorno.
Quienes juegan con el tiempo ajeno no se dan cuenta que puede ser un arma de doble filo que se vuelva en su contra; pues el tiempo no se recupera, aunque pienses que hayas jugado bien tus cartas usando triquiñuelas de cobarde despiadado.
Dicen que el tiempo se estira como un chicle usado y se nos hace bola ante la impaciencia.
Juegan las personas con el tiempo.
Personas que se hallan detrás de una mesa que se asemeja al roble, en un alarde de aparentar más de lo que realmente se tiene o es. Personas que se creen con la potestad de hacer y deshacer a su antojo sin importar las circunstancias de la contraparte, porque entienden que el resto de personas tienen que bailar al son de su orquesta.
Tiempo que, ante una desgracia que nos hace tambalear nuestro mundo, nos empuja a apreciar, aunque sea por minutos u horas, lo que tenemos y olvidándonos de su importancia, de la misma manera que somos conscientes de su levedad.
Tiempo que es algo más que la arena del reloj que cae irremediablemente haciendo que nuestra vida pase, en ocasiones, como una exhalación.
Tiempo. Mal o poco aprovechado.
Tiempo. Bien o nada disfrutado.
Tiempo, a fin de cuentas.
Recomendación literaria: Alicia en el País de las Maravillas, Lewis Carroll