En un primer momento puede parecer que todos queremos ser amos. ¿Amos de qué? ¿De nuestra vida? Eso está claro que no lo somos. Tenemos cierta capacidad de decisión pero dentro de un radio establecido por otras personas que son más amos que nosotros.
¿Somos amos de nosotros mismos? Creo que tampoco, ya que es una paradoja. Si somos amos de nosotros mismos, una parte de nosotros tiene que ser necesariamente esclava. Y… ¿cuál es esa parte? ¿se podría intercambiar la parte ama de una persona con la parte esclava?
Para mí la parte ama de una persona es la que nos define y nos diferencia de los demás. Nuestros gustos, aficiones, ambiciones, miedos son confeccionados por ella. Y la parte esclava es la que se dedica a trabajar para que todas esas aspiraciones y objetivos se cumplan. Por lo que ambas partes se necesitan mutuamente.
¿Quién depende más de quién? Sin el trabajo y obediencia de los esclavos, los amos no existirían. Pero sin la capacidad de mando y liderazgo de los amos los esclavos tampoco. Por lo que creo que son igual de importantes.
¿Se elige ser amo o esclavo?
Todos somos las dos cosas. La gran parte de este debate depende de nosotros, de cómo nos veamos a nosotros mismos respecto a los demás. Algunas veces no nos mostramos como somos realmente y buscamos interpretar un personaje porque nos hace sentir más protegido. Aunque si es cierto que en muchos casos somos ambas cosas, a veces esclavos y a veces amos.
Es muy importante que nuestro amo y esclavo internos tengan buena relación, que se escuchen el uno al otro, que se conozcan, y sepan los puntos fuertes y débiles de cada uno, ya que una mala relación entre ellos o una lucha por el poder absoluto, nos provocará un gran desequilibrio interno.
Muchas veces desde el punto de vista de los esclavos, los amos hacen abusos de poder o trabajan menos que ellos. Pero en ocasiones, cuando a esos esclavos les toca ser amos, son mucho más radicales que los primeros, ya que en ocasiones nuestra sociedad invita a la venganza, y a hacer pasar a los demás por las cosas malas que otros nos han hecho pasar a nosotros.
En realidad si lo pensamos bien, todas las personas somos esclavas, esclavas de nuestra familia, esclavas del dinero, esclavas de nuestra felicidad… Nos pasamos la vida haciendo cosas sin reflexionar. Ya lo hacen otros por nosotros.
Parece que estamos cómodos en esta situación, aunque en muchos casos no nos damos cuenta, y lo único que hacemos es quejarnos de los amos que nos dirigen, pero no nos planteamos en ningún momento cambiar todo aquello que no nos gusta y convertirnos en dueños, no se si de nosotros mismos.
Por otro lado la situación de los amos tampoco es nada fácil, ya que todo depende de ellos y al tomar cualquier decisión importante aparecerán personas que los critiquen y otras que los alaben. Ser amo es complicado. Si te dejas llevar por tu entorno y te crees todo lo que te dicen, al final te convertirás en lo que los demás quieren de ti, no en lo que tú quieres. Para ser un amo debes tener un carácter brillante, difícil de cambiar, aunque en muchos otros casos hay que saber escuchar, sobre todo las críticas, ya que nos dan las claves para poder mejorar en el futuro.
¡Qué diferentes son los amos de los esclavos! ¿O no lo son tanto?…
Cuando tanto esclavos como amos, nos fijamos en los demás, no nos damos cuenta que en muchas situaciones somos amos y tenemos esclavos dependiendo de nosotros, y en otras al revés. Somos los mismos, independientemente del papel que hagamos en cada momento. Por ello tenemos los mismos miedos, angustias, problemas… En consecuencia, antes de incitar al odio, debemos recordar que somos iguales, con nuestras virtudes y defectos, y que en este momento seamos una cosa u otra, en el futuro eso puede cambiar.
En conclusión, da igual si eres esclavo o amo. Debes estar a gusto contigo mismo. Que ser una cosa u otra, no condicione todas tus acciones. A todos en diferentes momentos de la vida nos tocará ser amos o esclavos. Lo importante es disfrutar y aprender de ello. Y sobre todo, darle sentido.