La historia de este día está marcada por marchas, asesinatos y revueltas con la policía a lo largo de los años, por lo que, actualmente, la conmemoración de esta fecha ha tomado más importancia en distintas partes del mundo. En México, Estados Unidos, algunos países de Europa y América Latina se conmemora cada 28 de junio, debido a una protesta política que aconteció en 1969 en Estados Unidos, que fue determinante para movimientos posteriores. En ese tiempo, la realidad para las personas LGBTI+Q era restrictiva y violenta, vivían en un ambiente de total discriminación e incluso la OMS consideraba a la homosexualidad como una enfermedad.
Así que el origen de esta historia comienza en Nueva York, por esta primera revuelta con la policía, que aconteció en el bar Stonewall Inn, donde lesbianas, homosexuales y travestis se reunieron y enfrentaron a la policía por varios días. De acuerdo con César Torres, investigador del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM, el término “gai” fue decisivo para la definición de este día. Este vocablo proviene del francés y se traduce como “feliz”, pero al pasarlo al inglés se le agrega la “y” griega para tener otro significado: “orgullo”.
Anteriormente, ya habían ocurrido otras manifestaciones, pero fue a partir de la revuelta del bar en Nueva York que el movimiento se convirtió en un acto político que marcó la historia para toda la comunidad LGBTIQ+. Después de esto, la noticia llegó a otros países y de manera global se apoyó. El orgullo gay se reivindicó con cada marcha y manifestación, a lo que ahora se le conoce como orgullo LGBTIQ+.
En México, la primera marcha se realiza el 21 de junio de 1979, donde ya hay presencia de colectivos que se asumen como homosexuales que salen a las calles para hacer valer sus derechos, así como también fomentar la igualdad, la justicia y el respeto para la comunidad. La expresión del “orgullo homosexual” se ha transformado con el tiempo, en función a la bandera que distingue al movimiento, creada por el activista Gilbert Baker en 1978. Su concepto enfatiza en los colores del arcoiris para representar a la diversidad sexogenérica y afectiva existente.
Al principio, la siglas sólo eran LGB y con los años el término se ha extendido a LGBTIQ+, que reúne las palabras lesbiana, gay, bisexual, transgénero, transexual, travesti, intersexual, queer y el símbolo de + para referir a las minorías del colectivo, que no se incluyen en la siglas, como a las personas asexuales, demisexuales y pansexuales.
De 1969 a 2023 y después de muchas marchas sí se ha visto un gran cambio en el panorama de la comunidad LGBTIQ+. El ambiente ya no es tan represivo, al grado de que parejas del mismo sexo terminen en la cárcel, pero aún falta mucho por hacer, lo que todavía persiste es la intolerancia, la discriminación y la fobia. Los numerosos casos de crímenes de odio nos hacen ver en qué estamos fallando como humanidad. La heteronorma y el machismo impiden el crecimiento de otras realidades, los sectores conservadores sólo miran hacia una dirección que nunca ha funcionado, que violenta la libertad de expresión y de ser.