Han pasado unos días desde el último artículo y también desde el último partido del Salamanca UDS, con una contundente victoria en Villaralbo, otrora bastión inexpugnable, pero el fútbol, para bien o para mal son ciclos y ahora, a los zamoranos, les toca reinventarse.
El Salamanca UDS, por su parte, volvía a ser el Salamanca UDS. Era el equipo que todos los aficionados esperan, el del ‘Pim, pam, pum’. Ni más ni menos. Un equipo dominador, que mande y temple, que someta a sus rivales. Por supuesto que habrá partidos que sufra, por supuesto que se dejará puntos y por supuesto que habrá rivales potentes, pero un equipo como el blanquinegro no puede caer como lo hizo en su casa frente al Real Ávila, donde no es que se viera superado en el marcador, es que se vio desbordado en todos los aspectos, tácticamente, técnicamente, físicamente…
Eso sí, como siempre decimos, lo bueno del fútbol es que cada siete días te da una buena oportunidad. Pasas de villano a héroe en un ‘plis-plas’ y viceversa. Y la mejor, y yo diría que única, forma de superar una crisis (o de que no se abra), es sumar de tres en tres. Y eso es lo que hizo el Salamanca UDS en su visita a tierras zamoranas. Ganar con contundencia con Javi Navas en plan ‘pichichi’, con Fassani marcando, con lo que también disipaba las dudas que se empezaban a sembrar, con Jorge de Vicente jugando esos minutos de calidad que pedimos, con cambios que parecían necesarios por rendimiento o, simplemente, por dar frescura mental al equipo.
Pero no debemos olvidar que el Villaralbo no es el Real Ávila, aunque eso no debe restar ni un ápice de méritos. Había que ganar y se ganó. Había que convencer y se convenció. Ahora toca seguir sumando de tres en tres mañana ante el Palencia Cristo Atlético, un equipo que quizá no tenga el potencial de temporadas anteriores, pero que sigue llamado a estar en la parte alta de la tabla clasificatoria. Sin duda, una buena piedra de toque para los blanquinegros. Sin duda, una gran oportunidad para que éstos se rediman ante una afición abnegada, entregada a los vaivenes de un equipo que unas veces da la de cal y otras la de arena. Esperemos que, en esta ocasión, pasen la página del Real Ávila y tanto lo que se desplazaron hasta tierras zamoranas como los que no pudieron hacerlo, recuperen la ilusión y el optimismo y reciban el premio a un apoyo que, año tras año, dan recibiendo poco o nada a cambio, al menos en las últimas temporadas. En esta, esperemos que las expectativas despertadas por el equipo dejen en un mal día la derrota ante el Ávila, entre otras cosas, porque los blanquinegros todavía tienen que demostrar una regularidad que, hasta la fecha, no han tenido para tutear a esa primera posición que es la meta a alcanzar a final de temporada. Queda mucho todavía, pero esperemos que empiecen a coger el rumbo deseado y no sólo venciendo, sino también convenciendo.