La devoción por el gato en las diferentes culturas

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El gato en culturas del mundo - Salamanca

El gato es un animal misterioso, dotado de una gran inteligencia, agilidad e increíble belleza. Adorado como un dios desde la época de las antiguas civilizaciones y, posteriormente, asociado a espíritus malignos, demonios y a creencias paganas. Bien es cierto que son muchos los estudios que se han realizado sobre ellos (genéticos, anatómicos, sobre su comportamiento, etc.), pero incluso hoy desconocemos su naturaleza más escondida y mágica. Esto se ha reflejado siempre en los cuentos tradicionales, en las leyendas y el folklore de muchísimos países del mundo, como son: China, Japón, India, Egipto, Italia, España… e incluso en la cultura vikinga, celta y maya.

Es muy interesante el papel que han desarrollado a lo largo de la historia y, curiosamente, en la mayoría de las culturas (sin haber tenido ningún tipo de relación entre ellas, es decir, que estaban separadas unas de otras) siempre han tenido esa dualidad de ser divino o de criatura oscura. La pregunta que se puede plantear es: ¿Dónde nació ese vínculo entre el ser humano y el gato? ¿Cómo ha ido cambiando a lo largo de las épocas?

Generalmente siempre se ha pensado que los gatos fueron, en principio, domesticados ya en el antiguo Egipto hace aproximadamente 4.000 años, pero estudios recientes han confirmado que ocurrió mucho antes de los faraones y que estos pequeños felinos modernos son los parientes más cercanos a los gatos salvajes de oriente próximo. Nos remontamos a Mesopotamia, hace 100.000 años; fue entonces cuando el humano “domesticó” (al mismo tiempo que a los perros, ovejas y cabras) al gato. La razón que los llevó a hacerlo fue para combatir a los pequeños animalillos que se comían el grano de las cosechas y que planteaban un problema para el autoabastecimiento humano.

El gato en Egipto

La devoción por estos felinos siempre ha sido de tal magnitud que se les adoraba como a dioses. De hecho, los egipcios construyeron templos dedicados a la diosa Bastet (Guardiana del hogar, de los secretos de las mujeres, protectora contra los espíritus malignos y enfermedades, y cómo no, diosa de los gatos) en diferentes ciudades, aunque fue en Bubastis donde mayor influencia tuvo.

Se han encontrado gatos momificados y registros en los cuales se explicaba que cuando un gato fallecía la familia se quitaba las cejas en señal de luto. También, si se producía algún incendio, la prioridad era salvarlos y estaba totalmente prohibido comerciar con ellos y matarlos (bajo pena de muerte).

El gato en la India

La figura del gato aparece en varias obras de gran peso literario, concretamente en   Mahabharata y en Ramayana. Aunque cabe destacar que la famosa historia de The puss in Boots o más conocida como el Gato con Botas viene de un cuento tradicional llamado Panchatantra del siglo V d.D. Al igual que en Egipto están asociados a la divinidad.

El gato en China

Nuevamente encontramos una deidad femenina asociada a los gatos y su nombre es Li Shou. Es una diosa muy importante en la cultura china puesto que está ligada a la fertilidad y a la protección (especialmente contra enfermedades y epidemias), al igual que Bastet. Muchos fueron los rituales y sacrificios que se llevaron a cabo como ofrenda por parte del pueblo chino para que ella los protegiera y, además, también encarna en su ser la importancia del gato desde los inicios de la creación.

Hay un antiguo mito que dice que los dioses cuando crearon el mundo le dieron a los gatos la responsabilidad de observar y cuidar del devenir de este. Para ello le otorgaron el poder de hablar, pero los gatos estaban mucho más interesados en dormir y juguetear con las flores de los cerezos que en desempeñar su “tarea”. Tres dioses bajaron a la tierra a observar si los felinos estaban realizando su función, pero al ver que no hacían nada relegaron esa tarea al ser humano junto con el poder del habla. El humano no consiguió entender la voluntad de los dioses así que nuevamente se encomendó a los gatos velar por el mundo.

El gato en Japón

La figura de Maneki neko 招き猫 (el gato con la pata alzada) quizá sea la más famosa entre todas (de las cuales vamos a hablar en profundidad en el siguiente punto, ya que no todas son “divinidades”, sino que también están asociadas con los Yokai), representa a la diosa de la misericordia que, a su vez, era protectora del hogar y otorgaba buena suerte.

Acorde con la leyenda, cuando el emperador estaba pasando por delante del templo de Gotoku-ji, un gato levantó la pata al reconocerlo. Este gesto llamó la atención del emperador y decidió entrar a visitarlo. Resulta que justo en el lugar donde había estado unos segundos antes una lámpara/antorcha se cayó, y fue gracias al gato que esta no golpeó al emperador. Por salvar su vida se le concedieron grandes honores y por eso se dedicaron templos y pagodas a los gatos (incluso hoy hay una isla que es exclusivamente de ellos)

Hasta la Edad Media los gatos gozaron de una estimada posición dentro de la sociedad humana, pero con la expansión de determinadas religiones (especialmente el cristianismo), hubo un punto en la historia en el que pasaron a considerarse demonios, criaturas de mal augurio relacionadas con las brujas e incluso con el mismísimo ángel caído Lucero del Alba. Por ese motivo pasaron de ser adorados a ser casi masacrados. Esto llevó a grandes problemas relacionados con el control de plagas y jugó un papel importante durante épocas de epidemias y pandemias.

El propósito del tema es comprender la figura del gato en diferentes culturas a lo largo de la historia, centrando la atención también en la mitología, su folklore y la influencia que sigue teniendo actualmente este enigmático ser. Desde luego, para los más “místicos” el gato que puede tener tranquilamente tumbado en su ventana tomando el sol, puede ocultar grandes misterios.

Fuente: Trabajo de Ángela González Gallego, graduada en Estudios de Asia Oriental por la Universidad de Salamanca

Autor

Grado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Salamanca. Aficionado a los deportes de contacto como el Taekwondo.