Lo cierto es que es un tema bastante polémico, del cual no todo el mundo se atreve a hablar, por temor a lo que los demás puedan pensar de él. Todos sabemos que dependiendo de una religión u otra, se puede creer en la reencarnación de una manera diferente. Sin embargo, no voy a ensalzar creencias, ni apoyar lo que exponen unos y otros, voy a plantearlo de otra manera. Imaginad que viviéramos en un mundo exento de doctrinas, si nos encontráramos en esa situación.
¿Creeríais en la reencarnación? ¿Pensaríais que hay vida después de la muerte? Yo personalmente lo veo de otra manera, estimo que es una forma de aferrarnos a un ser querido que no queremos perder, nos da miedo seguir caminando sin su existencia.
Pero no se ha ido, porque su resurgimiento nos ofrece la posibilidad de seguir disfrutando de su alma e incluso de su cuerpo, dependiendo de en quién o que se haya reencarnado. Considero que todas las ideas, vivencias y sentimientos son respetables, yo misma quizá no sabría qué responder, porque tengo una visión de la vida un poco diferente.
¿Sabéis que significa para mí, la resurrección? Cuando una persona o sus familiares donan los órganos de alguien que inesperadamente falleció, ese corazón late dentro de otro individuo, con los sentimientos de nuestros allegados, han partido a un universo celestial, pero su esencia está en el cuerpo de otra gente, que en ocasiones nos arropan con su cariño, eso es para mí la regeneración.
Existen religiones que añaden la reencarnación en sus credos, y lo creen firmemente, cuando valoro que hasta una persona atea podría ser fiel a ella. Es una palabra abierta, con muchas acepciones, para mí significa alma, esencia, pensamientos, realmente sentir que un ser querido mío, se haya reencarnado en un cuerpo o no, me da igual.
Pero tener cerca sus entrañas, su respiración, los suspiros que el viento desliza cuando su presencia ya no está en la tierra, eso no me da lo mismo. Podemos llamarlo, trasmigración, recordación, emociones, viajar en un tiempo que desconocemos, calmando nuestra ánima, pero hay un error que sin darnos cuenta cometemos y es que no dejamos partir la suya en paz.
«Sin saberlo todos creemos en la reencarnación, con nuestros recuerdos mantenemos vivos a nuestros parientes o amigos, en el interior de nuestro corazón, convirtiéndolo en el suyo»