Comercio salmantino: Relojería Winzer

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Relojeria Winzer 01

En 1920, Demetrio Gómez Gil coge el traspaso del negocio Winzer a los herederos del fundador alemán. Decide entonces continuar el legado del Sr. Winzer y mantener en el mismo puesto a varios de sus empleados de máxima confianza. Demetrio ya como propietario del establecimiento de la Calle La Rúa, 12, vería como en poco tiempo se convertiría en un lugar de referencia donde poder encontrar relojería de todo tipo, óptica visitada por salmantinos y clientes de toda la provincia y el lugar donde poder adquirir el último modelo de bicicleta o motocicleta con la que poder hacer repartos o trasladarse entre la provincia, más adelante se atrevería con la venta de automóviles.

Demetrio como muchos otros jóvenes se ven obligados a emigrar a Argentina en búsqueda de un futuro mejor, en poco tiempo comienza a trabajar y aprende el arte de dar buena hora a toda la maquinaría del tiempo, esto hace que se convierta en un profesional de la relojería.

En unos años consigue ahorrar y esto hace que se acelere su regreso a España. Cuando llega decide invertir en Pueblo Nuevo lugar que le vio nacer. Más tarde se instalará en Salamanca y será aquí donde decida instalar su hogar.

En 1932, Winzer sufre un devastador incendio con lo que se verá obligado a trasladarse a otro local misma calle Rúa Mayor, 1.

El mismo día de la inauguración la tienda sufre el robo de toda su recaudación, once mil pesetas, un disgusto considerable para toda la familia. Este suceso será resuelto con la ayudad del párroco de San Martín que vio todo lo sucedido y da buen parte a propietarios y guardia civil. El número de matrícula del coche será la clave para dar con los malhechores y darles el alto en la su huida por la carretera de Madrid.

Las dificultades que debe afrontar Demetrio en la Guerra Civil le hacen que se vea obligado a alquilar avionetas para poder atravesar el frente y llegar a los puertos de Galicia y Andalucía para poder comprar la maquinaría necesaria para todo tipo de relojes con los que trabajaba. Demetrio era de los pocos españoles que instalaba relojes en los torreones de las iglesias y fachadas de los ayuntamientos, algunos de sus trabajos los podemos ver en Montejo, Tordillos, Tordesillas, Fuente de San Esteban… El precio aproximado del reloj y la instalación rondaba las 2.600 pesetas y con un peso de unos 200kg necesitaba poleas especiales para su instalación con un diseño de montaje que realizaba Demetrio personalmente.

Tras el fallecimiento de Demetrio en 1938 debe continuar con el negocio su hijo Delfino Gómez Moreno que estudió óptica en Madrid y que ya contaba con conocimientos aprendidos por su padre para dar continuidad a todo lo que la relojería suponía en Winzer. Junto a 4 empleados y su esposa, Flérida Montero, decide mantener las diferentes vertientes del comercio y cuando su hijo Delfino termina el servicio militar se incorpora a trabajar a su lado. Los tiempos van cambiando y la relojería sufre una evolución increíble…se pasa de la cuerda a la pila, del sistema manual de rosca al automático y de ahí al digital. Un cambio en el sector relojero a los que se tiene que acoplar España a mediados del S. XX.

Los tiempos van cambiado y en los 70 y 80 el reloj era el regalo preferido en el día de la comunión y como obsequio nupcial, ahora el reloj desaparece para hacer hueco a los móviles con hora incluida. Pero hay que resaltar que en Winzer el tiempo se paró y el taller relojero sigue activo dando puntual la hora como lo hiciera hace más de 100 años.

Winzer uno de los comercios más emblemáticos de la ciudad, se va adaptando a las nuevas modas y decide introducir en 1988 la fotografía con venta de máquinas de fotos, carretes y máquinas de revelado, es el boom de la fotografía pero en pocos años se verá dañada por la aparición de las nuevas tecnologías y de nuevo se tienen que amoldar a las nuevas tecnologías.

En 2003, el negocio se ve obligado a cambiar de ubicación porque el edificio en el que se encuentra el comercio será derribado para nueva construcción, la nueva tienda será muy cercano a la anterior ubicación, el lugar elegido será en Calle Quintana, en el se ofrece a todos sus clientes el servicio de fotografía y relojería.

Hay que destacar que Delfino padre se jubiló a los 65 años y a pesar de ello no dejó de acudir a la tienda hasta los 91 años, durante todo este tiempo siguió realizando el trabajo que más le gustaba, poner en hora a todos aquellos relojes que habían dejado de darla puntualmente.

Ahora son Pepi y Delfino Gómez Montero quienes siguen detrás del mostrador ofreciendo al cliente profesionalidad, buen hacer y un trato exquisito. Delfi, tercera generación y 34 años de trayectoria sigue los mismos pasos de sus antecesores, realiza instalación de relojes en torreones y ayuntamientos, reparación de todo tipo de relojes y realizando todo tipo de trabajos fotográficos.

Enhorabuena por la continuidad y por mantener vivo el alma y espíritu de tradiciones familiares.

Autor

Personal Shopper y organizadora de eventos como el próximo XVIl Sweet Market Salamanca que tendrá lugar el 28 de noviembre, de 12h a 21h en el Hotel Alameda Palace.