La historia de Phineas Gage, un caso revelador para la neurología

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El caso de Phineas Gage, aún a día de hoy, sigue fascinando a psiquiatras y a médicos. Hoy te contamos su historia.

Phineas Gage fue un obrero estadounidense nacido en 1823 en el Condado de Grafton. Fue en 1848, cuando solamente tenía veinticinco años, cuando su vida dio un giro por completo. Por entonces, el joven estaba trabajando como capataz en la construcción del futuro ferrocarril que conectaría las ciudades de Barlington y Vermont. El 13 de septiembre de ese mismo año, Phineas Gage se encontraba embalando una caja de explosivos cuando estos, estallaron sobre él, provocando que una barra de hierro de la infraestructura saliera volando y, a gran velocidad, atravesara su rostro desde su mejilla izquierda hasta salir por la parte superior del cráneo.

El médico que le trató acto seguido se llamaba Edward H. Williams, junto con la ayuda de otro doctor, John M. Harlow, que escribiría con posterioridad algunos estudios sobre el caso de Gage. Consiguieron detener la hemorragia, extrajeron los fragmentos de los huesos craneales y cosieron la herida. Y, contra todo pronóstico, Phineas Gage sobrevivió. Sus nervios ópticos y oculomotores quedaron muy afectados pero dadas la circunstancias, esta pudiera ser la mínima consecuencia en comparación con la gravedad del accidente.

Meses después de su recuperación, el joven se reincorporó a su puesto de trabajo, sin embargo, sus compañeros afirmaron que Gage ya no era el mismo. Si es verdad que antes del incidente era una persona cordial, responsable, amable y eficiente, ahora parecía irascible, irreverente, impaciente, irregular y grosero. Como si de otra persona se tratase.

Su caso fue estudiado en detalle y tuvo una influencia en el debate sobre la localización cerebral de las funciones superiores; en particular de la personalidad y el comportamiento social. Después de Gage, encontraron casos similares, también con lesiones del lóbulo frontal del cerebro. Harlow escribió que el hombre sufrió cambios en su intelecto, personalidad y estabilidad emocional. Se convirtió, tras el accidente, en una persona infantil, caprichosa y malhablada.

«El equilibrio o balance, -por decirlo de alguna manera-, entre sus facultades intelectuales y sus tendencias animales parecía haber sido destruido. Es inestable, irreverente y de vez en cuando se deleita con los tacos más groseros… impaciente ante cualquier freno o consejo que entre en conflicto con sus deseos. Pertinazmente obstinado, caprichoso y vacilante sobre sus planes para el futuro, que tan pronto son organizados como abandonados. Un niño en su capacidad intelectual y en sus manifestaciones», declaraba el doctor John M. Harlow en su estudio «Recovery from the passage of an iron bar through the head».

Es así como estos cambios provocaron su despido.

Tras esto, Phineas Gage tuvo varios empleos: cuidador de caballos y conductor en New Hampshire e incluso como atracción junto a la barra que le atravesó, en el museo Barnum, en Nueva York.

Finalmente, en 1860, Gage murió a causa de una retahíla de ataques epilépticos. Actualmente, su cráneo y la barra se encuentran en la Universidad de Harvard, como ejemplo para los estudiantes de medicina.

Y es que este caso ha impulsado la realización de posteriores investigaciones. En 1890, un científico alemán descubrió que los perros pueden adoptar una actitud más calmada y más tranquila si se les extrae el lóbulo temporal. También, en 1935, el médico y neurólogo, Egas Maniz, inventó la lobotomía y la implantó en un hospital de Lisboa, en Portugal. Aunque verdaderamente, esta es una práctica que no se lleva a cabo desde 1967, debido a sus procedimientos y consecuencias, altamente cuestionables.

 

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