Está casi a todas horas en cualquier medio de información…radio, prensa digital o escrita, televisión, noticias de internet, artículos de opinión, etc…y es que un sector tan importante, tan básico y del que dependemos todos y cada uno de nosotros en nuestro día a día, como es el energético, lleva ya muchos meses en primera línea de interés general para cualquier ciudadano.
Hasta el menos informado de nosotros ha escuchado o sabe en mayor o menor medida que los precios de electricidad y gas se han disparado desde hace ya algo más de un año en el mercado mayorista, el llamado “Pool”, y que las previsiones tampoco son muy optimistas. Gran parte de la hiperinflación que soportamos a día de
hoy en España viene como consecuencia directa del encarecimiento energético.
No es normal que en algunos casos concretos se hayan quintuplicado, sextuplicado, y poniéndonos extremistas hasta multiplicado por 10 para ciertos clientes, aprovechando algunas compañías la renovación de sus contratos a su fecha de vencimiento. Sí, han leído bien, hasta 10 veces más en algunos suministros.
Muchos son los parámetros y las causas por las que estamos en la actualidad en mitad de esta tormenta de precios y ciclogénesis energética, citando entre otros muchos, por ejemplo, el sistema de casación de precios que tenemos en el mercado marginalista, esto es, que se marca el precio del mismo al precio de la energía mayor o más cara que cueste producir.
Esto nos sigue llevando a un mercado tremendamente desbocado, y que parece que ni el reciente Real Decreto Ley 10/2022 referente al tope del precio gas en los costes de la energía eléctrica, la llamada “excepción ibérica” ha logrado rebajar de momento todo lo que se especulaba y estimaba en un principio.
Como todo, lleva una letra pequeña quizás desconocida para muchos, y es que la norma anteriormente citada preveé la financiación de manera variable mes a mes por parte de todos los consumidores que se hallen sujetos al PVPC o al mercado indexado, así como todos los consumidores con contratos a precio fijo, cuyo contrato o renovación se haya realizado en una fecha posterior al 26 de Abril de 2022.
Muchas pequeñas comercializadoras poco a poco se han visto abocadas a su cierre, dando quiebra o siendo inhabilitadas por la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC), siguiendo otras al pie del cañón, a duras penas, en un panorama con mucha volatilidad a la vista.
Habrá que dar margen hasta mayo del año que viene, cuando las medidas del Gobierno dejen de aplicarse, para ver hacia dónde hemos caminado, pero las últimas previsiones de compras a futuros de energía, tanto para el resto del año, así como para el 1er trimestre del 2023 no hacen otra cosa que seguir en línea con los ya altos precios que tenemos. Abróchense, vienen curvas.
Por Roberto de Dios, gestor energético y director de Control Energía.