En una introducción, cuéntanos quien eres y qué es LA CUPULA
Soy una psicóloga salmantina, aquí he crecido, he estudiado y actualmente es donde trabajo y donde espero seguir toda la vida, porque esta ciudad me da todo lo que necesito.
Durante el confinamiento, fue cuando empecé a trabajar de forma online, colaborando con el Ayto. de Salamanca y la Consejería de Educación en sus respectivas Líneas telefónicas de asistencia psicológica por la pandemia del covid. Y comprobé como las personas al otro lado del telf. están tan cómodas y tan a gusto desde sus casas como yo, sin que se pierda la parte humana. La herramienta de trabajo de los psicólogos es la palabra, y tenemos la suerte de poder teletrabajar. Además, la eficacia de la terapia online está más que comprobada.
Háblanos sobre tu trabajo de Psicología en Salamanca.
Colaboró con distintas Clínicas, en Salamanca y Peñaranda de Bracamonte, y ahora mismo estoy muy contenta ya que acabo de estrenar mi web La Cúpula Psicología. Un espacio de bienestar emocional donde de forma online ayudo principalmente a parejas y personas con problemas de autoestima.
¿Qué estáis oyendo los psicólogos en consulta?
Durante el verano las consultas de psicología están bastante paradas, ya que en vacaciones, en general, se dejan un poco de lado los problemas; hay más ratos de ocio y menos estrés. Pero con la vuelta a la rutina, al comenzar septiembre, estoy recibiendo muchas demandas de asistencia psicológica, sobre todo por ansiedad, ha aumentado mucha la hipocondría y los TOC de limpieza, insomnio…
También llegan a consulta muchos profesionales sanitarios que están pidiendo ahora ayuda, tras haber pasado los momentos más duros de la pandemia.
¿Cuál es el estado de la salud mental de los salmantinos en general?
La pandemia ha supuesto una situación estresante para casi todo el mundo. Sobre todo para Salamanca donde la Hostelería y el turismo son las fuentes principales de ingresos, y el desempleo y la incapacidad para trabajar aumenta el riesgo de cuadros depresivos.
Veo muchas personas que mantienen la medicación por problemas de insomnio y ansiedad desde el año pasado, pero muy pocas de estas reciben tratamiento psicológico, algunas no llegan ni siquiera al psiquiatra y se quedan en Atención Primaria.
Soy consciente de que actualmente, la terapia psicológica privada supone una inversión económica, que por desgracia, no todas las personas se pueden permitir, aunque hagamos descuentos para estudiantes o desempleados.
Aunque trabaje en el ámbito privado veo de extrema necesidad de invertir en salud mental, que se doble el número de psicólogos en la Salud pública. El PIR del próximo Enero cuenta solo con 204 vacantes para toda España, es un 3% más pero no es suficiente.
¿Por qué los 200 muertos diarios de ahora impactan menos que los 200 de marzo?
Lo que sucede es que permanecer frecuentemente expuestos a malas noticias puede provocar la habituación. La “habituación” es un proceso de aprendizaje que hace que cuando un estímulo se repite numerosas ocasiones deja de provocarnos un impacto emocional. Nos “acostumbramos” a vivir con esta situación
Este mecanismo es tan simple como adaptativo para la supervivencia, no es que seamos insensibles, es que el organismo reacciona cada vez de forma menos intensa.
Aun así hay a personas a las que he tenido que recomendar reducir la exposición a las noticias, por la “sensibilización”, que sería el otro extremo de procesamiento. A estas personas las noticias les provocan reacciones emocionales muy intensas, pesimismo, sensación de inseguridad, miedo, incluso reacciones físicas de angustia.
¿Han dejado las personas vacunadas de tener miedo? ¿Qué les dirías?
Este tema está generando conflictos entre familiares y amigos, y estoy viendo en consulta la diferencia entre los que siguen teniendo miedo y son más cautos, y los que quieren volver a hacer vida normal. El problema es no entender y respetar unos a otros, para esto trabajo con habilidades de comunicación entre otras cosas.
