El deseo

- en Firmas
Lourdes Francés

Existe en el ser humano una ley implacable y universal que le impele a actuar de una determinada manera a pesar de los convencionalismos y reglas sociales tácitas, escritas o no, que imperan en un momento determinado; me refiero a La Ley del Deseo.

El deseo entre las personas viene precedido por la atracción y solo se satisface cuando se sucumbe a él o cuando se sublima como algo imposible, pero a la vez irrenunciable.

Sobre El Deseo y su Ley se ha publicado mucho y con toda justicia podemos considerarlo, tanto cuando es satisfecho como si solo está reprimido, como el motor más importante que existe para generar literatura en prosa y poética, así como para la producción musical y artística en todas sus variantes, incluyendo la audiovisual. Y quizá yendo un poco más lejos, podríamos valorarlo como una fuerza motriz natural que impulsa al mundo y lo hace avanzar.

Aparentemente el deseo es prosaico, pero ha servido de inspiración para que la Literatura cuente por millares los héroes y las heroínas creados bajo su mandato.

Y cuánta música, cuántos poemas, canciones, películas, y resto de obras de arte desde que tenemos constancia documental, han sido fruto de la pasión desatada por el deseo en personas de todo tipo, tanto seres anodinos como excepcionales? Innumerables, por no decir todos.

Porque si uno mismo no encuentra tema externo que le motive para crear o para escribir, siempre puede mirar introspectivamente y plasmar con más o menos destreza todas las emociones y sentimientos que la vida deja escritos con tinta indeleble en su propio corazón.

Mientras el deseo no arrase como fuego hasta la combustión total del corazón, yo soy partidaria de darle alas y dejar que sirva de estímulo para la vida y por ende para la creación artística.

Autor

Cirujana Ortopédica y traumatóloga. Runner popular.