Lleva esperándote dos siglos y medio. La Plaza Mayor de Salamanca es el espacio urbano más importante del casco histórico de la ciudad. Una gran sala de estar, el monumento más querido y vivido por los salmantinos y la puerta de entrada a la ciudad, incluso al mundo, para los forasteros; más aún el comienzo y el fin de su visita.
250 años, más que mayor de edad, la hacen poseedora de incalculables valores y significados: arte, historia, estética. Pero además es también escenario de-actividades públicas de todo tipo, mercados, corridas de toros, ajusticiamientos o paseos. Es, como ha escrito el profesor Alfonso R. G, “el corazón vivo y palpitante de la ciudad, ágora ciudadana, foro comercial y anfiteatro festivo en una pieza”.
Conocer la historia de España a través de sus genuinos medallones o los cafés, bares y terrazas donde sentarse a tomar algo son otros de sus atractivos. Porque la Plaza Mayor es el lugar por el que todo el mundo pasea, mira, y al mismo tiempo es observado. Y durante estos años ha sido y es el centro político y social y el lugar de reunión de la ciudad. De reunión, encuentro y acogida: en definitiva, la mejor puerta de acceso a los secretos de la ciudad que la ha visto nacer.
Costeada por el Ayuntamiento, la construcción de la Plaza Mayor supuso un cambio en la concepción de la ciudad, frente a lo que venía siendo un crecimiento urbano algo caótico y de corte medieval. La obra es un proyecto del arquitecto Alberto de Churriguera, quien comenzó los trabajos en 1729, aunque no fue hasta 1755 cuando Andrés García de Quiñones diera por terminado el que 180 años más tarde, en 1935, fuera declarado Monumento Nacional, por ser la Plaza Mayor «más decorada, proporcionada y armónica de todas las de su época«.
Y es que la Plaza Mayor de Salamanca supuso la culminación estética de las plazas mayores castellanas. Pese a las influencias herrerianas y renacentistas que marcan sus antecedentes (las plazas de Valladolid, Madrid o la Corredera de Córdoba), la salmantina es sin embargo una plaza singular y original. De proporciones equilibradas y decoración serena y uniforme, la Plaza Mayor es, muy probablemente, una de las más bellas plazas que existen y, a la vez, la que de un modo más claro refleja y representa la idea de lo que este tipo de espacios significan. Como afirmó Unamuno, es «el corazón henchido de sol y de aire” y al mismo tiempo, el lugar donde el sol sana, el lugar de los mil idiomas, un lujo, un placer para la vista y los sentidos.