Melissa Nungaray: desde México hasta la oquedad de la ternura

- en Cultura
Melissa Nungaray

La poesía de Melissa Nungaray, está quirúrgicamente escrita, ella crea y recrea imágenes hermosas y muy bien calculadas, llenas de metáforas que calan con profundidad. La autora, sabe de la necesidad que existe en el ser humano de reencontrarse con la palabra escrita, y por eso, cada línea que escribe la traza con suficiente rigor y una dosis necesaria de ternura; para que quienes la lean, puedan a la brevedad, retratarse en sus batallas. Entonces, la poeta, desde la intimidad de su obra, nos deja este hermoso poema:

Sola, con mis manos de azufre,

Henchida de ramas cual rostro

Sin tiempo recostada en el silencio,

Asisto a la promulgación del ser

Y sus cenizas de ruido extraño

Que avispan el tejido impalpable.

Hacia adonde

Escondidas bruces se buscan,

Que sin encontrarse encuentran

La boca del incendio medida

Con el reflejo de su flama,

Áspera sortija que recuerda

Maleza negra o cuervo ataviado

Que ni espantapájaros espanta.

La obra de la escritora, es lo suficientemente vasta para generar en quienes la leemos; una catábasis que nos puede llevar a navegar, por mares iracundos en compañía de barcos a la deriva, que nos guiarán, a diferentes destinos, entre el tiempo y el espacio. La lectura continua, y la poeta nos dice:

Aquí tan sólo emergen los instantes

Fuera de toda galaxia,

Humedad de las paredes,

Vísceras terrestres

Enroscadas al cuello que tuerce

El cuerpo de extraño voltaje.

Las ventanas enceran el río,

Maizal atormentado por el fuego,

Violácea esparcida en la sutura

De nombres que anochecen.

Aquí el destello mana miradas 

En la respuesta que golpea

Atrás no hacia adelante

Cuando el cuerpo hijo en su tallo

Traspasa el velo de la flecha.

A veces, formas difusas se nos presentan en la vida, éstas formas, en ocasiones, pueden estar llenas de lagunas, como al final estará la memoria. Para combatir éstos embrollos que afectan a la misma, es necesario, enviarle hermosos ejercicios que la vuelvan mucho más robusta. Para finalizar, por este breve pero tierno recorrido literario; la poeta eleva sus versos y nos deja este maravilloso poema:

Llueve en la memoria

El atardecer de la conciencia

Que no se mide con palabras

Ni con gestos solidarios

En el jardín de la inocencia.

Llueve casi sin decirlo,

Se agota la circunferencia

De una pelota que cae,

Cayéndose, hundiéndose

En los frescos lapidarios.

Llueve la granadilla fortuita

En los oídos alebrijes

Que incautan el despertar.

Sobre la autora

Melissa Nungaray (Guadalajara, Jalisco, 1998) es editora, escritora, collagista y promotora cultural. Dirige la revista digital “En la Masmédula”  y colabora en diversos periódicos digitales. Licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas por la Universidad Autónoma del Estado de México. Es autora de los libros de poesía “Raíz del cielo” (Secretaría de Cultura de Jalisco/Literalia, 2005), “Alba-vigía” (La Zonámbula, 2008), “Sentencia del fuego” (La Cartonera, Cuernavaca, Morelos, 2011), “Travesía: Entidad del cuerpo” (La Zonámbula, 2014) y la plaquette “El cuerpo descansa en algún lugar” (La Tinta del Alcatraz, 2022). En 2014, ganó el segundo lugar del “IV Premio Nacional de Poesía Joven “Jorge Lara”. Fue becaria del “Festival Interfaz ISSSTE-Cultura Los Signos en Rotación San Luis Potosí 2017.”

Autor

Hondureño de nacimiento. Estudiante de Periodismo y Antropología, Autor del poemario: "Hologramas de ayer, hoy y para siempre…" (Atea Editorial, 2019). Sus artículos y poesía han sido publicados en revistas de México, Argentina, Colombia, Venezuela, Honduras, Guatemala, España, Costa Rica, Panamá, Perú, República Dominicana e Italia.