El Renacimiento es un periodo dado entre el s.XV y el s.XVI que se dio en Europa Occidental. Transcurre entre los periodos de la Edad Media y la Edad Moderna. Fue un periodo de grandes avances artísticos, científicos y humanos. Se puede considerar a Florencia como la “cuna” de este movimiento, que después se extendió al resto de Europa.
A principios del Renacimiento comenzaron a desarrollarse una serie de ideas que determinaban una nueva concepción del hombre y el mundo. Se reivindicaron elementos de la cultura griega y la romana y se planteaba una vuelta a los valores de la cultura grecolatina. Se plantea una nueva forma de contemplar el mundo, lejos de la rigidez impuesta en las épocas anteriores, se avanza en campos como el arte, la política, la filosofía y las ciencias, y se sustituye el teocentrismo medieval por el antropocentrismo.
Es el historiador francés Jules Michelet, en el s.XIX, quien acuña el término actual de Renacimiento para referirse a un periodo histórico que abarcaba desde el descubrimiento de América hasta Galileo.
Dentro del mundo del arte, se conocen varias etapas dentro del Renacimiento, el Quattrocento y el Cinquecento, donde destacan las figuras de Leonardo, Miguel Ángel o Rafael. Mientras este estilo se desarrollaba en Italia, el resto de Europa seguía manteniendo el estilo Gótico, excepto algún caso concreto. Al ser Italia considerada la cuna de la cultura grecorromana, el estilo tenía un amplio legado sobre el que construir el nuevo estilo. Su expansión estuvo a cargo de los monarcas como Francisco I en Francia o Carlos I y Felipe II en España, quienes patrocinaban las nuevas construcciones e influían en los gustos artísticos.
El estilo arquitectónico renacentista encontró su lugar en Florencia, puesto que el gótico no había conseguido penetrar lo suficiente. Se buscaba ordenar y renovar las antiguas construcciones medievales, se buscaba la ciudad ideal, en contraposición al modelo caótico del medievo. Se crearon nuevas formas, como la columna abalaustrada, nuevos órdenes o capiteles, se emplean proporciones modulares y superposición de órdenes, se usan cúpulas como elemento monumental y el arquitecto abandona el anonimato y se convierte en intelectual e investigador. Como ejemplo de ello tenemos a Leon Battista Alberti o Sebastiano Serlio.
En la pintura se introdujeron cambios paulatinos pero irreversibles, adaptando la nueva mentalidad humanista y burguesa que se iba expandiendo por Italia. Aunque los temas tratados seguían siendo en su mayoría religiosos, fueron ampliándolos a temas como la mitología, la alegoría y el retrato. Los pintores se centraron en la búsqueda de la perspectiva, el espacio tridimensional, la naturalidad y los desnudos, abandonando así la rigidez gótica. Los pintores más destacados de esta primera época son Fra Angélico, Filippo Lippi, Sandro Botticelli, Antonio Pollaiuolo o Vicenzo Foppa.
En la segunda etapa del Renacimiento aparecen Leonardo Da Vinci y Miguel Ángel, consideraros genios multifacéticos representativos de este tiempo. Rafael Sanzio también tuvo gran éxito y se considera que fue el introductor del manierismo.
En la escultura también se produce un cambio de estilo, donde se reintroduce el desnudo como temática, el interés por la anatomía, la renovación de la iconografía, añadiendo temas mitológicos, alegóricos y heroicos. Al igual que en la pintura, aparece un gran interés por la perspectiva y se da mayor importancia a la escultura en mármol y bronce que a la de retablos. En Italia, la familia Médicis y posteriormente la República, actúan de mecenas para muchas de las obras que han llegado a nuestros días.
Destaca también la creación de la cerámica vidriada y policromada, que nació en los talleres de los hermanos Della Robbia y el artista Donatello, que humaniza las figuras hasta el extremo.