EL FARO DE ALEJANDRÍA: ¿A qué “yo” le estás hablando? ¿Al que ves… o al de mi otro “yo” de mi universo paralelo?

- en Firmas
excursiones montana

Mira nuestra foto de portada. ¿Nos ha tenido la sensación en más de una ocasión que habías estado en ese lugar? ¡Pues claro que sí!

¿Te has preguntado alguna vez, si por una de esas casualidades de nuestro destino universal, tú y yo (querido lector/a) podemos ser en este preciso momento una repetición “personal” (igual a nosotros mismos) de otro universo en el que ya hemos vivido, o quizás en el que estemos viviendo simultáneamente en este momento? O sea, con “ese otro yo” al que creemos deambula por alguna otra región el cosmos.

Si bien esto te puede parecer algo fantástico, de pura ficción realmente, como fue en su momento la creación de una de las sagas de más éxito del cine, como ha sido “Star Trek”, en realidad no estarías demasiado lejos de la verdad. ¿Qué es lo que quiero significar con esto? Que justamente, una de las claves que introdujeron los autores de ciencia ficción y películas perfectamente estructuradas en cuanto a una visión del mundo diferente, caso de Gene Roddenberry (que fue el creador de Star Trek), fue que el mundo como lo hemos ido conociendo (y viviendo en cada época), no necesariamente tiene que ser la definición final, esa estructura final de mundo que no puede estar sujeto a más cambios.

Pero durante las últimas décadas, si algo nos ha llamado la atención a todas las personas, de cualquier nación de la Tierra, es que por más mundos diversos que por las respectivas culturas y tradiciones de los países del orbe compartían y comparten actualmente nuestro planeta, no implica que no tengamos aspectos totalmente comunes, rasgos que se repiten, características que emulan o directamente imitan a otros seres que o existieron o existen en este mismo instante.

La evolución de la tecnología y la ciencia ha sido de tal magnitud en los últimos veinte años, que lo que nos parecía imposible en la última década del siglo XX nos parece ya normal en 2010 y ahora en 2023 no nos llama la atención. Actualmente, pocas cosas son las que nos sorprenden desde el momento en que estamos invadidos por la inteligencia artificial, la robótica y especialmente la mecánica cuántica, que es la rama de la física que estudia la naturaleza a escalas espaciales pequeñas, los sistemas atómicos, subatómicos, sus interacciones con la radiación electromagnética y otras fuerzas, en términos de cantidades observables.

Sin entrar a considerar cuestiones que son muy complejas y que explica muy bien físicos teóricos del prestigio de Michio Kaku, que es un científico estadounidense de origen japonés, que se caracteriza por hacer preguntas que casi son irreverentes para la cultura actual de cada momento en que las expone, o las dudas que plantea.

Esto es ver el futuro con coraje, sin esquemas que nos limiten. Lo que pretendo con mi aportación de hoy a “El Faro de Alejandría” que dije desde el inicio de este serial que era para que entre lectores y yo mismo, pudiésemos ayudar a comprender mejor la realidad que nos rodea, también a conocernos mucho mejor nosotros mismos como personas, “escarbando” en nuestro interior (buscando en lo más profundo del alma y el espíritu) aquellos valores y principios, de los cuales nos sentimos orgullosos y defendemos a muerte por nuestras creencias de que son lo que más nos conviene para la vida que llevamos, para la sociedad a la que pertenecemos.

Por ello hoy lo que quiero es que hagamos juntos una reflexión desde el punto de vista más filosófico que técnico o científico (aunque para estas reflexiones me apoye sobre bases científicas). También desde el punto de vista ético y moral, pero les hago una advertencia: tenemos tendencia natural a querer que la moral y la ética que hemos impuesto a lo largo de siglos, obviamente que ha evolucionado y ha llegado al nivel actual, consideramos que es la única posible, y eso, en realidad no lo es.

¡Pruebas al canto, con lo que está ocurriendo en materia de igualdad de género, inclusión, diversidad, etc.! La sociedad actual, sin duda, es muchísimo más tolerante que hace diez años. Esto es una evidencia, no requiere demostración. Quién no sepa aceptar esta evolución tan fabulosa de la sociedad moderna en general, que se viene produciendo en todo el mundo, salvo algunas excepciones por temas culturales profundamente arraigados desde hace diez siglos o más, como es el caso de algunas sociedades islámicas, en realidad está fuera del mundo.

