Roja. Tabú.
No te bañes, mujer. No hagas mahonesa que se corta, mujer.
Roja. Tabú.
Nada de líquidos azules anunciadores.
Nada de saltos bucólicos al aire haciendo contorsionismos alegres.
En ocasiones, son acrobacias para mitigar el dolor.
Roja. Tabú.
Te conviertes en mujer, porque antes eras una pequeña taza acompañada de una elegante tetera, señora Potts.
Roja. Tabú.
Nadie cuenta los picos emocionales, los bajones por la marcha de ese líquido de tu cuerpo durante días.
No.
Debes ser la misma persona de siempre, sin cambios, plana, autómata, sin molestar, mujer.
Roja. Tabú.
Porque eres una histérica que no soporta una ligera molestia que te desencaja la cara, que te retuerce las entrañas y genera un volcán interno no sólo de emociones.
Roja. Tabú.
Contrabando de material en los baños, en la oficina, en la calle.
Susurros en los pasillos del instituto o del colegio.
Miradas cómplices en un idioma secreto que no emplea las palabras.
Roja. Tabú.
La información es poder. El poder, a veces, es control.
Nos quieren silenciadas, calladas, “ignorantes”, sumisas y tranquilas.
Volviendo a los hogares con el mandil y el brandy.
Dispuestas a guardar en el armario las reivindicaciones, las ganas, la información, la cultura…
Repetid conmigo: roja. No es tabú.
Es algo cotidiano en la vida de las mujeres.
No te convierte en mujer, sino que significa una evolución biológica, un nuevo peldaño en la vida.
Roja, roja, roja.
No hay que ocultar, hay que visibilizar y normalizar. Hablar, conversar y conocer.
Porque no es azul. Ni tan siquiera los príncipes.
Por eso son necesarios libros didácticos, aquellos libros que entretienen y, a la vez, enseñan. Porque la cultura es enseñanza, aprendizaje, abre la mente y el corazón.
“La regla mola (si sabes cómo funciona)” está escrito por Anna Salvia Ribera y Cristina Torrón Menstruita.