Hay cierta preocupación cuando una mujer se plantea viajar sola. Sin más compañía que la de una misma.
En ocasiones, es necesario. Yo diría que, casi, hasta imprescindible hacerlo en alguna ocasión.
También es cierto que hay que encontrar el momento, pues no siempre estás preparada para ello o el lugar propuesto no es el apropiado.
Pero debes hacerlo, en algún momento de tu vida. Mas no debe ser, únicamente, por motivos de trabajo. Tal vez puedas compaginar ambos. Si es así, eso que ganas y no hay excusa.
En ocasiones, puede parecer una huida. Pero, amiga, cuando vuelvas, sabes perfectamente que lo que has dejado atrás te estará esperando y tienes la obligación de hallar la manera de afrontarlo. No es fácil, te lo aseguro, pero conseguirás hacerlo.
Viajar sola provoca que afloren miedos, los cuales siempre están ahí, desestabilizando. Miedos impuestos, casi imperceptibles, asumidos sin enterarnos, pero miedos, al fin y al cabo.
Quizás, para tu seguridad emocional, necesites establecer un plan que luego cambies, sobre la marcha o como consecuencia de los imprevistos.
Hazlo.
Viaja a un pueblo, a otra ciudad, haz una ruta, cambia de país si te crees con fuerzas.
Da pequeños pasos para ayudarte a realizar eso que tú misma te prohíbes hacer. Busca el momento y lánzate.
Tendrás la oportunidad de dar marcha atrás.
Empieza por un lugar donde tengas personas de referencia con las que contactar si se vuelve todo cuesta arriba.
Pero hazlo. Te vendrá bien.
Cuando estés allí, haz planes y cámbialos. Tal vez te venga mejor un pequeño paseo que una gran excursión o visita guiada por el lugar.
Lee, escúchate, escribe, aunque sean frases inconexas. Desconecta y vuelve a conectar.
Disfruta del silencio y del ruido; busca la soledad y la compañía. Búscate y habla contigo.
Aunque creas que no, algo cambiará que te ayude a estar mejor.
Puede ser que encuentres las fuerzas para mantener esas conversaciones incómodas que son necesarias, pero que evitamos.
Quizás la relación contigo misma cambie, para mejor. O, tal vez, se revuelva todo y te encuentres más confundida que antes. Puede ser. Quién lo sabe.
Tal vez. Quizás. Puede ser.
Si no lo haces, no lo sabrás.
Así que hazlo.
Recomendación musical: “Este tren” de Rozalén