Pero hay una mayoría de ciudadanos de cualquier latitud, que aplauden la innovación, no solamente tecnológica, sino también en los aspectos de nuestra conducta, de nuestra moral, de nuestra ética.

Pero no voy a detenerme en el aspecto de las conductas humanas, sino en lo que más me viene seduciendo en los últimos tiempos que tiene que ver con la posible existencia de más de un “yo”, o sea el que poseo que en este momento me permite comunicarme con vosotros, pero que además estará ese “otro yo” o “varios otros yo”, que estarán deambulando en algún otro mundo paralelo.

La primera gran duda que se nos presenta siempre es respecto al tiempo, teniendo en cuenta que lo hemos fijado los seres humanos ya hace muchísimos siglos desde el momento en que se construyeron los relojes de arena, además de que previo a ellos, había una forma de computar el paso de los días y los años por parte de civilizaciones antiguas.

Sé que cuesta hacer realidad (comprender esta realidad es hacerla posible) de que nuestro “yo” que está aquí presente en este momento es un “yo” diferente a otro que tuvimos en el pasado, pero que no tenemos conciencia (generalmente somos absolutamente ignorantes al respecto de que ha existido), aunque sí a veces se producen esas sensaciones de ir a un sitio, o tener una conversación con alguna persona, o que sucede un hecho que de alguna manera lo recordamos, o nos lleva a pensar de que hemos estado en ese sitio, que hemos conocido previamente esa persona, y que hay algo que nos induce a que contamos con un conocimiento previo. ¿Cómo debemos interpretarlo cuando se nos presenta como lo estoy describiendo?

¿Solo como una percepción del cerebro? ¿Es acaso realmente un reflejo de una existencia anterior?

De momento, todas las lecturas e investigaciones que he venido haciendo en estos últimos meses, de casos concretos y reales de personas que afirman haber tenido experiencias de haberse encontrado con vida pasadas (no es mi caso, pero le presto mucha atención), de la misma forma que también escucho y sigo con mucha cautela e interés a las personas que habiendo estado 10 minutos o media hora en estado clínicamente muertos, después relatan episodios que también han sido contrastados científicamente.

De que han estado en otro sitio, otro lugar que no saben explicar muy bien dónde se encuentra, pero sí hay una coincidencia que estas “Experiencias Cercanas a la Muerte” (como técnicamente se las denomina) de las personas que las han experimentado, es que han visto familiares ya muertos y finalmente una luz superior (una especie de orden supremo) que les ha indicado el camino de regreso, aquí a nuestra Tierra (nuestro mundo), volviendo a entrar en esta caja que nos contiene que es el cuerpo que poseemos.

Y en estos casos, cuando una persona que por la ciencia médica se consideraba muerta, vuelve a la vida, rompe también con todos los esquemas (esas estructuras mentales que creemos son inamovibles). Durante un espacio de tiempo que siempre les parece más largo que la realidad de los minutos en los que estuvieron clínicamente muertos, se movieron como una fuente de energía, con paz y tranquilidad absolutos, con una sensación de felicidad desconocida en nuestro mundo humano. De esto también hay coincidencia de opiniones constatadas.

Estuvieron en manera de energía y estar otra vez en este mundo, o sea que eso de que la energía no se pierde y siempre se transforma, pasa a ser una realidad, que lleva a una cantidad de científicos muy respetados a creer definitivamente que nuestra existencia es infinita. Que nuestro tiempo de vida es infinito, por lo que tienen que existir fases diversas que materializan, o que nos hacen ver, distintas etapas de nuestras vidas, como la que estamos experimentando hoy.

Sé que esto cuesta comprenderlo, por eso pongo el ejemplo de las personas que han experimentado ECM’s (Experiencias Cercanas a la Muerte), ya que es lo más parecido a la experimentación de mundos paralelos. A los yoes que estoy refiriendo hoy.

Siempre me han apasionado los desafíos sobre la comprensión humana y la interpretación de por qué estamos aquí, quienes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Y lo que os aseguro es que, por más que creamos que lo tenemos todo controlado, que somos los reyes del universo, realmente no es así.

