Navidad con sentimientos

- en Firmas
Navidad

Se asoma la Navidad a los balcones del alma, en este año un poco diferente para algunos, a los que alguien les falta. La suya estará inundada de lágrimas y melancolía, pero también rodeada de alegría, sabiendo que en un nuevo amanecer, se hallan sus seres queridos, no importa si están en el cielo o en la tierra, porque su corazón sabe que cuidan de ellos.

Viviremos una Natividad con sentimientos contrapuestos, pero no será emborronada por lágrimas que borra el viento. Observo gente paseando por las calles de Salamanca, «mi ciudad» barriadas llenas de alegría y de interminables colas en las tiendas, creando una Navidad con ilusión.

Una época bella en su esencia, con un único propósito, conseguir regalar un poquito de felicidad a nuestros familiares y amigos, ayudándoles a mantener avivada la anaranjada llama de su corazón. Sin embargo, busco en el interior de mis pensamientos y me doy cuenta de que quizá nuestra recordación de años pasados nos enseñe a sentir lo que es el verdadero significado de estos días tan entrañables.

¿Recordáis esa temporada que pasamos exentos de tantas cosas?

Exentos de abrazos y besos, ni siquiera pudimos tener tantos regalos como antes, ya que no podíamos ver a nuestra gente. Pero ocurrió algo maravilloso, y es que nos dimos cuenta del verdadero significado de la Navidad, el amor. Fueron unos meses donde sembramos recuerdos, que ni el tiempo podrá jamás borrar de nuestra memoria.

¡Qué bonitas sonrisas nos mostraba una videollamada!

Quizá muchos de nosotros ya no podamos ver estas navidades a algunos de nuestros familiares. Pese a todo, percibo dentro de mi interior que sí podré verlos, porque el vínculo de nuestro corazón anula la distancia entre la vida y la muerte.

Siento que todos los besos que quedaron sin dar en el tiempo a consecuencia de un obligado distanciamiento social, no podrán hacer añicos los sentimientos de multitud de personas, en este año 2023.

Aprecio lágrimas de las nubes, caer en mi rostro, gotas de agua que el viento borra. Ellas nos mencionan que su llanto no es de pena, sino de esperanza.

Os propongo alimentar las ramas de los Abetos, adornémoslos en compañía de nuestros niños, llenemos nuestro hogar de colores, luces, emociones e ilusión. Cantemos villancicos frente al Belén, o en la calle, yendo al tren, en un parque, no importa el lugar si mantenemos intacto el verdadero significado de la Navidad.

Sobrevivimos en un mundo de consumismo paralelo a la realidad, inertes en un pensamiento tradicional equivocado. Regalos, sinónimos de Navidad y no es así.

No son vínculos fraternales.
No son vínculos del amor.

Son tradiciones carentes del verdadero significado del espíritu navideño que la mayoría de las personas tenemos.

Este año, que la economía de muchos hogares se tambalea, y casi todos tememos la inevitable cuesta de enero, ayudemos al comercio de diferente manera. Regalemos una sonrisa que trasmita lealtad, cosas que sepamos que nuestro ser querido o un desconocido necesita. Intentemos hacer partícipe a nuestro comercio local para lograr un barrio más solidario. Para mí personalmente, esos son los regalos de gran valor, los que salen de nuestras entrañas, ayudándonos a mantener la economía cercana, simbolizando el amor, el cariño y la bondad.

Vemos tonos de alegres colores que intentan avivar en todo el mundo, un espíritu navideño que se creía inexistente. Tenemos que ser realistas, la Navidad no se basa en luces de coloridas que iluminan la ciudad, pero sí que podemos pintar arcoíris de lealtad y regalar solidaridad. Conservemos la magia de las figuras navideñas con sus destellos, que alegran la mirada de nuestros niños y adultos.

Yo, bajaré a ver la Plaza Mayor de Salamanca, también el Huerto de Calixto y Melibea, ambos monumentos iluminados. Y os aseguro, que envuelta en el silencio de mis pensamientos, diré:
¡FELIZ NAVIDAD!

Mientras tanto, observo el amor de esos padres que se convierten en actores, intentando que sus retoños no pierdan la ilusión por estas fechas navideñas. De los abuelos, con su cabello canoso, sus bellas arrugas portadoras de tantas vivencias, del amor que sus dentaduras desdentadas ocultan, callando historias inolvidables que después de cenar narrarán a sus nietos.

Y en el silencio de mi hogar, sé que voy a vivir unos días de Pascua llenos de sentimientos, que las lágrimas no las borra el viento por casualidad. Las difumina, intentando resaltar una esperanza que se tambalea en multitud de hogares, confianza anhelada que espero que recuperéis un poco al leer mis humildes palabras.

Soy fiel a la Navidad, a mis sueños e ilusiones, a los de mi familia y amigos e incluso a los de personas que ni conozco. También soy leal a un destino impredecible en este presente que vivimos, por eso intento paliar vuestros miedos contenidos con este artículo y os deseo a todos.

¡FELICES FIESTAS!

Autor

Almudena Merino nació en Barcelona. Sin embargo, reside actualmente en Salamanca, ciudad que la vio nacer como escritora. A pesar de su corta andadura literaria, la avalan varios títulos publicados: Reflejos de una sonrisa, Secretos de un alma callada y El escondite de una Rosa.