Raices

- en Firmas
Lourdes Francés

La fragancia embriagadora de las flores de almendros y acacias mimosas impregnan la atmósfera algo fresca de la mañana en ese punto del oeste salmantino en la Raya entre España y Portugal que llamamos Las Arribes.

Paisajes agrestes de grandes farallones hendidos por el río Duero y colinas cultivadas en bancadas donde conviven vides, olivos, chumberas y almendros en armonía con alcornoques y encinas.

En este valle fértil de microclima tropical llamado Salto de Saucelle nací yo hace ya muchos años, en la primera casita blanca según se accede desde la vecina Hinojosa de Duero, en el complejo hoy llamado Aldeaduero.

No tengo recuerdos conscientes de aquellos dos primeros años de mi vida, pero al recorrer la valla que delimita la que un día fue mi casa, mi alma se conmueve porque reconoce dónde se asientan sus raíces, a pesar de que toda mi vida me he sentido una persona desarraigada, considerándome santanderina cuando vivía en Salamanca y salmantina cuando viajaba en vacaciones a la casa de mis abuelos en Cantabria, simplemente para disfrazar que no me sentía hija de ningún sitio.

La vida me ha enseñado que es hermoso saber que perteneces a una familia, a un clan, a una comunidad, a un equipo, a un grupo humano, a un pueblo. Es agradable sentir el calor humano tejido por el amor, la amistad, el compañerismo y la lealtad.

Ruego que nunca me falte la consciencia de los afectos que he cultivado a lo largo de mi vida y que siempre sea generosa con todas aquellas personas que en algún momento y quizá a veces de forma tangencial o inadvertida, han ocupado mis pensamientos y mi corazón.

Queridos amigos, ahora que he encontrado mis raíces, no quiero volver a sentir nunca más el desarraigo.

Autor

Cirujana Ortopédica y traumatóloga. Runner popular.