Regalar es un acto de amor que empieza en el mismo momento en el que uno decide hacerlo. Ofrecemos un obsequio, damos algo a alguien sin esperar nada a cambio, como muestra de agradecimiento o de afecto.
El que regala es el que más satisfacción recibe, pues desde el mismo momento en que uno decide ofrecer algo, todo el proceso de pensar qué obsequiar, idear cómo hacerlo, ejecutar la acción y entregar el presente, va acompañado de un pensamiento positivo y altruista, que no se empañará ni aún en el supuesto de que el regalo no sea bien recibido o entendido. En el mejor de los casos, recibiremos una efusiva manifestación de agradecimiento, que alimentará positivamente nuestro ego y nos reforzará como seres humanos que somos.
La persona que recibe el regalo se reviste de un manto de humildad y muestra su agradecimiento ante el gesto dadivoso.
A veces recibir un obsequio causa sentimientos contradictorios: por una parte agradecemos que hayan pensado en nosotros, que se hayan molestado en cavilar qué regalar, pero por otra parte podemos sentirnos decepcionados al constatar que lo que hemos recibido no tiene nada que ver con lo que somos, deseamos, sentimos o, simplemente, el regalo recibido no nos gusta.
En muchas ocasiones nos sentimos más cómodos regalando que aceptando regalos, porque sentirse decepcionados ante una expectativa ciega es bastante incómodo.
Aceptar un regalo es un arte que hay que cultivar y enseñar a nuestros hijos. Imaginemos por un momento a esa persona que nos ha pensado y nos ha creído dignos de recibir su dádiva; su gesto despertará en nosotros un sentimiento de felicidad, aunque sea efímera.
Cuando tomamos ese obsequio, por minúsculo e insignificante que parezca, algo de esa persona que regala viene envolviéndolo, y eso, queridos amigos, eso sólo se paga con una gran sonrisa, un abrazo y un Muchas Gracias.
La mayoría de los regalos son inmateriales, no cuestan dinero, pero sirven de lenitivo ante la tristeza y fealdad con las que a veces nos sorprende la vida.
En este día helador recibid mi sonrisa, mi abrazo, mi apretón de manos, mi caricia, mi beso, os los regalo.
No espero nada a cambio.
Son gratis, amigos.
