Salta alto para sobrepasar el listón

- en Empresas
motivacion equipos Salamanca

Pensar en grande, te puede aportar avances pequeños. Pero pensar en pequeño, nunca te alejará de la casilla de salida. Por eso, líderes ambiciosos como Napoleón defendían siempre que “para pensar, hay que pensar a lo grande”. El genio militar y político francés no se andaba con chiquitas… ¡a la Historia nos remitimos!

No se estudiaba empresariales ni existían masters por esa época; pero su condición natural de líder le guiaba en su camino entendiendo que había que planificar, pensar, reflexionar, etc. 

Cada vez hay más líderes empresariales, políticos, emprendedores, consultores, conferenciantes, coaches y un largo etcétera; pero sólo es una minoría la que destaca justamente por hacer las cosas razonablemente bien y con ambición global, pensando a lo grande.

Podríamos decir que es una minoría notable, porque se hacen ver y sentir por el buen criterio de las decisiones que toman; pero, muy especialmente, por la forma de pensar, los principios en los que se apoyan.

Es preferible ser cautos en la forma de expresar esta nueva explosión de liderazgo, que mucho tiene de propaganda (casi en su mayoría en el ámbito político) y poco de efectividad.

Pero el buen liderazgo, que no es el que abunda, también ocurre en todos los ámbitos de la vida. El músico que compone y no sabe poner una nota en el pentagrama y requiere de un experto compositor que adecue su melodía al idioma universal de la música, pero finalmente la canción es un éxito porque hay algo natural que no se puede aprender; el niño que a los doce años le da a una pelota de tenis con tal precisión que se le empieza a entrenar en las divisiones infantiles y se ve en él un futuro nº1 del circuito de tenis internacional de los grandes campeones; en todos los casos de éxito en las acciones, las condiciones naturales son fundamentales.

Pero es que además dichos dones naturales se pueden educar y entrenar, como por ejemplo en el liderazgo, aprendiendo la técnica y especialmente la implementación de las acciones a medida que acumulan experiencia.

Pero en la gran mayoría de situaciones, los líderes, incluso los más efectivos, no han sido niños que han tocado el piano y dado conciertos a los 5 años, sino que se han ido formando, capacitando y aprendiendo. O sea, que el liderazgo se ha ido haciendo conforme también iban definiendo y consolidando su personalidad de líderes a lo largo de los años.

1. Pensar es tan importante como trabajar

Sobre esta cuestión, es conveniente que referenciemos a Brian Scudamore (1970) fundador y CEO de 02E Brands, es un reconocidísimo emprendedor estadounidense, actualmente residente en Canadá, colaborador habitual de la revista Forbes y un pionero en actividades tales como remover todo lo que no sirve y ganar espacio.

Esto lo dice tanto para personas y familias como parra organizaciones.

Es un convencido de que las personas que han abrazo el éxito han dedicado y lo siguen haciendo, una parte considerable de su tiempo a pensar.

Nos interesa su visión porque la compartimos plenamente, de hecho hemos tratado el tema del pensamiento en varias ocasiones. Cuando afirma que “la mayoría de las personas ve el liderazgo como un deporte en dónde el éxito está determinado por el esfuerzo. En cambio, creo que al pensar en los negocios se parece más a la cirugía y me gusta pensar los lunes para actuar con la precisión de un cirujano el resto de la semana”, está dejando claro cuál es su filosofía de acción: para llegar a ésta última hay que planificar muy bien lo que hacemos.

Para ello cree que es bueno no ir a la oficina alguno que otro día mientras pueda acomodar la agenda (cuestión un poco complicada para la cultura española) y dedicarse a reflexionar no sólo en su agenda de los próximos días, sino en general.

Porque Scudamore cree (nosotros también) que una parte de nuestro tiempo semanal disponible nos interesa (además es muy recomendable para aflojar tensiones) dedicarlo a pensar, pero no divagando, sino en profundidad.

Replantearse la dirección que está tomando ya sea mi trabajo, o la empresa que lidero o mi vida en general, no es una cuestión menor.

Es que en la mayoría de las ocasiones en las que hacemos el esfuerzo de reflexionar, nos quedamos subsumidos en los problemas del aquí y ahora, en vez de mirar un poco más allá de nuestro horizonte temporal. Levantar la mirada pensando en los que hemos logrado y sí sinceramente creemos que vamos en la buena dirección.