Somos muy insignificantes cuando nos miramos como seres que formamos parte de un universo tan vasto, extenso e infinito. Desde ya que no somos la única especie con vida que pulula en el universo y que de alguna manera estamos obligados a reflexionar, sobre cuál es nuestro papel en él. Más aún en los últimos años, en el que lamentablemente estamos desempeñando un cierto rol negativo afectando el planeta de manera tremendamente devastadora, con la crisis medioambiental a la que estamos sometiendo la Tierra, nuestra casa común.

Y ahora, si me permitís, les dejo, como suele decirse, esa guinda para el postre:

Creo que la evolución científica y nuestra comprensión de la realidad, ayudada por instrumentos cada vez más precisos, como son la robótica, inteligencia artificial, etc., o sea, toda la disrupción tecnológica que está transformando nuestra forma de vida en general, tienen que tener un responsable mayor, un orden que nos esté guiando hacia la conquista de nuevos mundos. Vemos que el descubrimiento que día a día va haciendo gracias al ojo tremendamente avanzado que tiene el telescopio James Webb, por ejemplo, de descubrir nuevos exo-planetas perfectamente habitables como la Tierra, nos obliga a atender las advertencias que nos vienen haciendo las mentes más ilustradas del mundo científico, que el tiempo se acaba, que sociedades tecnológicamente muy avanzadas del universo se han autodestruido.

De ahí, la tremenda verdad de la “Paradoja de Fermi” cuando hizo la pregunta “Y dónde están”, en relación a los extraterrestres que sabemos están ahí fuera pero que aún no han contactado con nosotros.

Y la guinda es que ese otro “yo” u otros “yoes” existen, que hemos estado en otros sitios antes porque también hemos tenido una existencia que, sin saber aún con precisión cuándo ha sido, tenemos bastantes elementos de juicio como para afirmar que sí se ha producido.

Hay señales que más de uno de mis lectores/as seguramente ha recibido y dada las limitaciones culturales, sociales, de pensamiento muy acotado (contrario a pensamiento abierto que es el que siempre he defendido), se resisten a aceptar que hay otros mundos (los universos paralelos) que la mecánica cuántica en sus desarrollos teóricos de físicos de primer orden mundial ya han explicado la factibilidad absoluta de que son posibles, por lo que fuera del fenómeno estrictamente de la física que gobierna la naturaleza y las leyes matemáticas y físicas que desarrollamos para comprender nuestra realidad, creo que tenemos más de una vida, que hay vestigios de mundos paralelos que han existido y que hemos existido en ellos.

Más aún, el tiempo como invención humana, nos sigue limitando en la comprensión de esta realidad, por ello es bueno replantearnos, patear el tablero, no dejarnos dominar por los dogmas y mantener una mentalidad abierta a la realidad de existencias múltiples, aunque aún nos cueste comprender esta forma de ver.

Esto ha ocurrido a lo largo de la historia. La visión Copernicana, por la que la Tierra se mueve y gira, junto a los demás planetas, alrededor del Sol. La Tierra ya no era singular y pasó a ocupar un segundo plano.

Si ya nos ha costado dejar de lado la concepción centrista del universo respecto a la Tierra, no es de extrañar que ahora sepamos que somos un minúsculo plantea dentro de una galaxia y que hay millones de galaxias como la Vía Láctea. Los físicos nos están ayudando a una más clara comprensión, ya que cada día nos vamos encontrando con nuevas posiciones que nos adentran aún más en esta realidad de muchos universos y mundos posibles, por lo que no debemos quedarnos atrapados con la idea centrista (la no apertura hacia otros mundos posibles y vidas paralelas).

Tenemos incontables versiones de la realidad en otros universos que existen, en los que estamos presentes (es que si no es así no tiene sentido el que estemos solo aquí), por ello, te pregunto lo del inicio: ¿A qué “yo” le estás hablando? ¿Al que ves… o al de mi otro “yo” de mi universo paralelo?

En el próximo artículo de “El Faro de Alejandría”, voy a explicar cuáles fueron las pruebas personales experimentadas, sea a nivel personal o de personas allegadas, además de casos de experiencias lejanas que han sido documentadas.

Autor

Vicepresidente del FORO Ecofin y director de www.ecofin.es , CEO de www.demuestra.com, Presidente del Instituto Ecofin de Liderazgo, coordinador académico de la Red e Latam del grupo Media-TICS. Puedes enviarme comentarios y consultas a jzunni@telefonica.net