Cortar amarras

- en Firmas
Lourdes Francés

Un día cualquiera, sin explicación previa, cortarán amarras y ella se dejará ir a la deriva. Así la alegría saldrá de su casa y dejará huérfano su corazón.

Desde ese momento, paseará sola por la ciudad otoñal, discreta y elegante como siempre, con la mirada ausente y la actitud ensimismada, sonriendo por complacencia y educación cuando la ocasión lo requiera o cuando alguien la reconozca y la salude con efusión.

Exhibirá sin afectación el aire triste de las parisinas que pasean por los bulevares de Les Champs Elysées en el mes de Noviembre, justo antes del nacimiento del Beaujolais.

París en Noviembre, qué recuerdos tan dulces…

Noviembre, mes de días cortos y noches eternas que invitan al recogimiento y a la calma.

Cuántos momentos perfectos compartieron sin saber que algún día se acabarían, o quizá sí lo sabían, pero no hicieron caso de las señales de alarma que se fueron sucediendo cada vez con mayor frecuencia.

El tiempo benévolo se encargará de mitigar ese sentimiento de pena y abandono que les dominará tras la separación.
La ausencia se diluirá como un azucarillo en el café au lait, dejando una imagen imperfecta y desdibujada en la superficie humeante, que más pronto que tarde desaparecerá cuando la Primavera llame de nuevo a las puertas de su corazón otoñal.

Pues igual que en la inconsciencia de la pasión uno es incapaz de ver el final de la dicha presente, también cuando está sumido en el dolor es incapaz de atisbar una luz de esperanza al final del túnel.

Y esa luz existe, sin duda, existe y funciona como un faro que impide que nuestro barco zozobre.

Por ahora no queda más remedio que vivir, aunque sea a ritmo lento.

Vivir es la mejor medicina para los corazones desolados.

Autor

Cirujana Ortopédica y traumatóloga. Runner popular.