Aquí aparecen entonces las prioridades, cuestión a veces que nos atormenta porque por las circunstancias especiales en las que estamos viviendo (caso de que la organización está atravesando una crisis) nos es harto dificultoso señalar con precisión cuál es la prioridad (o cuáles) que tengo que poner por delante, si no quiero perder el control de la situación.

De ahí que es bueno alimentar la reflexión con preguntas tales como:

¿Estoy haciendo lo correcto? ¿Estoy tratando este tema con la gente adecuada? ¿Es esto lo que más me importa en este momento? ¿Es esto lo que realmente necesita la empresa? ¿En qué cosas me considero solvente y en cuáles tengo dudas? ¿Hay alguna manera de dedicar más tiempo a las cosas que domino y controlo mejor?

2. Acción y producción de ideas

Para este fin creemos necesario que las personas, especialmente los que tienen la responsabilidad de llevar un negocio adelante, deben de tener en cuenta algunas cuestiones básicas, tales como:

  1. La producción de las ideas.
  2. Bajarlas al papel.

En cuanto a si tenemos o no una “fábrica” de producción de ideas, esto es algo inherente a la fase creativa que todos llevamos dentro, algunos más desarrollados que otros.

Pero en todo caso, lo que debemos esforzarnos en hacer es reunir de alguna manera las ideas en un diario (puede ser un Excel) las cuales con seguridad iremos retocando día tras día o semana tras semana.

En cuanto a b), pueden preguntarse que por qué insistir en escribirlas, si ya estaban clasificadas en un fichero.

Lo que sí es de utilidad es ir ajustando (adaptando) las ideas (priorizarlas) en función de la posibilidad que le demos de implementarlas.

Es entonces el momento de incorporar algunos conceptos interesantes tales como el establecimiento de puntos de referencia o hacer mediciones creando las medidas para ello.

En cuanto al primero, nos referimos a una parte del proceso de planificación que es vital, como fijar algunos momentos en los que se debe valorizar y medir lo actuado (una manera de anticipar resultados) o de determinar si se está en el buen camino.

Obviamente, el líder experimentado no necesita tener todo esto escrito, aunque sí puede haber tomado algunas notas o efectuar consulta permanente a sus equipos.

En todo caso, tener en cuenta estas cuestiones nos parece interesante, especialmente para los jóvenes emprendedores que aún están experimentando el proceso de planificación y tienen muchas dudas sobre la implementación de las acciones.

En cuanto al segundo, la manera de medir (establecer el método) es diverso y debe adaptarse a cada necesidad organizacional.

Lo que sí es claro, que el concepto nos parece fundamental para acostumbrar a los nuevos líderes a medir los objetivos en base al avance en la consecución de los mismos, sea en porcentaje, euros o cualquier otra unidad, caso de la incorporación de horas de equipos de trabajo.

3. Liderazgo protector

Incluso hasta el más pequeño de los proyectos requiere una “palmadita en la espalda”, lo que implica apelar al sentido del liderazgo protector, cuando el líder efectivo está controlando las acciones emprendidas, verifica el grado de avance y está al mismo tiempo motivando al equipo para que visto los resultados, sigan en esta línea de trabajo.

El control entendido como fuente de motivación

Así entendido, el control es vital para el rendimiento de las personas, ya que algunas personas (los líderes experimentados) dan estos pasos de control y supervisión de manera natural, casi sin darse cuenta.

Pero la gran mayoría de las personas necesita esa palabra de apoyo, ese referente que quiere oír de que la cosa marcha en el buen camino.

Cuando en una gran mayoría de situaciones, los miembros de los equipos necesitan ayuda y algún tipo de formación frente a lo que están llevando a cabo en ese momento, por ejemplo, un proceso que requiere métodos de trabajo desconocidos hasta hoy por la persona que tiene el encargo de hacerlo, es ahí en dónde serán muy importantes esas medidas y evaluaciones sobre el grado de avance.

El buen líder se presta a todas estas ayudas, porque una vez que el personal lo internalice como algo natural, al igual que su jefe podrá hacerlo de manera espontánea y sin prestar excesiva atención a los procesos de supervisión, que no significa que no los haga, sino por el contario, que ya domina el trabajo.

Autor

Vicepresidente del FORO Ecofin y director de www.ecofin.es , CEO de www.demuestra.com, Presidente del Instituto Ecofin de Liderazgo, coordinador académico de la Red e Latam del grupo Media-TICS. Puedes enviarme comentarios y consultas a jzunni@telefonica.net