SANTIAGO DE LA PUEBLA: La capilla del licenciado Toribio

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Iglesia de Santiago de la Puebla

Sentencia el dicho popular que las buenas esencias se guardan en frascos pequeños, y,  como de muestra vale un botón, basta con que nos adentremos en la iglesia de Santiago para comprobarlo. Se trata de un pequeño apéndice de la nave lateral del Evangelio, un recinto oscuro, que huele a humedad por su posición al norte y su cercanía al río, pero que conserva una de las joyas de primer orden de nuestro Renacimiento.

Una inscripción, de trazo cortesano, nos descubre el nombre del mecenas de este santuario  funerario:

«Esta capilla mando hazer el licenciado Toribio Gomez de Santiago del Consejo de los Senores reis don Hernando y dona Isabel i don Felipe y dona Juana i emperdor rrei don Carlos; dexo de censo en la dehesa de Melardos para pagar las misas que mando dezir diez mil maravedis, como parece por la ynstitucion della, confirmada por bulas del Papa; ganándose en ella muchos perdones; fue hijo de  Anton Garcia vezino de esta villa; fallesció ano de mille quinientos y …»

Quedó sin completar la fecha de muerte, lo que evidencia  que la capilla se realizó en vida del fundador; como añadido nuestro, Toribio falleció, en Toledo, en 1534.

Como comprobamos por el manuscrito, el licenciado Toribio gozó de la consideración y de la confianza real, como lo muestra el haber sido elegido como asesor y ministro de los Reyes. Este reconocimiento le daba la categoría de persona influente en la toma de decisiones de los Monarcas, y le permitía, además, codearse con la nobleza de entonces, e incluso de rango superior. Y esta posición de “Grande de España” fue premiada, debidamente, con privilegios y recursos financieros. Fue también un periodo de enconada rivalidad, en el que la propaganda y la ostentación adquirieron inusitada relevancia; esta podía evidenciarse, de una manera más efectiva, en la construcción de suntuosos edificios y de santuarios funerarios. Ya no bastaba con ser rico, era necesario demostrarlo con obras que pusieran, al descubierto, la hidalguía  del promotor. La capilla funeraria era también, para ellos, la garantía de la salvación de su alma.

El licenciado Toribio da respuesta a estos desafíos sociales, construyéndose, en su pueblo natal, una capilla, donde ubicar la tumba, que acogiese sus restos mortales, los de su esposa y familia más cercana. Todo un símbolo de inmortalidad.

Toribio se puso en contacto con el taller de Felipe Bigarny, instalado en Burgos, el escultor de mayor fama y prestigio de toda Castilla.

Felipe Bigarny, en 1498, con 23 años, realizando el camino de Santiago, se detuvo en Burgos, allí le encargaron los relieves del trasaltar mayor de la catedral, realizándolos con gran éxito. Este trabajo le garantizó la contratación de nuevos trabajos, y su residencia, por vida, en España.

Fue el inicio de una imparable actividad en todos los géneros escultóricos, como decorador e imaginero con piedra y madera, que desempeñó en su propio taller de trabajo.

Estos talleres artesanales eran, al mismo tiempo, centros de formación profesional, en los que los aprendices, concluido el ciclo de aprendizaje de cuatro años, recibían el título de oficiales. En el contrato de aprendizaje, que firmaban el maestro y el padre o tutor; “se hacía constar que el discípulo recibía, como únicos pagos por su trabajo, la enseñanza del oficio, alojamiento, vestido, alimento y cuidados médicos en caso de enfermedad. Lo habitual era que el padre o tutor del aprendiz tuviera que pagar una cantidad”.

Saco esto a colació, porque, precisamente, Diego de Siloe fue un discípulo destacado en el taller de Bigarny, y, después, su socio de negocios. Y digo que fue un alumno destacado, porque, cuando ingresó en el taller de Bigarny, conocía, perfectamente, el manejo de la gubia y las técnicas de la talla, en los que le había iniciado su padre, el renombrado maestro de la escultura, Gil de Siloe.

Falleció el padre en 1505, y Diego ingresó en el taller de Bigarny, para completar su formación de tallista e imaginero. La edad del ingreso solía ser a los quince, años, por lo que se deduce que Diego debió de nacer hacia 1490. El licenciado Toribio debió concertar, con ellos, la decoración de la capilla de Santiago entre los años 1523-1526

El retablo, que ocupa la pared oriental de la capilla, está bien conservado.  Es todo de talla y estructura, con imaginería pequeña y traza muy a lo plateresco. Se distribuye en cuatro cuerpos, subdivididos a su vez, en cinco calles y rematando con frontispicios redondos y copetes de follaje trepado.

Como observáis el retablo consta de banco, cuerpos, calles y ático; el banco o predela es el basamento de apoyo sobre el que se construye todo lo demás; cuerpos se llaman las divisiones horizontales, y las divisiones verticales, calles; esta distribución se separa mediante frisos y columnas o pilastras, dejando espacios, especialmente, preparados para recibir las esculturas.

El ático es un coronamiento, de menor anchura horizontal que el resto del retablo, casi siempre ocupado por un Calvario; en el caso, que nos atañe, acoge el grupo de la Asunción de la Virgen, escoltado por dos ángeles, con las alas desplegadas en las esquinas.

El retablo es una puesta en escena de la vida de Cristo, una manifestación iconográfica de la fe del promotor; se trata también de un lenguaje comunicativo, preñado de belleza sensible, en el que los pasajes bíblicos se transforman en escenas vivas y realistas, para que el observador comprenda y se identifique con el mensaje representado. Y esta lectura se despliega, a lo largo del conjunto, desde el ático hasta el primer cuerpo del retablo.

Las escenas figurativas se enmarcan en torno a Nuestra Señora con el Niño, excepto en el primer cuerpo, en que aparece el grupo exquisito de la Piedad, que cobija una gran venera dorada, y tiene, por fondo, una claraboya gótica con entrelazos flamígeros; y un gran panel, adornado con grutescos, follaje y dos grandes aves en sus extremos superiores, ocupa el centro del tercer cuerpo.

Flanquean el gran panel, en el tercer cuerpo, los grupos escultóricos de la Visitación, a la derecha, con sus protagonistas; y el de la Anunciación, a la izquierda; se muestran bajo veneras doradas, con tracerías góticas por fondo; y; en las calles extremas, dos hornacinas, de medio punto, que cobijan las tallas de san Pedro y san Pablo.

En el segundo cuerpo, a la vera de la Virgen, figuran dos nichos, que acogen los pasajes evangélicos de la Adoración de los reyes, a la derecha; y el Nacimiento, a la izquierda; los dos pasajes tienen de fondo el portal de Belén; en las esquinas, dos hornacinas, bajo un arco de medio punto, que albergan dos figuras; la del Papa, Adrián VI, y la de Santiago, con sus atributos de peregrino.

En el primer piso, escoltan a la Piedad las figuras orantes del Licenciado Toribio y de su mujer ante sus Santos protectores, san Andrés con su Cruz, y san Bartolomé, con la sierra; en las calles de los extremos, hay dos paneles con decoración menuda, enseñan una fuente en la que beben dos pájaros grandes, de la que emerge follaje en forma caprichosa, y enredado en una venera.

Retablo de Santiago de la Puebla

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Equipo de redacción de NOTICIAS Salamanca. Tu diario online. Actualizado las 24 horas del día. Las últimas noticias y novedades de Salamanca y provincia.