El Museo Carmus de Alba de Tormes cede una pieza a la exposición «Las luces del nácar»

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Museo Carmus Alba de Tormes atril 01

Pocas veces el arte y la narración histórica confluyen y se alían de forma tan elegante y sutil como en los extraordinarios cuadros enconchados de esta exposición. Se llaman cuadros embutidos de nácar o enconchados porque se realizan aplicando fragmentos iridiscentes de concha de nácar. Es una técnica de gran complejidad, que proporciona a los cuadros un aspecto sumamente original y atractivo, y nos habla de la maestría y la sofisticación de los artistas de los virreinatos americanos de la Monarquía Hispánica, en concreto la Nueva España, que englobaba el actual México y otros países de su entorno.

A través de los cuadros enconchados, la exposición habla de tres temas fundamentales: el intercambio cultural entre tres continentes (Europa, América y Asia), la visión y construcción del pasado histórico novohispano-mexicano, y la maestría de los talleres de la ciudad de México, capital de la Nueva España. La muestra Lo luz del nácar. Reflejos de Oriente en México, explora estos tres aspectos de una forma novedosa y original, utilizando como hilo conductor tres grandes series de enconchados que por primera vez se presentan reunidas: las seis tablas del Museo de América; la serie de veinticuatro tablas de la Colección Real que fue enviada para el Rey Carlos II; y el conjunto que perteneció a los duques de Moctezuma, que en la actualidad está dividido entre dos colecciones privadas.

Los conjuntos expuestos dan fe de la fascinación por Asia en Occidente, y de la influencia del gusto oriental en el arte novohispano, que creció exponencialmente gracias a los intercambios materiales e inmateriales desarrollados en el Pacífico por el Galeón de Manila (o Nao de la China) entre los puertos de Asia y América. Por esta ruta, la más importante de su tiempo, transitaron todo tipo de objetos y técnicas que enriquecieron a las élites americanas. Muchos de estos productos se enviaron desde México a España a bordo de la flota que hacía la Carrera de Indias, en los equipajes de los virreyes, funcionarios y comerciantes, ya fuese para disfrute personal o para regalo, y esto explica la abundante presencia de cuadros enconchados en las colecciones españolas.

En este contexto de intercambio constante, los artistas novohispanos asimilaron, personalizaron y reprodujeron las manufacturas asiáticas, experimentando con nuevas técnicas y dando lugar a nuevos objetos que contribuyeron al esplendor de los palacios y las iglesias y conventos de los virreinatos y de la Península. En estos espacios se podían admirar delicadas cerámicas, que imitaban la porcelana china; biombos con representaciones propias del mundo virreinal; suntuosos muebles lacados a imagen de los fabricados en países como Japón; y cuadros pintados al óleo sobre concha nácar, que por su luz y belleza protagonizan esta muestra.

Estas series de enconchados se crearon en la segunda mitad del siglo XVII en la ciudad de México, concretamente en el taller de los hermanos Miguel y Juan González y su círculo de colaboradores. Así, estas producciones se limitaron a un momento y a un lugar muy concreto, lo cual subrayaría su carácter original y único, y explicaría el interés coleccionista de las élites criollas y españolas. Dichos enconchados representan la conquista de México en 1519-1521 por Hernán Cortés y su ejército de españoles y aliados indígenas. El tono es claramente heroico, y la narración privilegia los episodios y las anécdotas más afines al discurso identitario de los criollos novohispanos, que se consideraban a sí mismos como «mexicanos». De esta élite surgieron los eruditos expertos en las crónicas de la Conquista que orientaron a los artistas para ejecutar los cuadros: alteraron el orden cronológico de las escenas y omitieron aquellos hechos que no encajaban con su visión del pasado del Imperio Mexica (y sus protagonistas, el tlatoani o emperador Moctezuma, O su sucesor Cuauhtémoc). Los criollos (hijos de españoles nacidos en México) se sentían herederos de los dos pasados, el mexica y el español.

La exposición, propone un recorrido estético e histórico que permite conocer las claves del arte del enconchado. Además es una oportunidad inmejorable para conocer un legado cultural único en el mundo, cuya luz refleja el dinamismo de la América virreinal.

El Museo Carmus de Alba de Tormes ha cedido para esta exposición un atril enconchado de la segunda mitad del siglo XVII, realizado en la ciudad de México. A su inauguración acudieron el director del museo, el padre Miguel Ángel González González y el conservador y restaurador Miguel García García.

  • A partir del 25 de noviembre y hasta el 25 de mayo
  • Museo de América, Av. de los Reyes Católicos, 6, 28040 Madrid
  • Entrada libre

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