Creo que son comprensible las dos posturas, y depende mucho de cómo se hayan vivido la pandemia. No lo viven igual quienes lo han sufrido más de cerca, con algún familiar ingresado grave o fallecido, que quienes no.
Cambiando de tema, la depresión es una palabra mayúscula. No es una ‘tengo una depre’. ¿De qué estamos hablando?
Gracias por preguntarlo porque es algo de lo que hay que hablar, como una forma de prevención. La depresión grave afecta a 230.000 personas, y según el INE Castilla y León tiene la incidencia más alta dentro de las CCAA.
Se habla de la depresión como la “otra pandemia”. Para aquellos que estén pasando por un mal momento decirles que las crisis, y los momentos difíciles no son permanentes.
La mayoría de las personas que piensan en el suicidio no desean morir, sino librarse del sufrimiento. Me gusta mucho la frase de: “el suicidio es una solución permanente para un dolor que es temporal”.
Todos tenemos días malos en los que nos sentimos bajos de ánimo, pero si esos días se convierten en semana, conviene no esperar más, no esperes a “estar peor” y pedir ayuda psicológica. No es necesario cumplir ningún criterio diagnóstico, simplemente si te encuentras mal hay que hacer algo para solucionarlo y cuanto antes mejor.
Si es alguien que no dispone de recursos económicos que igualmente contacte con un psicólogo, tanto yo como cualquiera de mis compañeros, estoy segura que intentaría ayudarle y proporciónale alguna Guias o Manuales de autoayuda, o derivarle a alguna Asociación, si es competente.
Hay estudios que indican un aumento del 20% en el consumo de psicofármacos. ¿Qué consecuencias tiene eso?
Como comentaba antes, veo muchas personas medicalizadas desde el inicio de la pandemia, la mayoría mujeres con nivel económico medio bajo, que no pueden financiarse un psicólogo privado. En muchas ocasiones, ni siquiera se está realizando un seguimiento de esta medicación. Otro tema aparte seria los que se automedican….
Esto es debido a la escasez de psicólogos clínicos en Atención Primaria.
Algunos creen que los psicólogos estamos en contra de que se utilice la medicación, pero creo que cuando es necesaria debe administrarse, durante un periodo breve, que no exceda las 4 semanas , siempre controlada y pautada por un psiquiatra y como complemento de la terapia psicológica, que es la que ha demostrado su eficacia.
Las consecuencias que tiene esto es que se enmascaran los síntomas y se posterga la tramitación del problema en si.
En problemas como ansiedad, las personas que toman tranquilizantes se acostumbran a evitar la ansiedad y las situaciones que la provocan, y esta evitación es contraproducente para el tratamiento.
La medicación alivia los síntomas pero es necesario el tratamiento psicológico para tratar el problema de raíz, evaluando los pensamientos y las emociones que genera. No hay ninguna pastilla que elimine el sufrimiento.
Para terminar con buen pie, ¿ Qué cosas positivas observa en esta crisis?
Una de las cosas positivas que veo es que, aunque sigue siendo un tabú y se estigmatiza el ir al psicológico, cada vez se está normalizando más. A esto ayuda que numerosos rostros conocidos como cantantes e influencers hablan de que han necesitado ayuda psicológica, y que no es cosa de “locos”.
Observo que en general se valora más la salud, y esto incluye también la salud mental y a los profesionales sanitarios, a los que se agradece más su labor.
Muchos se han dado cuenta de que el bienestar emocional es fundamental para poder disfrutar con plenitud de la vida, y que no es necesario tener ningún trastorno grave psicológico para acudir al psicólogo.
La mayoría de las personas con las que trato no tienen grandes problemas sino problemas cotidianos: problemas de pareja, familiares, estrés en el trabajo…
Se está revisando la Estrategia Nacional de Salud Mental, espero que se firme antes de acabar el año, esto sería un gran indicador de que estamos cambiando y mejorando, y de que esta pandemia y esta crisis ha traído algo positivo para la salud mental.