Y ahora sí, la temporada oficial de la escuela de atletismo ha llegado a su fin. Toca ‘descansar’ un poco, y lo entrecomillo porque probablemente el verano sea el periodo de trabajo más estresante que tengo, pero como es un cambio con respecto al resto del año pues me da esa sensación, al menos durante los primeros días, después… Y es que la temporada de piscina, más el trabajo normal de `oficina´ (que de oficina no tiene ‘ná de ná’) al final resulta agotador, pero lo dicho, es un cambio y por ello resulta alentador.
Pero vamos a centrarnos en el fin de semana que me voy por los cerros de Úbeda, como muchas veces, y hay cosas que contar de la actividad deportiva. Este domingo tocaba duatlón en Ciudad Rodrigo, el tercero y último de esta larga temporada de atletismo y para allá fuimos con un equipo de 17 participantes y que casi fue el total de los que han participado en la disciplina esta temporada, a excepción de una baja por lesión y otra debida a un viaje de fin de curso que coincidía con el cambio de fecha que sufrió el duatlón en el último momento.
Viaje cómodo en autobús y además esta vez con buen maletero para poder llevar las bicis sin tener que desmontarlas por piezas como nos ha pasado en alguna ocasión y no sería esas veces porque no avisaba del número de bicis que íbamos a transportar. Pero he de decir que ese problema se resolvió en cuanto nos pusimos serios y les explicamos la situación que teníamos cada vez que viajábamos a un duatlón, dándonos desde entonces varias opciones dependiendo del número de bicis que hubiera que llevar. Así que tras varias paradas para completar el equipo llegamos al destino y la primera sorpresa fue el cambio de ubicación de la zona de salida y meta. Un parque con bancos y sombras para la espera y además con un par de establecimientos cercanos en los que mitigar la sed del caluroso día que hacía. No se nos olvida que el año estuvimos unas cuantas horas a pleno sol y lo mal que lo pasamos. Lo dicho, llegamos y a la sombra esperamos a que comenzaran los duatlones de juegos escolares porque además en esta ocasión no me había inscrito a hacer el de los mayores porque no quería tener que llevar a todos antes y pasar más tiempo allí del estrictamente necesario.
Sobre las doce y media comenzaron los duatlones en los que participaban los chavales, aunque en el primero, cadete y juvenil era en el que teníamos las dos bajas que ya os he comentado antes. Después tocó el turno a los infantiles y alevines por un lado y a los benjamines por otro y disfrutamos de su participación, aunque con algún sofoco por mi parte.
Mira que les explico y entrenamos los cambios de marchas y con todo y con eso alguno de ellos hizo todo el recorrido de la parte de bici con piñones altos como si fuera a subir un puerto. Claro, así pasa, que llegan desfondados de hacer `molinillo´ y encima no avanzar nada. A voces con ellos, pero como si nada. Qué sí, para salir es mejor llevar un piñón intermedio y así no quedarse atrancado en la salida, pero de eso a seguir todo el recorrido en el mismo y sin cambiar va un trecho.
Está claro que la próxima temporada habrá que seguir insistiendo o directamente dejarles que ya salgan con un piñón pequeño aunque les cueste empezar a mover la bici. Por lo demás ninguna incidencia destacable excepto el golpe de calor y/o la bajada de tensión que sufrió África y que la tuvo recuperando un buen rato después de acabar su prueba, pero sin más consecuencias.
Bueno, sí, hubo un par de incidencias pero que fueron antes de salir y es que por un lado alguien no había revisado la bici y se la encontró pinchada, además no tenían cámara de repuesto y me llamó para decirme que no venían por ese motivo. ¡Faltaría más!, la niña venia con nosotros y la bici pinchada también y ya veríamos como la arreglábamos, así fue, o si no pues usaba una de otro niño aunque tuviéramos que adaptarla lo mejor posible.
La otra fue la de un niño que sabe que tiene la válvula de la rueda trasera mal y que se la va el aire y no lo ha solucionado `desde el mismo duatlón del año pasado´, ¡qué desastre! A veces no sé lo que les haría. Pero en fin, pudimos solventar los problemas y que todos participaran.
Y después de las pruebas llegaron las entregas de premios del duatlón y de la temporada de juegos escolares y ahí sí que disfrutaron porque todos subieron al podio, cosa que de antemano ya les había dicho que sucedería y no sé si se lo terminaban de creer pero es que tenía las clasificaciones de la temporada y a poco bien que lo hicieran, pasaría.
Así que fueron desfilando a recoger sus medallas individuales de la prueba y de la temporada y también sus trofeos de equipos y por ello algunos subieron hasta tres veces al cajón. Qué mejor manera de terminar la temporada y darles ánimos de cara a la próxima que espero y deseo que ya sea una temporada totalmente normal como las de antes del Covid.
Viaje de vuelta, todos tan contentos y ahora ellos y sus padres a descansar un poco del atletismo, aunque ya saben que para los que tengas ganas habrá algunas carreras populares a las que asistiremos a lo largo del verano.